Por Jaime Villasana Dávila
He vivido en México DF en dos momentos de mi vida. La primera de 2001 a 2005. En estos años estaba de soltero y, si bien ya estaba vinculado laboralmente en temas relacionados de ciudades y municipios, mi observación sobre la capital y su entorno urbano era distinta. Digamos de menos involucramiento porque estaba soltero y porque no pensaba quedarme mucho tiempo en ella.
En esos años la ciudad estaba en proceso de redescubrirse a sí misma nuevamente, luego de dos décadas de deterioro social, político, urbano y ambiental. La prueba más fehaciente era su Centro Histórico abandonado y sus calles invadidas.
Ya en mi segundo momento (a partir de 2012) mi estancia tiene un significado distinto, pues estoy casado, tengo un hijo y la vivo andando ocasionalmente en bicicleta, lo cual te brinda una perspectiva muy diferente a cuando se anda en auto propio o taxi.
Y son estos factores los que me han conllevado a tomar más conciencia de hechos que me frustran enormemente mientras ando por sus calles. Enseguida cito los principales:
- Automovilistas que no usan direccionales. Es un vicio nacional y en DF son campeones. Cambian de carril o dan vuelta sin anunciarlo con la respectiva direccional. El mexicano lo considera innecesario cuando es una señal de alta importancia, pues indica nuestra intención y acción. Esta muy mala práctica es el origen de atropellados, choques y mentadas de madre.
- Automovilistas que usan indebidamente carriles. De repente el automovilista de enfrente se para en un retorno para dar vuelta estando en el carril de flujo continuo, y lo hace con el ánimo de brincarse la fila del carril para dar vuelta. Esta maniobra refleja tal cual es el defeño (y el mexicano); primero yo y después yo. Por eso estamos como estamos.
- Automovilistas en movimiento y texteando en el celular. Nada más que decir. Una de las mayores estupideces del ser humano.
- Ciclistas con audífonos e incluso ¡texteando!. El incremento del uso de la bici en DF y otras ciudades mexicanas es una extraordinaria noticia. Pero así como hay cafres al volante también los hay al manubrio. Creyendo sentirse o verse “cool” mientras pedalean, este tipo de ciclistas se ponen bajo un gran riesgo y, peor, ponen también a otros.
- Transeúntes caminando por la calle. En DF es muy común ver transeúntes caminando no por la banqueta sino por la calle, pegado a los autos estacionados, principalmente en sentido contrario al flujo. Sinceramente no entiendo por qué lo hacen, pero es una pésima práctica vial.
¿Quieres que tu ciudad y México cambie? Tan sencillo como comenzar a respetar las reglas básicas de vialidad.
@jvillasanad – Facebook: jvillasanad