Hace algunos días se difundió en los medios de comunicación la nota sobre la terrible agresión que dos jugadores del equipo Necaxa; Luis Antonio Gorocito Resende y Alejandro Molina Núñez propiciaron a un joven de 22 años Luis Rodolfo Mariscal López, quien permanece en coma en una situación muy delicada donde incluso ni siquiera se puede señalar el nivel de afectación, pues desafortunadamente las lesiones en el cerebro con el tiempo van manifestándose.
Las agresiones de estos jóvenes jugadores devastadoras para Luis Rodolfo Mariscal alcanzaron también al menos a dos personas más, entre éstas una joven quien se negó a participar del acoso que los jugadores necaxistas pretendían imponerle y luego fue también violentada.
En otro caso, hace algunas semanas atrás recordaremos las agresiones que el entonces director técnico de la selección nacional de futbol, Miguel el Piojo Herrera, cuando este se lanzó a palabras y luego a golpes contra un comentarista de Televisión Azteca. Después fue despedido, sin embargo, la acentuación sobre este caso fue que no había sido eficiente en los resultados obtenidos por el equipo nacional, el mediocre desempeño más que los actos de violencia cometidos por quien ostenta una autoridad deportiva.
Revisando pues algunas notas periodísticas sobre el caso de los jugadores del equipo Necaxa, veo claramente la franca omisión de la palabra acoso callejero, hecho que da origen a las lamentables agresiones que ponen en riesgo la vida de un joven, incluso en algunos casos los medios de comunicación encubren la palabra acoso por “coqueteo”.
Es importante señalar que cuando hablamos de acoso y hostigamiento sexual existen plenamente situaciones identificadas para distinguir qué es qué. Por ejemplo, el coqueteo es algo que ocurre entre las personas, que es de mutuo acuerdo, se desprende del gusto, de un sentimiento consensuado, independiente al compromiso y desde luego que no tiene que ver con el amor y la idea que la gente tenga sobre esta emoción.
Tanto las legislaciones penales como protocolos de prevención atención y sanción de la violencia manifestada en las formas de acoso y hostigamiento sexual señalan que una cosa es el coqueteo o flirteo que es un acto voluntario, agradable y consensuado entre personas adultas y otra es el acoso sexual compuesto entre otras cosas por miradas lascivas, palabras, señas, y contextos de connotación sexual que no son deseados ni agradables, hechos cometidos contra otras personas con fines sexuales.
Así que es necesario desestimar que la violencia generada y ejercida por los jugadores del Necaxa es debido al coqueteo. Para terminar de fundamentar el acoso sexual que recibió la joven, vale decir que ella misma en su declaración señaló que los dos jugadores le comienzan a decir palabras obscenas y persistentemente buscan acercarse, ese dicho por si solo nos da ya la idea que la violencia generada por los necaxistas es de principio violencia sexual y termina siendo física contra otro joven que hoy enfrenta una situación muy grave por los actos cometidos en su contra.
Es común creer que cuando hablamos de machismo, concretamente de la violencia masculina que nos tiene como sociedad y país devastado, frecuentemente se llega a pensar que el machismo es algo que únicamente perjudica y afecta a las mujeres, al igual que se cree que la homofobia sólo afecta a homosexuales y lesbianas. Pues es falso totalmente, porque la violencia machista cada vez cobra más vidas de mujeres, pero también de otros hombres y como lo muestran las estadísticas en México, son los jóvenes quienes más mueren debido a los actos de violencia.
Para colmo, sale el director técnico del equipo Miguel de Jesús Fuentes a “defender” a los jugadores, por un lado diciendo que son los medio de comunicación quienes han sobredimensionado la trifulca que hoy tiene a los futbolistas en la cárcel y por otro diciendo qué bueno, ellos, los jugadores también son agredidos por la afición y que quizá ese fue el caso que los agredieron y ellos no tuvieron otra que responder.
Pésima forma que únicamente busca desresponsabilizar a los jugadores de los actos cometidos. Por un lado, dice que el deporte y que el futbol es un ejemplo para la niñez y por otro justifica la violencia cometida.
Estos casos recientes mencionados, sólo por tomar algunos de ejemplo, muestran que el deporte y los deportistas no están exentos de ejercer violencia devastadora, hay más casos incluso de feminicidio donde están involucrados deportistas de talla mundial, pero el punto es que la violencia contra las mujeres en el ámbito deportivo igual que en el resto de la sociedad frecuentemente busca justificarse o minimizarse y que esa violencia también toca a otros hombres que buscan frenar las primeras agresiones.
Como mujeres estamos cansadas, hartas ya de la violencia masculina, de saber que en unos días agresores como Luis Antonio Gorocito y Alejandro Molina Núñez queden libres porque la nueva autoridad a quien se le destine este caso desestime las pruebas y acusaciones y todo quede en un arreglo bajo el agua, nada extraño en la “justicia” mexicana, y también estamos hartas de que la denuncia sea por riña, y se deje de lado, se ignoren los efectos devastadores del acoso sexual en la calle cometido contra las mujeres, especialmente contra las niñas y jóvenes. Qué tristeza que haya jóvenes varones que no puedan entender que cuando una mujer dice NO es NO y que haya todo un sistema judicial y social que pase por alto la palabra y los deseos de las mujeres cuando dicen NO.
@Chuytinoco