México, a decir de Reporteros sin fronteras, es uno de los países más peligrosos del mundo para los periodistas; las amenazas y los asesinatos a manos del crimen organizado e incluso de las autoridades corruptas son cosa de todos los días y este clima de miedo, junto con la impunidad que prevalece, genera autocensura.
Apenas el 10 de julio pasado, esa organización envió una carta abierta al presidente Enrique Peña Nieto, en ocasión de la visita que realizara a Francia, para llamarle la atención respecto a la preocupante situación de la prensa en México y en particular a la violencia a la que se enfrentan los periodistas; en dicha misiva le recuerdan lo que dijera públicamente el 5 de mayo, cuando expresó su “compromiso absoluto con la libertad de expresión y el derecho a la información de los mexicanos” y agregó que “la libre manifestación de las ideas y el derecho a estar debidamente informados son fundamentales para consolidar nuestra democracia y acelerar nuestro progreso”.
Reporteros sin Fronteras tiene registrado desde el año dos mil, 86 casos de asesinato a periodistas y colaboradores de los medios de comunicación, 15 de ellos ya dentro del mandato de EPN. Con estas cifras México es considerado el país más mortífero de América para los periodistas, ocupando el lugar 148 de entre 180, de la Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa.
El 31 de julio fueron asesinados en la Ciudad de México el fotoperiodista Rubén Espinosa Becerril, una activista de derechos humanos, dos compañeras de piso y una empleada doméstica del edificio en el que fueron encontrados los cuerpos, aunque en un principio se intentó hacer creer que el móvil había sido el de robo, hay indicios de que el objetivo era callarlo.
La labor periodística consiste en desarrollar esta actividad con respeto a la verdad usando información fidedigna y verificable, descubriendo e investigando temas de interés público para sintetizarlos, jerarquizarlos y posteriormente publicarlos; ya sea en la prensa escrita, la radio, televisión o medios digitales, los periodistas son los ojos y los oídos del pueblo, y en ocasiones son también líderes de opinión que motivan conciencias, por lo cual son indispensables para que una sociedad pueda desarrollarse respetando los valores de independencia y justicia.
Debemos exigir a las autoridades que se haga una investigación exhaustiva de este caso y que se llegue a las últimas consecuencias. Ningún ilícito debe permanecer impune, pero el ataque a las y los periodistas, que desafortunadamente se presenta con frecuencia en México, tiene el agravante de atentar contra el derecho a la información de los ciudadanos y abre la puerta para la instauración de un estado totalitario.