- A partir del debate político, el PAN diseña la nueva ruta para el 2018
- La izquierda amarilla tiene que hacer una autocrítica, autoevaluación para saber qué hacer de su vida política
“El panismo no está peleado ni en conflicto, está pasando por un proceso de debate político sano y necesario”, asegura Luis Felipe Bravo Mena, ex dirigente nacional de Acción Nacional, tras ser cuestionado sobre los visibles conflictos entre Javier Corral Jurado y Ricardo Anaya Cortés, ambos aspirantes a renovar la presidencia nacional del partido.
Mientras Corral Jurado asegura la existencia de una crisis al interior del partido y que su opositor sólo es una manipulación de Gustavo Madero (actual presidente nacional), Bravo Mena indica que es parte de una estrategia política que no deben confundir los observadores con pleito, “en nuestro país hay una poca cultura de debate democrático por eso se confunde la discusión fuerte, los señalamientos contrapunteados y severos con pleitos”, a su parecer, lo que refleja el trabajo de ambos aspirantes es un debate sano y necesario para un partido democrático como lo es el PAN pues en él se “sacuden” las ideas y a partir de ahí se le da la pauta al militante para tomar una decisión sobre qué propuesta alimentará la nueva ruta del partido rumbo al 2018.
Insistió que aunque a veces se tengan tintes de ciertos distanciamientos o choques de orden personal, ambas figuras se respetan y dialogan constantemente como parte de la política ética y humanista que trabaja la institución en su ideología. “Lo que sí espero (y hago votos) porque ese debate no derive en una división”.
Para el panista existen dos vertientes entre los partidos punteros nacionales (PRI-PAN), el autoritarismo y el democrático. Mientras en el tricolor se repite la estrategia del “dedazo” tajante y sin tomar en cuenta a su militancia, en Acción Nacional se lleva un debate sano con la presentación de dos posturas totalmente distintas pero con el mismo objetivo: renovar el partido para presentar una mejor opción a la población mexicana en materia de la administración pública y gobernanza; todo ello basado en la demanda de la sociedad sobre la apertura, democracia, discusión, debate, pero sobre todo acciones no sólo promesas.
Este proceso interno nacional le permitirá al partido tener una visión prometedor a futuro, pues además de reencontrarse con lo mejor de sus líderes y estrategias ideológicas, le suman los nuevos métodos contemporáneos con valores democráticos y una visión humanista con el afán del servicio a la sociedad.
“Muchos olvidaron esa parte y no hicieron diferencia, para vergüenza de nosotros, pero de los errores se aprenden”, de ahí la necesidad de ser autocríticos para hacer frente a los errores y corregir el camino, entregar funcionarios y representantes capacitados y preparados para la administración pública y reforzados contra la corrupción.
Desde su punto de vista, la izquierda se encuentra muy confundida sobre su finalidad, propuestas y manera de actuar, el Partido de la Revolución Democrática tiene a un líder nacional al que otras fuerza no quieren ni verlo, “la izquierda amarilla tiene que, primero, hacer una autocrítica, autoevaluación para saber qué hacer de su vida política”, proyectar bien lo que pretende hacer para la siguiente etapa política del país (el 2018), “ojalá sea para bien porque el país necesita una izquierda seria, propositiva, competente, ojalá les haga bien su operación de renovación y reciclaje”.