- Resulta inadecuado ver el río San Pedro como un límite y no como una oportunidad
- Dentro de poco la saturación de espacios llevará la mancha urbana hacia la zona poniente
Si bien los anillos de circulación vehicular dan funcionalidad a la ciudad, es tiempo de reformar las ideas de desarrollo y no limitar la parte sur de la capital a la industria, y la oriente a la vivienda de interés social, pues ella no cuenta con los satisfactores necesarios para la población.
“No tenemos las fábricas, no tenemos las universidades, no tenemos las preparatorias, no tenemos vialidades, y a parte tenemos una topografía bastante accidentada. En otras ciudades los terrenos más caros son los que tienen esas vistas privilegiadas que les da la topografía. Los programas de desarrollo nos dicen: al norte la vivienda de tipo residencial y al poniente nada porque está el río San Pedro”, señaló José Luis Romero Rivera.
Las cercanías de este río, consideró el presidente del Colegio de Arquitectos, son aptas para toda clase de edificaciones: “Debemos aprender a convivir con nuestros espacios naturales, puede ser un lugar de recreación, de negocio (…). Aguascalientes puede crecer a la orilla de un río, tener desarrollos habitacionales, corporativos, comerciales”.
Dado el agotamiento de los espacios, consideró, el poniente se convertirá en espacio de plusvalía dentro del corto plazo.
–¿Qué falta para esta clase de proyectos?
–Hay que tratar de convencer a todo mundo, hay que verlo con una visión de futuro y sobre todo con una visión de beneficio colectivo. Cuando las visiones son cortas y se busca el beneficio personal los proyectos no funcionan.
“No debe faltar mucho tiempo, las tierras al norte están agotándose rápidamente. Esto también es una magnífica oportunidad para el municipio de Jesús María, con una adecuada planeación, con programas agresivos de desarrollo urbano se puede convertir en la zona más importante.”
Otro de los pendientes, aunque ahora gremial, consideró Romero, tiene que ver con la ausencia de arquitectura de refresco. Al estado le haría falta algún elemento icónico moderno.
“Aguascalientes nos remite al Jardín de San Marcos, creo que no hay más (…). Los edificios históricos no dejan de ser importantes, pero no dan una identidad actualizada (…), tendríamos que trabajar todos los que estamos inmersos en este tema por proponer una arquitectura más regionalista, sin caer en los historisismos de Los Arquitos y cosas por el estilo.”
El Puente Bicentenario, el Teatro Aguascalientes y el Museo Descubre serían “buenos intentos”, pues no parecen cuajar como referentes del aguascalentense.
–¿Qué bondades daría al estado un proyecto de esa índole?
–Básicamente la identificación, que a los que nos visitan les sea atractivo conocer el edificio, y que a los que vivimos en Aguascalientes nos genere sentido de pertenencia. Cuando uno siente que forma parte de esos proyectos los cuidamos.
“Vemos ejemplos importantísimos en la Ciudad de México, el rescate del Centro Histórico. Antes eran edificios descuidados, calles sucias, el día de hoy son las más limpias, las más seguras (…). El arquitecto tiene que intervenir proponiendo proyectos productivos, donde entendamos al propietario: yo necesito que mi finca me produzca algo, que valga algo o que pueda hacer algo.”
Será importante también conocer la opinión del Colegio de Biólogos. Si bien altamente contaminado, el río San Pedro es un ecosistema muy importante en el Estado y se debe cuidar que no se deteriore más su función ni su condición actual.
Creo que el arquitecto ha abierto nuevamente un interesante debate sobre la idea de “ciudades extendidas” o “ciudades compactas”. Es decir, si lo que nos conviene es seguir expandiendo la ciudad de Aguascalientes como hasta ahora se ha hecho o buscar alternativas innovadoras que sean más acordes al desarrollo sustentable y económico que exige la actual economía global. Por ejemplo, podría pensarse en la redensificación de ciertos espacios del centro histórico, lo cual reactivaría su economía y podría ayudar a la movilidad urbana de toda la ciudad.