Si pudiésemos remontarnos desde la Tierra a un punto del espacio en que escucháramos el gran rumor de todas las cadenas lingüísticas transmitidas por la radio, las microondas o las redes digitales por la internet que circunvalan la superficie terrestre, difícilmente podríamos identificar las ondas relativas a la difusión de la nueva tendencia, hecha ya obligatoria en México, acerca del manejo del dolor y de los cuidados paliativos, nos veríamos obligados a pronunciar: “Y sin embargo, se mueve…”. Lo que ayuda a visionar o evocar aquella otra célebre frase de la historia del conocimiento científico que versa así:
“Escribí e imprimí un libro en el cual discuto esta nueva doctrina ya condenada y presento argumentos grandemente convincentes en su favor, sin presentar ninguna solución de ellos, he sido declarado por el Santo Oficio como vehementemente sospechoso de herejía, es decir, por haber sostenido y creído que el Sol era el centro del mundo e inmóvil, y que la Tierra no era el centro y que se movía. (…) Yo, el antedicho Galileo Galilei, he abjurado, jurado, prometido y obligado a mí mismo según dicho anteriormente, y en testimonio de su veracidad he suscrito con mis propias manos el presente documento de mi abjuración y lo he recitado palabra por palabra, en Roma, en el convento de Minerva, este día 22 de junio de 1633” -Al concluir de leer su abjuración, se dice que bajo un íntimo murmullo, musitó: “… Y sin embargo se mueve” / “Eppur si muove”.
Sin que la reciente actitud bioética respecto del cuidado y tratamiento del dolor del paciente que sufre sea una doctrina condenada por un Santo Oficio, su difusión en un mar comunicativo saturado de multimillonarios mensajes se hace punto menos que impracticable, y de ahí precisamente nace el esfuerzo de afirmar: “Y sin embargo, se mueve”. Y, como señal indicativa, recuperemos un poco su breve pero importante historia:
El médico estadounidense, John J. Bonica, en 1946, y luego el doctor Duncan Alexander, en 1947, dan inicio a las primeras clínicas del dolor. Fue en 1974 que Bonica funda la IASP (International Association for the Study of Pain) como primera organización enfocada al estudio y tratamiento del dolor. En México, el doctor Vicente García Olivera es el primer mexicano que recibió el adiestramiento en EU; en 1972 se crea la primera Clínica del Dolor en México, junto con el doctor Ramón de Lille Fuentes, en el Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán. Y luego se van sucediendo otros hechos relevantes: 1990. Clínica del Dolor en Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, por el doctor Delfino Méndez. 1992, en el mes de octubre, la Clínica del Dolor del HGM fue considerada Centro Nacional de Capacitación en Clínica y Terapia del Dolor, mediante el apoyo de la Secretaría de Salud, por el doctor Jesús Kumate. 1992, en el mes de junio se pone en marcha la Clínica del Dolor en el Centro Médico Nacional HE no. 25 del IMSS, Monterrey, N.L., a cargo del doctor José Alberto Flores Cantisani. 1994, inicia labores la Clínica del Dolor en el Centro Médico Nacional en el Departamento de Oncología del IMSS, México, D.F., a cargo del doctor Jesús Villafaña.
Desde que iniciaron los programas de capacitación en clínica del dolor, en los principales institutos y centros médicos de alta especialidad existen más de 400 egresados y el número crece año tras año. Al interior del país también se van sucediendo importantes iniciativas: La del doctor Guillermo Aréchiga Ornelas del Hospital Zoquipan, la doctora Silvia Rosa Allende Pérez en el Incan. Luego, en 1999, en la ciudad de Guadalajara se crea el Centro Universitario para el Estudio y Tratamiento del Dolor y Cuidados Paliativos por la doctora Gloria Domínguez Castillejos. Existen otras unidades más nuevas como en el Hospital 20 de Noviembre del doctor Rafael Hernández Santos, o en el Hospital Infantil Federico Gómez del D.F., y en el Centro Médico Nacional siglo XXI del IMSS, Monterrey, con el doctor Alberto Flores Cantisani.
Marca un importante precedente pionero en materia de cuidados paliativos el hospital denominado Palia, en la ciudad de Guadalajara, el que en 2000 inicia el proyecto como Instituto Palia, a cargo del doctor Guillermo Aréchiga Ornelas, al que sigue en 2002, la fundación del Hospice Cristina en Guadalajara y luego el Hospice México. (Fuente: García V. Origen y Evolución de la Clínica del Dolor. Intersistemas, 2004).
De acuerdo con la IASP, la Clínica del Dolor (Pain Center) se define como: “la congregación interdisciplinaria cuyo objetivo final es el alivio del dolor, evaluando los aspectos nociceptivos y psicológicos del enfermo”. De manera que la visión integral del manejo del dolor incluye los aspectos biológicos, sociales, psicológicos y culturales. La especialidad recibe el nombre de Algología y la importancia de esta visión integral en el manejo y tratamiento del dolor consiste en incluir las necesidades del enfermo en cuanto que ser biopsicosocial y espiritual.
El reto de brindar la prestación de este tipo de servicios consiste en ofrecer a su población blanco el acceso a la tecnología y medicina avanzada para el alivio del dolor y manejo de síntomas de difícil control, por medio de la prestación de un servicio médico que cumple con estándares de calidad en el ámbito nacional e internacional. Finalmente, se entiende que toda enfermedad que no se cura o es crónica debe ser paliada (aminorar, reducir; de ahí los “cuidados paliativos”), con el solo objetivo de mejorar la calidad de vida de estos enfermos, evitando acciones que son inútiles o que están fuera de tiempo; otorgando más una atención personalizada y efectiva mediante la reorganización de recursos y ofreciendo acciones específicas. La Organización Mundial de la Salud, en su reporte técnico serie 804, Ginebra, 1990, define cuidados paliativos: Acciones orientadas al cuidado activo, global e integral de los pacientes y sus familias que padecen una enfermedad avanzada, progresiva e incurable, cuyo objetivo principal consiste en el control del dolor y los demás síntomas, apoyo emocional al núcleo familiar mejorando la calidad de vida del mismo.
Podemos concluir este excurso histórico diciendo que en Aguascalientes existe la prestación de servicios para manejo del dolor en áreas muy focalizadas dentro de las instituciones del IMSS, del Issste y algunas unidades en hospitales del Sector Salud del estado. En el ámbito de la sociedad civil existe, como ya hemos apuntado en ocasiones previas la Fundación Intervive, que está realizando una esfuerzo de fortalecimiento institucional, ya que desde hace siete años viene prestando de manera organizada y sistematizada los cuidados médico clínicos para enfermos terminales oncológicos y crónico degenerativos, en atención domiciliaria, ya que por ahora se carece de un Hospice especializado para dicha prestación.
Se puede decir, entonces, que en Aguascalientes son nacientes los servicios especializados en esta materia y que llama a la colaboración de todos, del sector público, el privado y de la sociedad civil para concurrir en esta atención clave y apremiante de la población. El equipo Intervive viene aportando también sus servicios de capacitación y formación en cuidados paliativos a personal en salud, tanto en áreas de Tanatología como propiamente dichos en C.P., siendo muestra el egreso de una veintena de médicos, enfermeras, tanatólogos, abogados, sociólogos y cuidadores de un curso recientemente concluido, cuyos participantes fueron acreditados con diplomas de dicho taller de actualización, esta semana, el 22 de julio de 2015. El Acuerdo del Consejo de Salubridad General (DOF 26/12/2014), en el apartado respectivo, dice: “Será de carácter obligatorio contar con aval educativo para el desarrollo de cursos de posgrado de cuidados paliativos y manejo del dolor; diplomados, cursos de alta especialidad, maestrías y doctorados para los profesionales de la salud de la medicina, enfermería, trabajo social, psicología, nutrición, rehabilitadores, inhalo-terapeutas y otras disciplinas afines, y para los no profesionales de la salud como cuidadores y voluntarios. La educación continua podrá ser presencial o a distancia en las plataformas virtuales avaladas por las universidades como la UNAM y otras. La promoción en las facultades de Medicina y hospitales de Alta Especialidad de cursos, talleres, foros, simposios, impartidos por profesionales en cuidados paliativos estará disponible para los profesionales interesados en la capacitación y educación continua”.