¿Perdonemos a Porfirio Díaz?   / Cinefilia con derecho - LJA Aguascalientes
15/11/2024

 

Leía en días pasados una apología de Carlos Reyes Sahagún sobre Porfirio Díaz, puesto que ese lugar que ocupa como el tercer enemigo favorito de los administradores de la historia oficial (sean quienes sean ellos) es indebido. Ciertamente a partir de la fundación del régimen revolucionario, no podía ocupar otro sitio y es que justamente el destino de todas las luchas armadas (acabadas o inacabadas) fue el México contemporáneo cimentado sobre este hito fundante que, nos guste o no, fue por muchos años el condensador de la estabilidad y desarrollo en México. Y me explico: el mismo papel que jugó don Porfirio para pacificar el país en el siglo XIX fue el que trajo, de la mano de los regímenes revolucionarios, de nueva cuenta la paz al país y con ella el desarrollo industrial de mediados del siglo pasado.

No coincido con la idea de varias revoluciones, no me parece tan notoria la multiplicidad de movimientos, al final de cuentas todos nacieron virtud a una serie de injusticias (ya sean sociales, económicas o políticas) que cuajaron en una explosión violenta; no obstante que su desarrollo tiene diversos actores con sus muy personales motivos, tuvo como puerto uno sólo: la Constitución de 1917 que junto con la revolución, insisto, fundó la estabilidad del México que hoy vivimos. Entonces ¿Cómo perdonar a ese enemigo? ¿Acaso es posible tener nuestra glasnost histórica? Porque incluso cuando nos gobernó la derecha no pudo o no quiso socavar a los héroes emanados de aquella lucha armada, tal vez no tenían justificación histórica, creo que más bien reconocieron esta idea de hito fundante en los hechos de 1910.

A 100 años de la muerte de Don Porfirio Díaz la pregunta de muchos sigue siendo la misma ¿Es hora de perdonar al también héroe de la batalla de Puebla? En la cámara de diputados de Oaxaca se comenzaron los trámites, iniciados por legisladores y descendientes del dictador para repatriar sus restos que aún descansan en el famoso panteón Montparnasse, en Francia. Es cierto que tenemos que reconocer Don Porfirio fue un gran militar y un gran estadista, dejó un legado que aún hoy perdura, sólo baste con ver las rutas del ferrocarril, las venas de acero de este país siguen siendo prácticamente las mismas que las fundadas en su periodo de gobierno. Pero también es cierto que durante su gobierno se vivieron auténticas injusticias, que lo mismo pasan por las conocidas represiones en Cananea y Río Blanco que por los indígenas de Tomochic, los Yaquis o los mayas. Las revistas Nexos y Proceso dedican este mes sendos números a analizar desde distintos puntos al exiliado, vivo y muerto, en Francia.

¿Héroe o villano? Hay una empresa de historiadores llamada Bully Magnets que se ha encargado de transformar en contenido visual o audiovisual diferentes pasajes históricos de forma divertida, entre ellos un excelente documental-animación que hicieron en asociación con Trino sobre Porfirio Díaz, con una duración 3:05, justamente contraponen las ideas y explica el maniqueísmo en torno a la figura histórica (alerta de sponsor): dos historiadores comienzan a hablar debatir, uno haciendo énfasis en lo bueno, el otro contra argumentando y viendo sólo lo malo, en tanto el excelente caricaturista jalisciense anima con sus dibujos este diálogo; se torna tan álgido el debate que de repente, fuera de la animación, el padre de El Rey Chiquito interrumpe a los narradores y les dice “Oigan y si Porfirio Díaz es pos’ nada más ahí un guey, digo, que hizo cosas buenas, que hizo cosas malas, pero pos’ todos somos humanos… o sea ni blanco y negro, sino tonos de grises”. Una excelente animación que sirve para hacer la historia más asequible, de hecho en su página web esta empresa cuenta con varios de esta clase de videos, excelente iniciativa.

En la opinión de este pobre abogado, debemos ver a Don Porfirio más que como un ser humano, como un ser histórico, en esa misma medida, no podemos pensar en la reivindicación sin tomar en cuenta los antecedentes que generaron la revolución (acabada o inacabada); es decir, sí, tenemos que regresar sus restos, reivindicarlo de ese lugar de villano en que aún se le tiene, pero sin olvidar los errores, esos gazapos que provocaron una gran guerra civil que nos intentó llevar del extremo liberalismo a la socialdemocracia, más justamente ahora en que nuestra democracia sigue en ciernes.

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