Desde las antípodas de la prudencia y el respeto al gobernante en turno se lanzan al abordaje de una aventura tan infinita como su incierto final. Corren. Vuelan. Se aceleran. Y atropellan. El verano les despierta la libido de la ambición. Repiten la desgastada frase, escasa de inteligencia y talento, para alzar el brazo: “El que aspira, respira”.
Todos aprovechan la inercia de la reciente batalla. Les excita el olor a pólvora y sangre. Se refleja en su acelerado ritmo cardiaco. Se nota en su presión alta. Los panistas se sienten atraídos por el sabor de la victoria. A los priistas les apura la hiel de las derrotas consecutivas que vienen acumulando desde 2012; sienten, con sobrada razón, que en 2016 pueden llega la gran derrota final.
Ellas y ellos se destapan. Quedan al desnudo. Muestran sus riquezas, también sus pobrezas. Al verlos como Dios los trajo al mundo: desnuditos, en ayunas y con un chingo de hambre (de poder), me recuerdan a la Diana Cazadora -sobrada de bronce, hermosura y sinuosas curvas-, que representa a la diosa Artemisa o Diana, deidad de la cacería, esculpida por el maestro Juan Fernando Olaguíbel para engalanar al Distrito Federal.
Y al majestuoso David de Miguel Ángel, la obra esculpida en mármol que hace algunos ayeres admiré por algunos minutos en la Galería de la Academia de Florencia, Italia, por su perfección en cada centímetro de sus 5.17 metros de altura.
Lorena Martínez, la exalcaldesa de Aguascalientes, reiteró por enésima ocasión la vieja aspiración abortada en 2010 por su correligionario Carlos Lozano de la Torre: “Aguascalientes está listo para una gobernadora, porque tiene una sociedad educada, informada, madura y que cada vez ejerce con más libertad su derecho al voto”.
Aunque tuvo cuidado de vacunar el destape de algún imprevisto generado por la decisión del primer priista del país; o para resguardarse ante un panorama extremadamente adverso, reflejado en las preferencias electorales hacia el PAN: “Estaré pendiente de las reglas y las convocatorias, y tomaré la decisión en el momento que corresponda”.
Batida en retirada, mamá Lorena buscaría acompañar al presidente Peña Nieto hasta el final de su mandato para brincar de la titularidad de Profeco a la candidatura a senadora.
A su vez, el senador plurinominal Miguel Romo Medina decide entrarle al aldeano chippendale tricolor al anunciar su interés de pelear la candidatura del PRI para gobernador. Ofrece la misma propuesta que lo llevó a la derrota en 2012, frente Martín Orozco Sandoval, que le ganó la senaduría de mayoría relativa: “45 años ininterrumpidos al servicio de mi país y de Aguascalientes”.
La proclama se dio al calor del parroquial desayuno con reporteros de la parroquia. El modesto discreto destape, de bajo perfil y escaso contenido programático, no correspondió a la sobrada capacidad, prestigio, talento, honorabilidad y el largo recorrido político del aspirante, quien se vio rodeado de un equipo de campaña muy parecido al conjuntado por el estudiante dispuesto a triunfar en la elección de la mesa directiva de la preparatoria particular.
El grupo operativo del suspirante deja evidencias de su inexperiencia, descuido y trabajo de temporal: por ejemplo, redacta el comunicado 77 que difunde el destape en papel membrete oficial, donde se posan, en feliz matrimonio, el escudo nacional rodeado de las palabras “Estados Unidos Nacional. Senado de la República” y el logotipo del PRI. Días después envía una fotografía que en nada favorece a la imagen de MRM, participando durante los trabajos de la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa con sede en Estrasburgo, Francia.
Desconozco las verdaderas intenciones del congresista. No sé si su deseo es auténtico. En primera instancia me parece que viene pintado de una “sospechosa naturalidad” (Oscar Wilde, dixit). Quizá pretende asegurar una diputación federal plurinominal en 2018, como moneda de cambio, al no alcanzar la nominación. O tal vez el destape fue impulsado por alguna indicación del más allá, donde ni usted ni yo tenemos acceso.
Pero, por lo pronto, Romo Medina debe recordar que para ser torero, hay que parecerlo, con cabeza, corazón, carácter, temple, valentía y una buena dotación de parné para invertir (desde ahora) en el proselitismo tricolor, sobre todo, porque viene de dos graves cornadas consecutivas de las Miuras panistas: la primera como candidato a diputado local (1995) y la segunda como candidato a senador, hace tres años.
El senador Martín Orozco Sandoval se hace presente para aclarar que en su partido también hay clases sociales: Tras el destape de la legisladora local Sylvia Garfias Cedillo, quien levantó la mano con miras a la candidatura a la presidencia municipal de Aguascalientes, el senador de la República, Martín Orozco Sandoval, se mostró sorprendido ante las aspiraciones de su correligionaria.
“Cuándo (…) se acaba de destapar Sylvia (Garfias), Mario Michaus, falta Leo (Montañez), Martha (Márquez), Israel (Sandoval), Adolfo (Suárez) y luego vamos a los regidores (…)”, expresó en tono sarcástico el panista.
Luego, tras decir que todas las aspiraciones para abanderar al Partido Acción Nacional (PAN) son bienvenidas, destacó que “es necesario tener el antecedente de un buen trabajo y la propuesta de un proyecto y no sólo alzar la voz para ver qué premio de consolación ofrecen. Sin duda, bienvenidos, todos, todos; pero también tenemos que plantear bien y medir muy bien a la sociedad que está harta y que muchos de ellos nada más se destapan ‘para ver que me toca’ y al final ese destápate es para que estés en la mesa, estés en el escenario y ver que te toca luego, ‘¿y si me destapó para gobernador o alcaldía a ver si mínimo me toca la regiduría?’, como reintegro, pero ya muy corriente” (Página 24, 02/07/2015).
Pues sí. No es lo mismo el esplendoroso papel moneda, que la estorbosa morralla.
El senador panista Fernando Herrera, por su parte, todavía no sabe si va de candidato a algún cargo de elección popular o busca el reinado de la Feria Nacional de San Marcos 2016.
Ojalá les quede claro a los partidos políticos en Aguascalientes que las candidaturas a gobernador deben ser bellas, pero también atractivas y encantadoras, para triunfar en la madre de todas las elecciones.
Porque alguien tiene que escribirlo: Se acabó el espacio.