La jaula de oro / Ciudadanía económica - LJA Aguascalientes
22/11/2024

Grecia dijo no y voló a enfrentar su suerte. Difíciles serán las condiciones que tendrá que enfrentar, como lo sería para la legendaria calandria que abandonó su jaula de oro para enfrentar los riesgos de la vida fuera de la seguridad del cómodo cautiverio, pero libre.

En estas semanas de inquietud financiera y económica, los medios masivos de comunicación nos dibujaron un panorama desolador de la economía griega. El mundo conoció una economía con alto nivel de desempleo: 26% de desempleados, muy alto para los estándares europeos. Con una planta productiva incapaz de surtir todas las necesidades básicas de la población, además de un elevado endeudamiento que obligaba a que el gobierno tuviera que eliminar una buena cantidad de servicios de la seguridad social a la que se ha acostumbrado una población donde tienen una persona pensionada en cincuenta y tres hogares de cada cien. Ante este panorama, nos decían, Grecia cometería un enorme error si rechazase el plan de reestructura de deuda que le proponía “la Troika”: la Comisión Europea (CE), el Banco Central Europeo (BCE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI).

Grecia optó democráticamente por no recibir el financiamiento para poder pagar a sus acreedores, mismos que le permitirían permanecer como proveedor de materias primas a Europa, así como fabricante de productos para la exportación, bajo la certeza de una moneda común a prueba de devaluaciones. Este escenario económico que fue rechazado con el referéndum del domingo 5 de julio, que parece seguro, libre de sobresaltos y de integración comercial con sus vecinos europeos corresponde, sin embargo, justamente al modelo económico que sumió al país en la crisis. Falta aún ver cómo reviran los países de la Comunidad Europea a esta fuga griega de la jaula y falta ver si se llega a una negociación que sea aceptable para ambas partes. El hecho es que con todo el riesgo que significaba renunciar a la comodidad, Grecia está dispuesta a afrontar el costo de la libertad económica.

La difusión de las cifras del pobre desempeño económico griego, si bien pretendían espantar a los habitantes del país helénico para evitar que triunfase el no en el referéndum y, de paso, a los habitantes de otros países que mansamente continúan bajo el modelo económico dominado por la banca internacional, provocó que muchos pudieran verse ante un espejo.

Desde que en la década de 1980 se implantó en México el modelo económico que algunos llaman neoliberal en México, el país ha perdido su soberanía alimentaria convirtiéndose en importador neto de maíz y otros granos básicos, leche y otros productos básicos, además pasar a ser dependiente de los productos procesados para alimentar tanto al ganado como a la población en general. Según se desprende de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo, la pérdida de trabajo formal en ramas de la actividad económica que se han contraído como consecuencia del llamado libre mercado, ha provocado un costo social del que casi no se habla. Actualmente, México tiene un alto desempleo, que medido con la metodología europea -para permitir una comparación válida-, asciende al 28%. A las personas que acceden a los empleos y ocupaciones existentes se les paga cada vez menos, por lo que tres de cada cuatro personas ocupadas perciben ahora menos de 210 pesos diarios, que es el nivel que debería tener el salario mínimo. El poder adquisitivo de los mexicanos sufrió un grave deterioro entre 1980 y 2009, años de alta inflación y de ajuste a la globalidad. Pero adicionalmente, en los últimos cinco años el ingreso promedio ponderado de las personas ocupadas se redujo 20% más para llegar a la cantidad de 176 pesos diarios (2.51 veces el Salario Mínimo General, SMG)

El gobierno mexicano mantiene desde hace casi dos años una campaña publicitaria en la cual remarca que el país constituye un atractivo destino para la inversión extranjera. Se recalca además que México exporta pantallas planas, automóviles y electrónicos. Incorporada en esa campaña se encuentra la descripción del modelo económico que hundió a Grecia. Para ser destino atractivo para la inversión extranjera se contrajeron los sueldos y salarios. La exportación de este tipo de productos, elaborados y armados en el país por empresas extranjeras, ha distraído los recursos físicos y de infraestructura productiva que ya no se utilizan para la producción nacional. El bienestar que vivimos, al menos en la apariencia de las cifras oficiales, son nuestra jaula de oro.

La situación crítica permitió a la población griega ver el panorama económico desde una perspectiva distinta. Les urgió a ver que no podrían seguir dependiendo de las remesas que envían sus connacionales desde Alemania, Francia o Inglaterra, que no tendrían para pagar una deuda mayor, que adquirirían al aceptar el plan de rescate propuesto por la Troika, si continuaban maquilando productos europeos en vez de desarrollar su planta productiva. Que tenían que reconstruir su sistema de pensiones y retiros, lo cual los acreedores europeos no les estaban permitiendo hacer. Que ante una situación futura de apremio económico lo único que tendrían serían billetes y monedas de Euro y, éstos -mírese como se mire- no se pueden comer.

Abandonar la jaula de oro les va a costar mucho esfuerzo y, sobre todo, requerirá unión, compromiso de los que más tienen a favor de los que menos tienen y mucha paciencia. Pero a cambio tendrán la libertad para hacerlo.


[email protected] Twitter: @jlgutierrez

 


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