Por Anthony Wayne
Embajador de los Estados Unidos
Artículo de Opinión Exclusivo para La Jornada
Durante mis cuarenta años como diplomático, he tenido el privilegio de descubrir tanto los mejores como los peores aspectos de países alrededor del mundo, incluido el mío propio. Uno de los temas más difíciles en los que he trabajado en múltiples naciones ha sido el aumento de la trata de personas. En mis casi cuatro años como Embajador en México, me he percatado agudamente de cómo el tráfico de personas es una plaga en este país y en nuestra región de la América del Norte como un todo.
La trata de personas es la explotación forzada de individuos. Es un crimen terrible cuyas víctimas se estiman en 20 millones de hombres, mujeres y niños en todo el mundo. A lo largo del planeta, las personas son sacadas de sus hogares o mantenidas en ellos por la fuerza; se les mantiene en un estado de servidumbre involuntaria en fábricas, granjas y hogares, se les compra o vende para prostituirse o se les captura para ser soldados, aunque sean niños. Este delito no ocurre en lugares aislados o en horas específicas ni se orienta a un estrecho grupo de gente. La trata de personas es la esclavitud moderna en nuestros días, y daña nuestras comunidades tanto en México como en los Estados Unidos.
Sé que muchas de las víctimas mexicanas son llevadas a Estados Unidos. De hecho, el Departamento de Estado considera a Estados Unidos, al igual que a México, como un país “de origen, de tránsito y destino de hombres, mujeres y niños, sujetos de tráfico sexual y trabajos forzados, incluido el ser sirvientes domésticos”. Los Estados Unidos evalúan los esfuerzos de otros países en combatir la trata de personas, y también evalúa los propios. Ningún gobierno es perfecto, y creemos que la autorreflexión nos pone en el camino de mejorar. Habiendo dicho eso, debe destacarse que el mejoramiento no puede darse a raíz de acciones de una sola nación, en especial cuando se trata de un problema tan global como la trata de personas.
Es por ello que nuestra Embajada en México ha enfocado muchos de sus esfuerzos bilaterales a combatir este delito. Desde que llegué a México en 2011, hemos trabajado con el gobierno de México para crear un sistema de alerta temprana para ubicar a niños desaparecidos, con base en el Sistema de Alerta Amber en los Estados Unidos. Desde que se puso en vigor en 2012, ha llevado a rescatar a más de 330 niños. Juntos hemos desarrollado y puesto en vigor programas de capacitación para cientos de oficiales de migración de México, pues ellos están con frecuencia en la línea frontal de la trata de personas. Nuestros fiscales e investigadores han tenido intercambios significativos con sus contrapartes mexicanas acerca de las mejores prácticas para luchar contra la trata de personas, y nuestras autoridades de procuración de justicia han atrapado a delincuentes de manera conjunta. Dentro de la Iniciativa Mérida, se dedican 6.5 millones de dólares a combatir la trata de personas junto con nuestros socios mexicanos. También hemos abordado este asunto con legisladores mexicanos, organizaciones no gubernamentales y otros funcionarios para hacer que las leyes sean más eficaces.
A pesar de estos esfuerzos, aún queda mucho por hacer. Se requieren recursos para tratar a las víctimas de la trata y para su reintegración a la sociedad. Bajo el nuevo sistema judicial acusatorio, el papel de la víctima es crucial para asegurar que los tratantes sean llevados ante la justicia. Por ello, nunca ha sido más importante el proporcionar servicios adecuados a los sobrevivientes. Debemos trabajar para asegurar que se proteja adecuadamente a las víctimas de manera que puedan rendir testimonio en los juzgados de manera segura, y que los investigadores y fiscales dispongan de todas las herramientas que necesitan para enjuiciar con éxito a los tratantes y a funcionarios cómplices. Las leyes deben reflejar nuestros compromisos internacionales, y el gobierno y la sociedad civil deben ser socios para abordar de manera eficaz todas estas áreas.
Cada uno de nosotros, como ciudadanos, también tenemos un papel que desempeñar para hacer la diferencia. El 30 de julio es el Día de las Naciones Unidas contra la Trata de Personas, una ocasión para que todos los gobiernos del mundo aumenten la percepción de este horrible flagelo, y para que las comunidades recuerden que todos compartimos la responsabilidad de detener la trata de personas.
Con el fin de destacar este día, la Embajada de los Estados Unidos está asociándose con la sociedad civil de México para realizar el “Rally contra la Trata de Personas” el 2 de agosto en Morelia, Michoacán. Durante el evento, los equipos van a caminar a puntos en el centro histórico de Morelia, aprendiendo acerca de la trata de personas mediante claves que los llevarán de una meta intermedia a otra. Habrá premios para los ganadores, regalos de parte de empresas que se han asociado a este esfuerzo, como Telefónica, y actividades para todos en el punto de salida, la Plaza Benito Juárez. Se trata de un evento social que favorece la integración de las organizaciones no gubernamentales con las comunidades que sirven con el fin de aumentar la percepción de un problema que es absolutamente serio.
Uno de los objetivos del rally que se llevará a cabo en Morelia el domingo próximo es educar al público sobre su papel en prevenir la trata de personas: se enfocará en cómo podemos evitar emplear a trabajadores víctimas de la trata o evitar comprar artículos producidos por este tipo de trabajadores. También enseñará a los ciudadanos comunes cómo evitar ser víctimas. Espero que usted, quien lee esto, considere asistir. Eventos como éste y la conmemoración en el ámbito internacional contribuyen a que la gente esté más enterada. Cada una de las personas que vive bajo el yugo de la esclavitud moderna es víctima de una clase de explotación que no debe tener lugar en el siglo 21, y cada una de ellas merece nuestra atención. Aunque hemos avanzado mucho en los últimos cuatro años, aún queda mucho por hacer. Juntos podemos ayudar a asegurar que el flagelo de la trata de personas sea algo del pasado.
El Rally contra la Trata de Personas tendrá lugar en Morelia, Michoacán, el domingo 2 de agosto a las 11 de la mañana. Para mayor información, favor de consultar [email protected]