Quise no tocarlo en Política For Dummies, en algún momento tuve la decisión de no meterme en temas polémicos ni ganarme enemigos de gratis. Sin embargo, las cosas se tienen que decir, alguien tiene que decirlo. La libertad de la que gozamos se imprime en la opinión que emitimos. No somos dueños de la verdad, nadie lo es. Algún día, del otro lado, conoceremos las verdades absolutas, hoy y ahora, no. Esta que emito es una opinión.
El furor que provocó Facebook con las fotos con arcoíris es digno de analizar. Una moda más de las redes sociales, en México lo que aprobó la Corte en USA se aprobó dos semanas antes y nadie dijo nada, nuestro malinchismo es notorio. Vi muchos perfiles de amigos que los he escuchado decir algún decenar de veces: puto o maricón. Vi también fotos de amigas que la libertad es su estilo de vida, lo cual me pareció congruente, también vi la mamá de dos amigos homosexuales que puso en su perfil la foto de arcoíris, lo cual me pareció valiente y muy admirable. Sin embargo, también supe y vi de otros contactos que la moda los llevó a publicar esa foto sin convicción.
Soy un convencido de las ideas de los demás, de la defensa estructurada, argumentada y congruente de los derechos humanos e incluso de animales. No tomo mucho en cuenta a los antitaurinos que comen carne, conozco de cerca la tauromaquia y los rastros. No tomo mucho en cuenta la opinión de una abortista que exige libertad y decisión sobre su cuerpo que no es independiente y que se deja influir en pensamientos políticos nada auténticos.
Respeto en cambio a los antitaurinos que discuten con argumentos, con un debate de altura, que no comen carne porque su política e ideología es la defensa de los animales. Respeto a las feministas que son feministas el cien por ciento de su vida. Condeno a las personas incongruentes, no las tomo mucho en cuenta. No le creo a una persona que haya confesado en un café que le aterraría tener hijos homosexuales y que haya puesto su bandera de arcoíris en el Facebook.
Esta discusión es cuestión de libertades, como un ser humano los homosexuales tienen el derecho de ser libres, de decidir casarse bajo las normas civiles si así lo prefieren, de decidir vivir juntos y tener los derechos de una pareja heterosexual si así lo quisieran, tienen el derecho de pasear por la calle sin que alguien los juzgue, los golpee o los apedree nada más por su preferencia sexual.
Tienen el derecho de visitar una biblioteca sin que nadie le restrinja el acceso, ese tipo de restricciones y de comportamientos son de sociedades intolerantes, con actitudes discriminantes y sinceramente, del siglo pasado.
Soy un defensor de las libertades y un opositor de la censura, la violencia y la discriminación. Sin embargo, también soy un opositor de las condenas sin justificación y razonamiento. Bien dicen: al César lo que es del César y al Dios lo que es del Dios. La iglesia no se opone a la homosexualidad, las instituciones civiles y las instituciones religiosas no se deben de mezclar. Un juicio civil es distinto e independiente a un juicio religioso y lo mismo pasa con el matrimonio, uno civil es independiente del religioso.
Como la religión no puede intervenir en temas del Estado, como en la política de seguridad, de desarrollo social, de instrumentos políticos y elecciones. Incluso es delito electoral que algún ministro de la religión invite a votar. El Estado tampoco puede intervenir en la vida interna de la iglesia, el matrimonio religioso, en este caso. Es decir, el Estado no puede obligar a la Iglesia a que institucionalice el matrimonio homosexual, eso es decisión de la Iglesia.
Me congratulo de la decisión de la Suprema Corte por avalar un derecho civil como el matrimonio a las parejas homosexuales, ese derecho les pertenece. Condeno la incongruencia de algunos activistas que sientan esa victoria como una derrota de la Iglesia, es desinformación y atacar por atacar. La Iglesia y el Estado son independientes el uno del otro. La iglesia no condena la homosexualidad, la acepta como nosotros ciudadanos de a pie debemos aceptar y respetar a cualquier ser humano.
Este artículo no es un ataque ni una defensa, es una llamada a la crítica. Un llamado a ser ciudadanos y usuarios de las redes sociales críticos. Con información y argumentos reales, no hablar desde la trinchera de la pasión que puede provocar un activismo político a favor de la homosexualidad o un conservadurismo político en contra de la misma. Seamos usuarios y ciudadanos ejemplares que eleven el debate con datos empíricos y el respeto a las distintas opiniones, no nos ceguemos por nuestros intereses, escuchemos los de los demás.
Extra. Un ejemplo claro de la desinformación: Jacobo Zabludovsky no dijo: “Hoy fue un día soleado” en TV, en 1968 ni siquiera tenía un programa en la TV. Lo corregí en Facebook y nadie debatió. Los argumentos, ataques y críticas deben tener un respaldo. Nuestra palabra está en juego.
@pochaquito