- Cambio en el sistema de comunicación de presos mejora el respeto a los derechos humanos de todos: Comisión Estatal de Derechos Humanos
- Al generar un puente entre el que llama y el que la recibe, se prevén extorsiones, presiones y otros delitos
Durante el primer semestre del año en curso la Comisión Estatal de Derechos Humanos recibió algunas quejas de internos de los Centros de Readaptación Social (Cereso) debido al cambio que se tuvo en el sistema telefónico y método de comunicación; el ombudsman de Aguascalientes, Jesús Eduardo Martín Jáuregui, explicó ya haberse analizado la investigación y respondido a los quejosos.
Debido a que fue descubierto que el sistema de telefonía que se tenía anteriormente permitía hacer una especie de puente para que no se detectara que las llamadas salían del Cereso, las autoridades decidieron cambiarlo con un nuevo método funcional donde la persona que la recibe primero es notificada y cuestionada si quiere aceptar la llamada; los internos decían que atentaba contra su derecho a comunicarse, pero cuando la CEDH lo analizó, encontraron que era la mejor manera de respetar dicha garantía constitucional, pero también los derechos de terceros, puesto que de esta manera se prevén las extorsiones, presiones de reos o algún otro tipo de delito.
“Esto ya tiene meses, sucedió cuando todavía estaba el general Eddy, sólo que ya encontramos la razón justificada de ese cambio”, aunque la comunicación del interno podría tardarse un poco más por el tema del puente preventivo, este método garantiza que la persona esté comunicada y quien recibe las llamadas no pueda ser afectada con alguna agresión.
Desde su perspectiva, el sistema penitenciario no está “mal hecho”, como ahora lo han manifestado múltiples figuras políticas a causa de la fuga de Joaquín el Chapo Guzmán, sino que hay una ausencia de mecanismos de control eficientes para evitar la construcción de túneles o cualquier forma de huida; para Martín Jáuregui, este asunto se trata más de una ineficiencia y mala aplicación de las técnicas, el no respetar los protocolos de vigilancia y el relajamiento de ellos: “eso hace que se piense que no pasa nada pero termina por pasar justo eso”.
Desde cualquier perspectiva: jurídica, académica o de derechos humanos, esta fuga es inadmisible, pues demuestra una vez más la existencia de una fortalecida red de corrupción, no tanto en materia de cohecho o de cooptar a la gente, sino de descuido, falta de atención y de no seguir los protocolos correspondientes.