Cuando el divorcio nos alcance / La fórmula del café con leche - LJA Aguascalientes
21/11/2024

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Frase popular a manera de chascarrillo

Hace algunos días, departiendo con amigos en uno de los céntricos cafés de la ciudad, comentábamos acerca de la reciente reforma al código civil mediante la que conceden mayores facilidades y sobre todo prontitud al engorroso, tortuoso y desgastante proceso de divorcio.

Pocas, pero contundentes reacciones, concitó esta modificación aprobada por los diputados locales, que más allá de dogmas, principios y actos de fe en torno a la preservación de la familia, en realidad existe postura mucho más práctica que no arguye con cosmovisiones conservadoras o progresistas, sino que tiene que ver más con el sentido común.

Por ello, quiero referirme a uno de los comentarios que generaron, en aquella mesa de café, profundas carcajadas tras de las cuales sobrevino la siguiente reflexión a propósito de que ahora será más fácil y rápido conseguir el divorcio en Aguascalientes:

“El Estado debería poner más trabas para casarse que para divorciarse”

Y lo que fue expresado a manera de chascarrillo, en realidad lo que esconde esta sencilla frase es toda una realidad que pone a pensar y a reflexionar con seriedad, hasta qué punto ha llegado nuestra sociedad que considera a la figura matrimonial como un tema más social, más de foto (como dicen los políticos), que la importancia que en realidad tiene desde cualquier perspectiva.


Las motivaciones que llevan a las parejas a contraer matrimonio son muchas y de muy diversa índole, así como las razones para disolver ese vínculo. Al final de cuentas son actos de libertad que nadie debe y puede juzgar.

Si consideramos que la familia es la base para la construcción de la sociedad, y que sobre esta estructura organizativa se sustenta mucho del quehacer del Estado, entonces debemos todos de trabajar para mantener a la sociedad saludable y ello se logrará en la medida en que las familias estén unidas y que gocen de buena salud en todos sentidos.

Entonces pues, si estamos de acuerdo en la necesidad de preservar a la familia, uno de los ingredientes esenciales desde el punto de vista civil es el matrimonio, por tanto, el vínculo matrimonial deberá preservarse lo más posible, siempre y cuando sea saludable para la pareja y para los hijos, de lo contrario, la solución será, sin duda, la disolución del matrimonio. Cada año el registro civil da trámite a 20 divorcios por cada cien matrimonios y la duración promedio del vínculo matrimonial es de once años.

Dado lo anterior, en realidad no resulta descabellada la frase construida en el café: “El Estado debería poner más trabas para casarse que para divorciarse”

Consideremos por un momento que, si para contraer matrimonio el registro civil montara todo un procedimiento largo, tortuoso y complicado, lleno de requisitos, trabas, testimoniales y pruebas del interés o el amor que se dicen tener.

Que en lugar de llegar al registro, a alinearse en la fila, pagar 290 pesos y esperar turno para entregar documentos y protocolizar la unión, en un trámite que no demora -con mucha suerte- más de 30 minutos, o bien regresar al día siguiente a recoger el acta, si en lugar de eso el Registro Civil iniciara todo un procedimiento comprobatorio, para poner a prueba a los futuros contrayentes en su intención de unirse en matrimonio. Será que ¿tendríamos como resultado más matrimonios convencidos y por tanto menos divorcios?

Para saber a ciencia cierta sólo habría una forma de saberlo, y es aplicando esta estrategia y sentarnos a esperar unos años para medir estadísticamente el impacto de volver el trámite del matrimonio un verdadero infierno, y al divorcio, en el paraíso mismo…

 


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