Crisis económica en Grecia, ¿efecto neoliberal? / De política, una opinión - LJA Aguascalientes
26/04/2025

El pasado 30 de junio, el gobierno de Grecia dejó de pagar la cantidad de 1,600 millones de euros como abono para la liquidación de su deuda; de esta forma entró en suspensión de pagos, al no llegar a un nuevo acuerdo con los acreedores europeos. El escenario actual de la sociedad griega presenta características que son importante considerar, para acercarnos un poco en el conocimiento de una realidad que han padecido muchos países, incluido México, cuando la contratación y el manejo de deudas ahoga las finanzas de sus gobiernos.

En la información común escuchamos hablar de la ‘deuda griega’, y pensamos que es la economía de su sociedad la que está directamente en problemas. De ahí la importancia de separar la economía de la sociedad, de las finanzas públicas de su gobierno. Pareciera innecesario decir que son los gobiernos de los países, como ahora lo es el de Grecia, los que contratan créditos, para, después, con un programa de fechas de pagos, hacer la devolución del dinero, cubriendo el capital de deuda más los intereses respectivos. No es, por lo tanto, de la sociedad o de su sector empresarial -que también contratan créditos y también tienen sus fechas de vencimiento para hacer pagos-, del que se habla en ocasiones como ésta.

Es el gobierno el que, en su tesorería, no cuenta con la cantidad necesaria para hacer el pago de euros correspondiente. De entrada, entonces, es importante distinguir la economía de la sociedad -que frecuentemente no es la que está en problemas-, de las finanzas públicas de un gobierno -que frecuentemente son las que sí están en problemas-.

También es necesario señalar la relación simbiótica que tiene la economía de una sociedad con las finanzas públicas del gobierno: significa que los recursos financieros con los que los gobiernos desarrollan sus programas de trabajo para gobernar la sociedad, son proporcionados por la economía de la sociedad. De esta manera la economía de la sociedad, proporciona al gobierno -vía impuestos y tributos-, una determinada cantidad de recursos financieros para el gasto público.

Consecuentemente, si la economía de la sociedad está sana y en crecimiento, el gobierno podrá recibir esa determinada cantidad de recursos sin problemas; pero, si la economía tiene dificultades o problemas en su funcionamiento, evidentemente los recursos tributarios e impositivos no fluirán con suficiencia. Aquí encontramos un punto extremadamente clave: si el gobierno maneja con responsabilidad los recursos que recibe de la economía de la sociedad, finalmente ‘no meterá en problemas’ a ésta; pero si el gobierno no mantiene la disciplina y el equilibrio financiero, la consecuencia inevitable será ‘meter en problemas’ a la sociedad.

La pregunta, también clave, es si la obligación de los gobiernos por proteger y salvaguardar la calidad de vida de los sectores vulnerables de la sociedad, ¿justifica los desequilibrios y desórdenes financieros de un gobierno? o, ¿existen alternativas económicas para lograr el apoyo a estos sectores poblacionales, sin terminar por causarles mayores daños de los que pretendían librarlos?

En las últimas décadas, particularmente en algunas regiones del planeta como fue Latinoamérica, muchos países han tenido problemas de endeudamiento como los que ahora tiene Grecia; como contraparte, también encontramos simultáneamente otros países, los acreedores, que -no siempre bien intencionados-, han contribuido al crecimiento de las deudas de los países deudores.

También aquí, considero, es importante hacer una diferencia: una cosa es el endeudamiento manejable de un gobierno por necesidades de crecimiento económico de su sociedad, y otra es el endeudamiento por desórdenes, corrupciones y desequilibrios financieros de los gobernantes. Aparejado a esta diferencia, es necesario también exponer los efectos que se dan en las instituciones financieras acreedoras, públicas y privadas, que, básicamente consisten en la no recuperación de los créditos otorgados a los países, para seguir funcionando como tales, mencionando al Fondo Monetario Internacional y al Banco Central Europeo y a los bancos privados europeos.

Para avanzar en el estudio de las deudas de los gobiernos, no podemos quedarnos solamente en el punto de señalar a los países e instituciones financieras acreedoras, como principales culpables de los problemas de los países endeudados. Como tampoco podemos señalar a estos gobiernos como los principales responsables de sus problemas financieros, sin tomar en cuenta el rápido e irresponsable- otorgamiento de créditos con altas tasas de interés que hicieron los acreedores.


Sin embargo, existe un punto que es claro: que los gobiernos se manejen con responsabilidad y sin corrupción. El punto referente lo podemos tomar de nuestras finanzas personales: por más ‘créditos preautorizados’ que nos ofrecen los bancos, no debemos dejar de lado nuestro equilibrio financiero familiar.

En las décadas de los 70 y 80 observamos las grandes movilizaciones nacionales latinoamericanas -como ahora sucede en Grecia-, repudiando las políticas del FMI y del llamado Consenso de Washington; aquellas políticas llamaban a los gobiernos, entre varios otros puntos, a disminuir los déficits públicos, incentivar el crecimiento económico, equilibrar sus esquemas tributarios, aplicar con racionalidad las políticas sociales, y privatizar empresas (la función de los gobiernos, valga la redundancia, es gobernar -ser actor y autoridad en el ámbito de la política y de la organización del desarrollo económico de la sociedad-, y no el ser otro empresario más).

Aquí se inició el calificativo de ‘políticas neoliberales’. No obstante, de nuevo es oportuno distinguir entre el necesario reordenamiento de las finanzas gubernamentales, que implicarían un ejercicio acertado de recursos a favor de los segmentos sociales desprotegidos, de lo que sería continuar con ejercicios financieros gubernamentales que encubran -bajo el pretexto de ayuda social- la corrupción, el desorden y el despilfarro, como lo vimos durante muchos años en México (la abundancia petrolera no impidió el mayor endeudamiento gubernamental de la historia).

Hoy es el FMI, a través de su directora gerente, quien está proponiendo un tercer rescate para el gobierno griego, así como una obligada y justificada ‘quita’ a su deuda; la sociedad griega resolverá hoy si acepta o no la propuesta.


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