Ya hemos platicado en Bocadillo acerca de lo excelente que es Girls de HBO. Dejando un tanto de lado los guiones de Lena Dunham y toda la atmósfera de ser joven, idiota y vivir tus veintes de la manera más tarada, hay un elemento del show que definitivamente es el breakthrough: Adam Driver. Su interpretación ha sido algo rara, empezó como una especie de orangután abusivo al personaje de Hannah para luego volverse un acosador que final resultó en el novio de ensueño para muchas mujeres fuera de la pantalla. Ahora el hombre está en Star Wars, una película mala con Tina Fey y todas las indies que te puedas imaginar.
Driver ya había trabajado con el enorme Noah Bauchman en Frances Ha, una película hermosa con Greta Gerwig que es criminalmente poco conocida. Así como supuestamente Jesse Eisenberg interpreta por siempre al tipo cocky que habla rápido, al parecer ha habido comodidad al castear a Driver como un sujeto bien intencionado que en el camino a sus metas resulta ser un adorable patán. Precisamente, así es su interpretación en While We’re Young, como un joven director de documentales que al parecer se siente cómodo siendo el protegido de un chavorruco encarnado por Ben Stiller, en su habitual papel de hombre nervioso y minorizado.
La premisa de While We’re Young me sonaba parecida, entre muchas, a la de Neighbors con Seth Rogen y James Franco. Lo curioso es que no es un enfrentamiento como el de De Niro y Stiller en Fockers, sino que aquellos actores que salían como la juventud ya están cuarentones y ojerosos. Bueno, Rogen tiene el super poder ser casteado como un tipo de 37 años desde que tenía 25, mientras que Stiller tiene 50 y todavía sale de adulto joven. Ahora que lo recuerdo, en Duplex (dirigida por Danny DeVito, protagonizada por Stiller y Barrymore) también hay una lucha de generaciones, de los recién casados contra la tercera edad.
En WWY vemos a una pareja de chavorrucos blancos y holgados económicamente (Stiller y Naomi Watts), que habitan en un departamento de ensueño en Brooklyn, tienen trabajos artísticos, escuchan podcasts de NPR en sus iPhones con audífonos baratos, salen a cenar seguido, toman vino y duermen antes de las 11:00 pm. No son dos cincuentones o un matrimonio cuyos hijos han trastornado su vida social o profesional, a diferencia de las de sus amigos con hijos de los cuales se han alejado por celos al bebé. La contraparte (Driver y Amanda Seyfried) compran viniles, usan audífonos caros en aparatos HiFi, acumulan estantes con VHS, usan máquinas de escribir demasiado viejas, construyen sus propios muebles, preparan helado artesanal y tienen roomies aunque estén casados y con dinero. ¿Los viejos ya son más hipsters que los jóvenes? Más bien los chavorrucos ¿El joven se esfuerza bastante por rechazar una vida convencional? Son demasiado faroles. Somos.
El corazón de la trama se basa en que el joven con hambre de grandeza encuentra un atajo al éxito alabando al documentalista experimentado y con conexiones, pero cansado y estancado. Al sentirse útil o admirado (algo en lo que todos caemos) fácilmente cae en la narrativa envolvente del joven para que le sean abiertas las puertas a la fama. Todos queremos un mentor pero también buscamos un protegido. Algunas veces lo aceptamos aunque solamente nos están usando.
“Así me suelo sentir”, dije con el corazón en el clímax de la historia. El personaje de Stiller expone toda la mierda de su alumno y nadie hace nada. Qué importa, mintió pero el resultado es el mismo, dice una figura de autoridad. Eso me caló en el corazón. ¿Cuántas veces no denuncias toda la basura de alguien para que los demás solamente levanten los hombres y sigan comiendo?
Bocadillo: La película no está en Netflix ni llegó al cine, tal vez la encuentras en DVD o Popcorn Time. Realízate un favor y ve Frances Ha, esa sí está en streaming. Me agradeces por Twitter.
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