Piel curtida / La seducción del poder por la violencia - LJA Aguascalientes
15/11/2024

Escuché decir que el poder enamora y en nuestro país el crimen organizado ha seducido y embelesado a varias personas, y no solamente al ser un gran receptor de los individuos en el rezago educativo, social y político que por una rápida fortuna hacen el trabajo sucio de otros a quemarropa; sino que el poder por la violencia y la intimidación se ha transformado en uno de los valores de gran proliferación entre la sociedad, que también se ha fermentado por las exigencias de opulencia y hacerla visible. Aunque tenemos el derecho a buscar una mejor calidad de vida, un hogar propio y un automóvil -muy necesario ante un sistema de transporte público deficiente-, así como defendernos y proteger a nuestros seres queridos, lo que no podemos permitir es incentivar entre los niños, niñas y adolescentes el deseo por la acumulación, y la violencia, como instrumento para hacerse respetar y “ser alguien”, aún sobre cualquier otra persona, ya sea de forma individualista o para honrar a la familia.

Por ello se requiere de una conciencia de clase: reconocer la posición en la que nos encontramos, tanto las oportunidades como las limitantes y carencias; para actuar en busca de una vida mejor, pero también conscientes de las circunstancias de los demás. Si usted está leyendo esto, seguramente es de un grupo social con ciertos privilegios, de lo contrario estaría más preocupado por qué comerá mañana en vez de consultar lo que un hijo de vecino quiere manifestar; si es de una sector realmente vulnerable, permítame decir que su lectura es un gran honor y espero que este texto no parezca tan superfluo ante las fatídicas realidades que no logramos observar; y si usted es de una posición socioeconómica acomodada, aplaudo que no haya dado vuelta a la página pensando en que la violencia no le incumbe o es cosa de “marginados”.

Varios sucesos han cimbrado a la población del país: menores de edad jugando con armas de fuego en Aguascalientes, al secuestro en Chihuahua, a la violación en Tamaulipas. Aunque no se puede afirmar que este tipo de prácticas nunca se hayan presentado antes, sino que los casos de violencia “de barrio” simplemente quedaban en lo local, pero ahora con los medios digitales, la información se comparte más rápido y tiene mayor alcance, lo cual implica que los medios de comunicación tradicionales capitalicen el morbo, el miedo y la indignación que se disemina por el ciberespacio. Sin embargo, también debemos de reconocer que los actos de violencia se presentan con mayor frecuencia en personas cada vez más jóvenes, lo cual también es resultado de la cultura del crimen organizado, la violencia por civiles y por el Estado, así como las tensiones contra el desarrollo de la promoción de la perspectiva de género en busca de conservar los espacios que la nociva masculinidad había conquistado.

Desde el 2006 la sangre y la muerte a causa del crimen organizado ha sido una constante en México, y en Aguascalientes especialmente desde el Jueves Negro, el 15 de febrero de 2007, cuando se realizaron las primeras ejecuciones públicas de violencia extrema en el estado; es así que desde hace nueve años la violencia ha demostrado su poder y las ganancias del terror, con imaginarios desvirtuados de tejanas, trocas del año, Buchanan’s y súper modelos, pues aunque esto forma parte de la cultura del narco, sólo es una realidad cercana a los líderes, no a los miles de intermediarios, sicarios y mandaderos. Sin embargo, esto no es únicamente responsabilidad de los medios de comunicación y la publicidad, pues es absurdo pensar que si un menor de edad ve Superman se tirará por la ventana para volar, sino que existen otros espacios vulnerables ante la seducción del poder por la violencia. La familia también tiene un amplio trabajo, como el incentivar el diálogo para generar acuerdos y resolver conflictos, el recurrir a las instancias y mecanismos pertinentes para defenderse ante agresiones y ratificar que una cosa es la defensa y otra la venganza o la violencia; y especialmente se debe poner atención en los jóvenes varones, pues tradicionalmente se le ha formado bajo las ideas de la fuerza física, el poder económico y el hacerse respetar por la intimidación para ser Hombre. Recuerdo que fuera de una casa vi a un adolescente pisar el abdomen de su hermano tirado boca arriba, sobre el suelo, mientras que gritaba adolorido, el tipo mayor se burlaba y una mujer sentada bajo el marco de la puerta simplemente le decía “hágase hombrecito”.

Si bien, la familia es un elemento sustancial para la educación de las personas e instruirlos en el respecto a los demás, la convivencia y el apoyo mutuo, no es posible esclavizar a los menores de edad; salen a la escuela, a la calle, se reúnen con amigos, interactúan con extraños; como sociedad somos responsables, muchas veces por omisión, de promover el hambre de poder por la fuerza. Últimamente me he enfrentado a críticas por no tener un carácter duro, por no lograr adquirir un automóvil, y aunque sería fácil insertarme en actividades ilícitas y hacerme el machito, estoy consciente del daño que se puede realizar contra los demás, contra los que uno quiere y contra uno mismo. Pero ¿qué ocurre con los seres humanos en pleno proceso de observar, reflexionar y reconocer lo que les rodea? ¿Por qué la necesidad de demostrar hombría ante los compañeritos al tomar un rifle?, ¿qué estamos omitiendo o replicando para que los menores de edad piensen que una violación es un acto común e impune que puede jugarse con ello?, ¿qué estamos haciendo para exacerbar y hacer provocativo el jugar al secuestro? Siempre podremos encontrar culpables, en especial en aquellos de los que estamos lejanos, pero la violencia y la corrupción por una visión tergiversada sobre el poder es un asunto que nos compete a cada una de las personas que poblamos esta tierra.

Algunas recomendaciones son el realizar ejercicios de introspección para desarrollar una conciencia de clase, que no es sinónimo de ser conformista, sino de reconocer las necesidades y el dolor de los demás, los recursos con los que contamos y actuar desde nuestra posición para el bien común. Por otra parte, también debemos de poner atención en las formas en que promovemos el machismo, el desquitarse o “demostrarles” a los demás que con nosotros no se juega; aunque actualmente es necesario contar con habilidades para la defensa personal, también el ratificar su significado y utilidad, únicamente ante agresiones y situaciones de riesgo, no como una forma para hacerse el jefe del grupito. Asimismo, no es necesario que ocultemos las circunstancias por las que atraviesa el país, pero en vez de sólo aplaudir al amarillismo y difundir el morbo gráfico, también informemos del daño que genera la violencia, y no sólo hagamos escarnio de los caídos por el crimen organizado, sino que también evidenciemos que algunos aprovecharon las situaciones precarias a las que se enfrentaban otros para utilizarnos de manera execrable sin consideraciones a pesar de jurar “protección”. Los padecimientos que sufre nuestro país no se resolverán haciendo exorcismos u orando, ni buscando a los familiares de criminales para dilapidarlos, sino que es menester aplicar acciones y generar un cambio de mentalidad para reducir la belleza del poder por la violencia que ya nos lleva varios años de delantera.

 

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Twitter: @m_acevez


 


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