El pasado fin de semana estuve pensando distraídamente en algunos músicos de la escena internacional del rock que han traicionado sus más radicales posturas o los fundamentos en los que se iniciaron en la música, y que con el paso del tiempo, el delicioso sabor del éxito y los incuestionables encantos del dinero, los han hecho rendirse a las directrices e intereses de la mercadotecnia. Sin duda hay varios en esta situación, quizás en este momento, al leer las presentes líneas, lo que agradezco inmensamente, se te vengan a la mente una serie de nombres de rocanroleros que han sucumbido dócilmente a la tentación. Sí, sin duda hay varios, pero yo te propongo que ubiquemos nuestra atención en dos de ellos, me parece, salvo tu mejor, que son los dos ejemplos más elocuentes en lo que pretendo en este banquete, uno es bajista, en sus inicios hizo excelente música, más o menos algo que arbitrariamente podríamos llamar jazz rock con la banda Chicago, allá a principios de los años setenta, evidentemente me refiero a Peter Cetera que en la primera etapa de Chicago dejó constancia de ser un bajista muy solvente, agresivo, áspero, ácido, técnicamente irreprochable y con un sentido muy claro de lo que quería en la música. Sus argumentos musicales de aquellos años nos sorprenderían mucho si nuestras referencias de Peter Cetera no van más allá de “It’s hard to say I’m sorry” con Chicago, o “Glory of love” en su producción solista, baladas dulzonas, medio empalagosas sin mayor pretensión que la de vender una buena cantidad de copias ignorando lo que había hecho en la mejor etapa de la banda Chicago. Hace unas semanas, de hecho cuando Chicago nos visitó aquí en Aguascalientes, me puse a repasar la discografía de tan impresionante entidad musical y algunos vídeos, sobre todo aquellos en donde estaba el guitarrista Terry Kath, viendo el vídeo de la canción “Twenty five or six to four”, me parecía inverosímil escuchar el poderoso bajo de Peter Cetera, incluso verlo a él, su aspecto físico era otro, y no me refiero, por supuesto, a la evidente diferencia que marca el paso del tiempo en nuestro cuerpo, sino a lo que nuestras posturas, nuestra manera de vestir y otras cosas más están expresando, esa elocuencia no expresada con palabras, el lenguaje del cuerpo, de la ropa, del peinado, de la forma en la que se para en el escenario y arranca esas líneas de bajo por demás convincentes, y después lo vemos sometido a la mercadotecnia, con sus ojos de borrego a medio morir cantando delicadamente esas baladas que nos arrancan bostezos, al menos para quienes aquellos primeros discos de la banda Chicago marcaron nuestras vidas de manera indeleble, por ejemplo, el primer disco, Chicago Transit Authority, una joyita, uno de los mejores discos en la historia del rock sin la menor duda.
Por otro lado está Phil Collins, un baterista de primera línea, de repente solemos soslayar su trabajo en la batería, esto debido posiblemente a que la música que él ha hecho en sus más recientes producciones no trabajó desde el banquillo de los tambores, lo ha hecho como cantante, pero aunque hubiera sido así, esa música no exige realmente mucho ni al baterista ni a cualquiera de los músicos, es decir, no hay que ser un virtuoso para tocar lo que Phil Collins ha hecho en sus más recientes trabajos, ni como solista ni en Genesis. Sin embargo, no podemos juzgar a Phil Collins por lo hecho, digamos, a partir de mediados de los años ochenta a la fecha. Antes de esto, Phil Collins integró el mejor Genesis de su historia y concibió uno de los más grandes monumentos del rock progresivo, los primeros siete discos de Genesis son sin duda los mejores en la discografía de esta agrupación, el primero, From Genesis to Revelation, todavía sin definir muy bien su perfil como grupo de rock progresivo con baladas que suenan muy al estilo de Bee Gees en la época de “Melody”, “I started the joke”, “Cherry red” o “Run to me”. Aquí todavía no estaban ni Phil Collins ni el guitarrista Steve Hackett, en su lugar encontramos, respectivamente, al baterista Chris Stewart y Anthony Philips en la guitarra. Para el segundo álbum, Trespass, ya podemos leer en los créditos el nombre de Steve Hackett, pero no el de Phil Collins, que aparece hasta el tercer disco, una obra maestra llamada Nursery Cryme, a partir de este momento, y en los discos Foxtrot, Génesis Live, Selling England by the Pound, y The Lamb lies Down on Broadway, Genesis queda conformado por esta alineación que le da vida inmortal en el mundo de la música: Gabriel, Hackett, Rutherford, Banks y Collins, pero después de tres discos que Genesis grabó ya sin su cantante y fundador Peter Gabriel, Trick of the Trail, Wind and Wuthering, y el doble en vivo Seconds Out, Phil Collins empezó a coquetear con formas más comerciales que lo alejan años luz de lo que originalmente había hecho, digamos en aquellos primeros diez discos de la banda que lo proyectó a la inmortalidad, tanto en el grupo que finalmente quedó conformado como trío con Mike Rutherford, Tony Banks y Phil Collins, como en su vida solista.
¿Cuál de los dos, Peter Cetera o Phil Collins, ha violado más los fundamentos musicales que les dieron vida inmortal? Tú tienes la mejor opinión.
Repito una frase que no me pertenece;” seremos mejores personas cuando dejemos de cuestionar la música de Collins”. Phil Collins es un genio, pero hay que entender que hay personas que no pueden con éso.
La verdad es que sí Cassy!! Phil Collins es de una generación de músicos que en verdad tomaban en serio su arte, Tal vez su música podrá ser comercial, pero de mejor calidad que la música de otros que se hacen llamar “cantantes”, y el adjetivo le queda muy grande!! Saludos!!
Coincido. Más lo escucho y más descubro, en letras, en acordes y en los arreglos que hizo para otros músicos. Saludos.
Creo que Peter Cetera sí se volvió muy meloso comercial ochentero, su estilo en los 80 dista mucho del Chicago de los 60 y 70, pero hay que considerar que los gloriosos ochentas dejaban dos opciones a las bandas veteranas… o renovarse o morir!! Y creo que muchos grandes grupos de los 70s lograron encajar bien con el nuevo estilo. En cuanto a Phil Collins, su música ha sido muy subestimada. Tengo su discografía completa y puedo decir que, dejando de lado los temas más tediosos que programan las radioemisoras, Phil tiene muy buen material. Uno de sus álbumes menos conocidos es el Both Sides, de 1993, un muy buen disco que se sale del estilo que lo dio a conocer. En … But Seriously también hay muy buenos temas. Creo que los dos han pecado de volverse comerciales, pero la música de Phil Collins es muy elegante y, curiosamente, está influenciada en el sonido Motown de los 60s. Y siendo objetivo, su álbum de 2002 Testify es muy mediocre, ya que, la produccion no corrió a cargo de Collins.