El trabajo es la mejor política social
Alicia Kirchner, ministra de Desarrollo Social de Argentina
Finalmente, y tras décadas de fracasos en el modelo laboral, producto del neoliberalismo de la economía, finalmente hoy comienza en el mundo un debate sobre el futuro de lo que serán las nuevas relaciones laborales.
Al iniciar este mes, en el marco de la 104 sesión de la Conferencia Internacional del Trabajo, en Ginebra, el director general de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), Guy Ryder, propuso lanzar un debate internacional sobre los desafíos que plantea el futuro del trabajo. Ante delegados de unos 185 países, puso el tema en la mesa de debates, dado que en prácticamente todas las naciones el actual esquema laboral ha probado su ineficiencia.
Diversos cambios se han presentado en las dinámicas del mercado laboral y las estrategias empresariales, tales como un aumento del perfil educativo exigido, frente al insuficiente nivel salarial que no alcanza para mantener un promedio de nivel de vida digna.
El surgimiento de modelos laborales que hacen cada vez más vulnerables a los trabajadores, como es el caso del desarrollo de actividades de servicios con horarios intermitentes, relaciones obrero-patronales endebles, contrataciones temporales y la disminución de la cobertura de seguridad social, hacen replantear a profundidad el modelo. En pocas palabras, la precarización laboral bajo diferentes modalidades de contratación con la disminución de la cobertura y la calidad de la seguridad social.
Aquí la buena noticia es que en el seno de la OIT ya se lanzó la convocatoria y aunque los resultados se verán dentro de algunos años más, al menos comienza a generarse consensos en el sentido de que será insoportable para las empresas y las naciones sostener un modelo de generación de riqueza con una distribución inequitativa, como lo es en la actualidad.
La propuesta del presidente de la OIT, para iniciar el debate mundial sobre el futuro de las nuevas relaciones laborales, la circunscribió en temas muy específicos: de empleo, equidad, seguridad humana, movilidad laboral y diálogo social, que deberían ser abordados por una iniciativa sobre el futuro del trabajo, son también tópicos clave para el diseño de políticas en nuestro tiempo, lo planteó Ryder a unos cuatro mil delegados de gobiernos y de organizaciones de trabajadores y de empleadores.
La iniciativa propuesta sobre El Futuro del Trabajo estaría estructurada en torno a cuatro conversaciones: trabajo y sociedad, la organización del trabajo y la producción, trabajo decente para todos y la gobernanza del trabajo. Posteriormente, una comisión de alto nivel sobre el futuro del trabajo preparará un informe global que será presentado a la Conferencia de los 100 años de la OIT en 2019.
Ryder pidió a los delegados “estar atentos a los agentes de cambio en el largo plazo, las mega tendencias transformadoras y las implicaciones para los objetivos que queremos lograr como una OIT que entra en su segundo siglo de vida”.
Otro tema que se agrega a este fenómeno es que de acuerdo con la última edición del informe Perspectivas sociales y del empleo en el mundo 2015, en 2014 había 201 millones de personas desempleadas, 30 millones más que al iniciarse la crisis internacional en 2008. Por otra parte, habrá que enfrentar el difícil reto de generar puestos de trabajo para unas 40 millones de personas que se integran a la fuerza laboral cada año.
En la misma conferencia de la OIT se puso de relieve que, además del desempleo, hay desafíos adicionales relacionados con la gran transformación que están experimentando las relaciones de empleo, como la discusión de la primera norma laboral internacional, sobre la transición de la informalidad a la formalidad, el papel de las pequeñas y medianas empresas como generadoras de empleos, y las fórmulas para garantizar protección en el empleo (salarios, jornada laboral, protección a la maternidad y salud y seguridad en el trabajo), temas que son parte esencial del mandato de la OIT y que en la actualidad no cubren a muchas categorías de trabajadores.
La mesa está servida y es necesario debatir ampliamente sobre el futuro del modelo de empleo en el ámbito global con un mayor contenido social, algo que se pierde paulatinamente frente a la frialdad del modelo neoliberal de las economías en el mundo.