¿Y? (Dos años y medio con Reforma Laboral) / La fórmula del café con leche - LJA Aguascalientes
15/11/2024

 

Tras haberse cumplido ya dos años y medio de la entrada en vigor de la reforma laboral, sus supuestos beneficios aún no llegan; en cambio, los primeros saldos de esta gran reforma estructural, fraguada desde el calderonismo y puesta en operación con bombo y platillo por Peña Nieto, francamente son desoladores.

El cambio a la Ley Federal del Trabajo es un tema que nadie defiende y no es para menos, porque además de no haberse cumplido los pronósticos de inicio que prometían sus promotores, como el tristemente extitular del trabajo, hoy senador de la República, Javier Lozano, quien vendía que tras la aprobación de dicha reforma se crearían 400 mil empleos en automático. Todavía los seguimos esperando.

Pero ¿cuáles son en sí las grandes debilidades de esta “gran” reforma? A dos años, el ritmo del crecimiento del empleo que se tenía antes de la Reforma Laboral se ha desacelerado a la vez que las plazas laborales del tipo formal, de por sí pocas, han perdido también calidad tanto en ingreso como en duración contractual, una condición que contrae el consumo derivado de que reduce la intención de adquirir bienes a mediano y largo plazos por parte de la clase trabajadora.

Un análisis publicado en la víspera por la prestigiada casa editorial Forbes, revela que hasta antes de la implementación de la Reforma Laboral las cifras totales de empleos en el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) mostraron incrementos anuales del 2006 al 2012, fueron en promedio de 3.46 por ciento, incluyendo los decrementos en la generación de empleo del 2008 y 2009.

Un aspecto verdaderamente preocupante es el hecho de que, incluso agregando las caídas de las plazas formales en 2008 y 2009 de -0.27% y de -1.29%, el crecimiento proyectado para 2013 y 2014 era superior al que finalmente se tuvo luego de la implementación de la Reforma Laboral, pues supondría que en lugar de los 17 millones 208 mil empleos actuales, existieran al menos 128 mil más. Si a este ritmo de crecimiento que ya se tenía agregamos la promesa de las 400 mil plazas anuales adicionales como supuesto efecto de esta reforma, en México deberían haber 18 millones 136 mil plazas. Una cifra para la que llevamos más de un año de retraso.

Las condiciones que estaban en la Ley Federal del Trabajo permitían a los trabajadores y a los propios empresarios proteger de forma más exitosa el empleo.

Los cambios laborales debilitaron fuertemente al empleo, las condiciones bajo las que ahora se crean son de tal debilidad que los trabajadores disponen cada vez de menos recursos para la defensa de sus derechos laborales, ello crea una situación de inestabilidad ya que los periodos de permanencia en un empleo son cortos y hacen más vulnerable el bienestar de las familias trabajadoras.

Tras la Reforma Laboral se disparó la contratación eventual ante el IMSS. Sólo en seis entidades, entre ellas Aguascalientes, el comportamiento de la eventualidad laboral se mantuvo estable, con menos del 20 por ciento de la plantilla laboral, pero en el resto del país se multiplicaron miles de veces las contrataciones temporales, teniendo como ejemplo, el más disparado, el estado de Guerrero y Puebla, en donde los eventuales casi alcanzan una tercera parte de los inscritos al IMSS. Para el caso de Aguascalientes, 9.5 por ciento de los empleos formales están en la condición de eventuales.


Un dato que no debemos olvidar y que está íntimamente ligado a las condiciones laborales que ahora rigen a la luz de la Reforma Laboral es el tema del ingreso. La reforma trajo consigo una disminución de las percepciones salariales, derivada del traslado del costo de la reforma a los trabajadores por parte de los empresarios.

De acuerdo con la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo, el cuarto trimestre de 2012 (último trimestre sin reforma) el 44.5% de los mexicanos ocupados percibían ingresos inferiores a los dos salarios mínimos; para el tercer trimestre del 2013 la proporción creció a 45.2%, suficiente para que en términos absolutos la cifra pasara a 22 millones 470 mil mexicanos, es decir, 635 mil trabajadores más con ingresos inferiores a los 900 pesos semanales.

De hecho, antes de la Reforma Laboral el ingreso promedio del mexicano era de mil 325 pesos semanales, en tanto que el último indicador reflejó mil 314 pesos, una disminución sensible que se suma a la depreciación del poder de compra. Estimaciones hechas por  Forbes hablan que en el periodo de reforma laboral, el poder adquisitivo del ingreso se depreció en 97 pesos semanales. Es decir, hoy los trabajadores compran 97 pesos menos por semana que antes de la reforma.

¿En qué se traduce esta disminución del poder de compra? En una contracción real y acelerada del poder de compra, una contracción del mercado interno, una disminución de las ganancias de los empresarios y por ende una disminución también del empleo.

La tarea para todos se llama: fortalecimiento del mercado interno, pero NO con base al estancamiento del poder de compra de los trabajadores, sino por el contrario, con base en un real fortalecimiento del ingreso de los trabajadores en dos vías: la productividad, sin lugar a dudas, y la otra, con base en el incremento nominal del salario mínimo.

Es tiempo de perder el miedo, es tiempo de hablar del incremento gradual para los próximos 20 años del salario mínimo (mientras exista) sin los temores que el Banco Mundial y un grupito de tecnócratas ilustrados en las universidades del imperio nos han infundido. El no aumento al salario mínimo como medida de control de la inflación.


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