La Comisión Estatal de Derechos Humanos convocó a participar en el Primer Concurso Internacional de Caricatura Alusiva a Derechos Humanos Antonio Arias Bernal “El Brigadier” (Aguascalientes 1913-1960). Se recibieron decenas de trabajos de diferentes países y se premió a los ganadores este domingo Día de las Madres y cumpleaños del Centenario Caricaturista, alguna vez llamado por The New York Times como “La voz más estridente en América Latina en contra de los dictadores de la Segunda Guerra Mundial”.
En el contexto de un concurso así, es bueno recordar que sobre derechos y libertades en México Parametría aplicó, ya hace tiempo, una encuesta muy interesante en la que se va apreciando la percepción de los habitantes de este país con relación a qué tanto se protege, promueven, respetan y garantizan sus derechos y libertades. Las gráficas resultantes indican un balance entre quienes opinan que: “algo” o “mucho” contra los que aseveran que “poco” o “nada”. La balanza, en todos los casos, se inclina hacia el plato de las carencias y en algunas materias incluso de manera dramática.
Para los mexicanos los derechos que más se promueven y protegen en nuestro país son los de las mujeres y los discapacitados, seguidos de las y los jóvenes. Tres de cada diez mexicanos afirman que se protegen o defienden “algo” y uno de cada diez dice que “mucho”. La mayoría, sin embargo, sostiene que aún se defienden o protegen “poco” o “nada”.
El grupo de los adultos mayores es más vulnerable que la terna anterior (a decir de los encuestados) Se defiende, protege y promueven menos los derechos de los ancianos que los reconocidos para las mujeres, jóvenes y discapacitados.
Menos protección aún reciben las personas con ideas políticas diferentes a las propias; los periodistas y los migrantes. Se pierde un diez por ciento de los que opinan favorablemente sobre la protección y defensa de sus derechos y se agregan a quienes ven vulnerable su situación; en México tener preferencias diferentes es motivo de discriminación. El 63% dice que se defienden poco o nada los derechos de los homosexuales, máxime si tienen SIDA (sube a 65%).
Pero el verdadero rostro de la desprotección en materia de derechos y oportunidades se presenta entre los indígenas y las personas de otras razas; y se agrava más aún si profesan otra religión. Siete de cada diez mexicanos reconocen que para estos grupos la defensa va de “poca” a “nula”; y se reducen a menos de la mitad quienes opinan que se hace “mucho” por estas personas, al compararlas contra la terna inicial de mujeres, discapacitados y jóvenes.
Es decir, que las garantías que constitucionalmente deberíamos tener los ciudadanos y el estado la obligación de proteger y respetar, relacionadas con ejercicios básicos como el de la libertad de expresión, participar en política, tener acceso a la justicia, se ven por las mayorías como poco o nada garantizadas.
Adicional a lo anterior, preocupan particularmente, por la cantidad de personas que se ven afectadas, la reconocida falta de garantías para conseguir trabajo, envejecer dignamente y la más cuestionada: la protección debida contra el crimen y la violencia.
La pérdida de seguridad es tal que la gente ya prefiere más vivir en una sociedad ordenada, aunque se limiten “algunas libertades”, que en una donde se respeten “todos los derechos y libertades”, aunque haya algún desorden. Es decir que si bien los mexicanos reconocemos muchas limitaciones para ejercer derechos y contar con las garantías necesarias para que actuemos con la debida libertad; estos mismos verían con agrado que un régimen más estricto pusiera orden en la vida nacional, al punto de contar con garantías básicas como la preservación de la integridad física y del patrimonio.