- El país cayó 33 lugares en seis años según el Índice de Percepción de la Corrupción de Transparencia Internacional
- Aguascalientes se encuentra entre los tres estados con menor percepción de corrupción
Según el Índice de Percepción de la Corrupción de Transparencia Internacional, en los últimos seis años México ha caído 31 lugares y es percibido como el país más corrupto de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE); en promedio la corrupción costó a México (sobre precios del 2013) 65 millones de dólares.
El estudio México: Anatomía de la Corrupción, de la investigadora María Amparo Casar, presentado por el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) y el Centro de Investigación y Docencias Económicas (CIDE), permite -justificándose en la demostración estadística- escudriñar, comprender y entender la afectación que ha sufrido el país tras el aumento en frecuencia y magnitud de las prácticas de corrupción.
En entrevista, María Amparo Casar expresó que “es impresionante lo difícil que es recabar información y los pocos datos duros que podemos tener, por algún motivo la mayor parte de los estudios se refiere a percepciones, y eso es por la naturaleza de la corrupción. La corrupción es una cosa global, pero en México se da un fenómeno muy acusado, que es la mancuerna que hace la corrupción y la impunidad, y si en la primera estamos mal, en la segunda estamos peor”.
Hoy en día la mayoría de las encuestas sitúan a la corrupción entre los primeros lugares de lo que preocupa a la población: “La Encuesta Nacional de Calidad e Impacto Gubernamental (2013) la coloca en tercer lugar con 48.5% de las menciones, sólo después de la inseguridad y el desempleo y antes que la pobreza. La Gran Encuesta 2014 de Consulta Mitofsky lo ubica en quinto lugar, después de la inseguridad, la crisis, el desempleo y la pobreza. El periódico Reforma califica a la corrupción como el tercer problema reportado por los ciudadanos pero el primero por los líderes con un 63% de menciones”, se lee en el documento.
Agrega que “según el Barómetro Global de la Corrupción (2013) para más del 90% de los ciudadanos la corrupción constituye un problema y para el casi el 80% de ellos es un problema serio”.
“En las entidades federativas de la República las percepciones varían pero no hay estado que muestre buenas calificaciones. El estado con mayor percepción de corrupción es el D.F. con 95.3, diez puntos por encima de la media que es de 85%. La que menor nivel de percepción presenta es Querétaro con 65%, esto es, 20% por debajo del promedio nacional.”
Según la Encuesta Nacional de Calidad e Impacto Gubernamental (INEGI 2013), Yucatán se encuentra en segundo lugar y Aguascalientes en tercero.
La sociedad mexicana concibe a la corrupción como un problema sistémico que permea en la mayoría de las instituciones de gobierno y las privadas. Desde los pilares de democracia representativa, como el Poder Legislativo y los partidos políticos, hasta las instituciones encargadas de prevenir, castigar y corregir o reparar los actos de corrupción, particularmente los cometidos por servidores públicos.
Para los mexicanos, la corrupción está presente en las tres esferas de gobierno, así como en “empresas paraestatales y órganos autónomos”. Las denuncias contra los servidores públicos incluyen sobornos, desfalcos al erario, pagos irregulares, conflictos de interés, desvío de recursos, licitaciones amañadas o facturas con sobreprecio.
Una investigación realizada por Pablo Montes, investigador del IMCO, indica que de 71 casos de corrupción por parte de 41 gobernadores sólo 16 casos fueron investigados y sólo cuatro gobernadores fueron procesados y encontrados culpables. Entre ellos se encuentra el ex gobernador panista de Aguascalientes, Luis Armando Reynoso Femat, quien enfrenta cargos por el delito de peculado y ejercicio indebido del servicio público. Estuvo preso por menos de una semana en 2014 y salió libre tras el pago de una fianza.
La investigación provee un dato de comparación: “En Estados Unidos de América del Norte, 9 gobernadores fueron investigados, 9 fueron procesados y los 9 detenidos”.
En 1996 la prensa mencionó la palabra corrupción en 502 notas. Para 2014 el número de menciones había crecido a 29 mil 505. Pasó de 1.4 menciones por día a 81, un crecimiento de 5 mil 777%.
“Los niveles de percepción de la corrupción en México son alarmantes y los pocos o muchos intentos para reducirlos han sido un fracaso. En el 2014 México obtuvo una calificación de 35 puntos de 100 posibles y el lugar número 103 de 175 países según Transparencia Internacional. Dichos datos coinciden con los del Banco Mundial, organismo que reprueba a México con una calificación de 39 (sobre 100) en sus indicadores de control de la corrupción y lo coloca en el lugar 127, o sea, uno de los países más corruptos.”
Además, México es percibido como el país más corrupto de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). Incluso los dos integrantes más cercanos (Italia y Grecia) tienen una calificación siete puntos más alta. Si esta tendencia se mantuviera, y aún cuando el resto de los países permanecieran estáticos, a México le tomaría aproximadamente 40 años dejar el último lugar de entre los de la OCDE.
Los países con PIB per cápita más alto tienen en promedio una calificación también más alta en el Índice de Percepción de la Corrupción, mientras que los países más pobres son los que tienen en promedio las calificaciones más bajas.
“Según el Banco de México la corrupción en el país representa cerca del 9% del PIB. De acuerdo a datos del INEGI la corrupción alcanzaría 347 mil millones de pesos que equivaldrían a aproximadamente el 2% del PIB (2013). Esta cifra es similar a la de México ¿Cómo Vamos? que la sitúa en 342 mil millones de pesos al año. El Banco Mundial estima que la corrupción cuesta a México el equivalente a 9% de su PIB y 80% de la recaudación de impuestos federal.”
“Según la Auditoría Superior de la Federación (ASF), la falta de sanciones a los actos corruptos costó a México 86 mil millones de dólares, que se atribuyen a desvíos, subejercicios y despilfarros de recursos públicos, así como pagos indebidos en el gobierno.”
“Las mediciones van desde las más moderadas que son del 2 por ciento del PIB, hasta del 9 por ciento como lo dijo Banxico. Voy a agarrar la media, 5 dígamos del total del PIB, a precios del 2013, nos hubiese costado la corrupción 65 mil millones de dólares”, explicó Amparo Casar.
En la Encuesta sobre Fraude en México (2010) se indica que el fraude interno en las empresas tiene una incidencia de 75% (casi ocho de cada diez que operan en México han padecido cuando menos un fraude en los últimos doce meses), y el externo, realizado por una persona ajena a la organización, ya sea proveedor o cliente, de 17%.
En el comparativo internacional México califica como uno de los países en el que los empresarios recurren de manera más frecuente a los sobornos.
El estudio también abarca la corrupción en el resto de los ciudadanos: “Para la opinión pública mexicana la culpa de la corrupción en México la tienen los políticos y los empresarios, mientras que los ciudadanos son sólo víctimas de ella. El 76% piensa que sus familiares no le entran a la corrupción y el 70% que sus vecinos también son inmunes a esa conducta”.
El análisis sobre la corrupción en México está conformado por cinco capítulos: Índices de percepción: México y el mundo; La corrupción en México; Más allá del gobierno: empresas, ciudadanos y cultura de la legalidad; Costos de la corrupción; y Esfuerzos anticorrupción e impunidad.
Como conclusión plantea la creación de políticas públicas de calidad que signifiquen un verdadero enfrentamiento contra la corrupción en cinco diferentes ángulos: económico, político, administrativo, judicial, y programático.
“La tarea más urgente es convencer y demostrar que es más rentable acabar con la corrupción que seguir fomentándola y tolerándola. Si se logra establecer esta premisa pueden alinearse las acciones a lograr un objetivo perfectamente viable: el combate eficaz de la corrupción.”