Ocho horas para trabajar, ocho horas para descansar y ocho horas para hacer lo que nos dé la gana… Era la arenga que enarbolaban los ochenta mil trabajadores de la ciudad de Chicago y que formaban parte de los más de medio millón de obreros que se encontraban en huelga en toda la Unión Americana, los cuales exigían mejores condiciones de trabajo ya que las que imperaban en ese momento eran inhumanas con jornadas laborales de hasta 16 horas y prácticamente sin prestación alguna; el primero de mayo en una manifestación frente a la fábrica de maquinaria agrícola McCormik, la policía disparó sobre la multitud en donde seis personas perdieron la vida y hubo innumerables heridos. Lo anterior fue la causa para que se convocara a una nueva manifestación para el cuatro de mayo en Haymarket Square, en donde usando un vagón como templete hablaron algunos dirigentes. Cuando las autoridades consideraron que debiera acabarse el mitin y dado que los manifestantes seguían reunidos comenzaron a ejercer presión con policías fuertemente armados, de repente un artefacto explotó entre los oficiales, muriendo uno de ellos y quedando varios heridos, esto ocasionó que se abriera fuego contra la multitud con un saldo de 18 muertos y más de 200 heridos, declarándose la ciudad en estado de sitio. Posteriormente fueron condenados a la horca George Engel, Samuel Fielden, Adolph Fischer, Louis Lingg, Michael Schwab, August Spies y Albert Parson, quienes habían participado activamente en la manifestación. En 1893 se aclaró que la detonación de la bomba había sido ordenada por el capitán de la policía.
Lo anterior fue motivo para que la Segunda Internacional Socialista, celebrada en París en 1889, aprobara que el primero de mayo fuera considerado como Día de los Trabajadores en memoria de los Mártires de Chicago.
En México se conmemoró por primera vez con un desfile en el año de 1913, pero fue hasta 1923, siendo presidente el general Álvaro Obregón, cuando se acordó oficialmente que el primero de mayo se celebrara la lucha obrera mexicana, posteriormente en 1925 con el presidente Plutarco Elías Calles se decide que cada primero de mayo se celebraría el Día del Trabajo.
Paradójicamente el Labor Day (Día del Trabajo) en los Estados Unidos de América, contrario a la mayoría de los países del mundo, se festeja el primer lunes de septiembre, dedicado a los logros sociales y económicos de los trabajadores según el Movimiento Obrero Norteamericano.
Los mexicanos nos hemos caracterizado, a través de los años, como solidarios en la independencia y en la justicia con todos los pueblos del mundo. Dispongámonos a celebrar este día sanamente sin que eso signifique no asistir a la Feria Nacional de San Marcos, que es un ejemplo de secularización de una festividad originalmente religiosa y que ahora nos pertenece a todos.
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