Nayely Lara García*
Pensemos México: violencia, muertos, desaparecidos, corrupción, injusticia, crisis económica, política y social, desempleo, juventudes criminalizadas, des-gobierno (sic). Los hechos de la noche del 26 de septiembre en Iguala, Guerrero, donde policías municipales participaron en la desaparición forzada de 43 estudiantes de la Escuela Normal Rural Isidro Burgos de Ayotzinapa, pusieron a México en la mirada internacional. En los últimos meses organismos internacionales han exhortado al Estado mexicano a que haga frente al tema de la violencia, que se haga presente el Estado de Derecho y que la justicia sea efectiva. Se hizo visible la realidad in-vivible en nuestro país.
Ahora, agreguemos a este contexto un ingrediente: el periodo de elecciones. Es como ponerle sal a la herida, agregarle caos al caos. Basta con leer las noticias y enterarnos cuáles son los municipios que se disputan los partidos, que este candidato y el otro son unos corruptos, que a algunos ya los amenazaron y a otros ya hasta los mataron. En su lucha por el poder, nosotros somos los que salimos perdiendo.
En este periodo, no son las elecciones presidenciales las que están en juego, no van por “la grande”. Aunque siempre prestamos menos atención a las elecciones intermedias, es en este período donde elegimos a quienes nos representan en la Cámara de Diputados y en el Senado. Elegimos a quienes legislan, a nuestros supuestos representantes ante los demás poderes, a quienes, en teoría, están más cerca de nosotros y llevan nuestra voz. Por lo tanto, nos estamos jugando el día a día.
A la crisis económica, política y social se le suma la crisis institucional, la crisis de los viejos partidos políticos. Como ciudadanas y ciudadanos ya no nos sentimos representados por ningún partido político, por ninguna institución, por muy nuevas/os o renovadas/os que sean. No nos sentimos representadas ni representados por ninguna cara, por muy joven que parezca. Sus propuestas no son nuestras demandas, su voz no es nuestra voz.
Como reflejo de esto, la ciudadanía se ha organizado de muchas formas y ha lanzado diversas campañas que dejan ver las distintas posturas que se están conformando en torno al periodo electoral. Si bien no todas van por la misma línea, podemos darnos cuenta que hay un hartazgo generalizado, que la ciudadanía ya no quiere más de lo mismo, y que además, está dispuesta a organizarse.
Algunas de las campañas ciudadanas que podemos encontrar son: “Quita un anuncio”, debido a que la propaganda electoral es excesiva e invade cada uno de los rincones de este país, se invita a los ciudadanos a que retiren anuncios y ayuden a disminuir la contaminación visual de los partidos políticos; “Voto informado”, en la cual, a través de un portal de internet se puede buscar el nombre de los candidatos por distrito para conocer sus propuestas; “No voto y no me callo”, donde un grupo de ciudadanos hace manifiesta su nula credibilidad a los partidos y a las instituciones, como lo dice el nombre de su campaña, no sólo se trata de no acudir a las urnas, sino de hacer expresa su inconformidad; “Que se vaya”, campaña en la que se promueve la revocación de mandato del presidente de la República, así como otras propuestas que se han dado en diversos estados, desde la intervención de la propaganda electoral hasta las posturas del voto nulo o el abstencionismo.
En días pasados, comenzó a circular en las redes sociales un vídeo que hace pública otra propuesta. Una propuesta incluyente, en la cual pese a la decisión que elijamos para ejercer nuestra opción política (no olvidemos que estamos en todo nuestro derecho de elegir la opción política que más nos identifique): votar, anular, abstenernos, revocar mandato, hacer voto útil, voto informado, nos invitan a ser parte de ellos o mejor dicho de nosotros. “La Boleta de Nosotros” pretende que mediante el ingreso de una boleta extra a las urnas, en la cual hagamos manifiesta nuestra inconformidad y/o nuestras demandas, sumemos voces y nos organicemos para hacer un cambio. Si nos salimos del juego no nos toman en cuenta, entonces, entremos en el juego y cambiemos las reglas. Hagamos que quienes se dicen nuestros representantes de verdad nos escuchen, o mejor, hagámosles saber que no nos representan. Seamos nosotros quienes movamos las piezas. El próximo 7 de junio el reto está en sumarnos, decidamos hacer historia, ingresemos “La Boleta de Nosotros”… ¡Va la nuestra!
*Latinoamericanista (FFyL, UNAM), promotora de derechos humanos.