De la educación tradicional a la educación compartida / Enredos Financieros - LJA Aguascalientes
23/11/2024

Estimado lector, el día de hoy hablaremos de los esfuerzos que el gobierno, la sociedad, la iniciativa empresarial privada y todos los actores que tienen que ver con trabajadores y fuerza laboral deben encaminar para tener un país más productivo, más responsable, y quizá más honesto.

En días pasados, se realizó en Cancún el Foro Económico Mundial capítulo Latinoamérica, en donde el gobierno de Peña Nieto en lugar de ver qué proponía como cambio estructural del país, sólo se dedicó a decir verdades a medias como que la pobreza en México está disminuyendo de forma considerable (pregunta: ¿Cuál tipo de pobreza? ¿Están bajando todas?) y apostando todo su futuro político a la Reforma Energética, una reforma importante, sí, pero que llega a destiempo, con un futuro incierto en cuanto a los hidrocarburos y con la expectativa de que los próximos veinte años serán complicadísimos para las empresas energéticas que no le apuesten a las energías alternativas. Además de esta impresión, su presunción fue de que México tenía una de las manos de obra más competitivas del mundo, principalmente por su grado de especialización y el bajo costo que tiene comparada con la de otras partes del mundo.

¿De veras queremos seguirle apostando al sistema maquilador, que no deja valor al país y paga salarios de risa? Parece ser que sí. Lo importante de este Foro fueron las ponencias dedicadas al futuro del trabajador en el mundo, y las habilidades, competencias y necesidades para poder sobrevivir en este entorno altamente tecnificado.

José María Salazar, en su ponencia en el WEF, nos da cuenta de la necesidad imperiosa de la unión de la academia con la empresa, y apunta:

“…los países exitosos han desarrollado modelos de educación y capacitación (E&C) con tres características clave: (1) senderos para el aprendizaje a lo largo de la vida que

permiten transiciones fáciles para los trabajadores entre el mundo del trabajo y el mundo de la educación a lo largo de su vida laboral; (2) una integración estrecha e institucionalizada de los sistemas de educación y de capacitación con el mundo laboral por medio de mecanismos como el aprendizaje dual y una fuerte colaboración público-privada; (3) un estrecho alineamiento de su sistema de desarrollo de destrezas con sus estrategias de crecimiento y de transformación productiva. Por ejemplo, Corea hizo esto en el transcurso de varias décadas, y ese fue uno de los factores principales en su impresionante desempeño económico…”

¿Por qué es ahora la tendencia educativa laboral en este sentido? Pues porque la manufactura va migrando del esquema manual al de línea de producción totalmente robotizada, y el ser humano debe tener ventajas competitivas por sobre las máquinas en otros sentidos, porque indudablemente que no podemos negar que las máquinas pueden hacer el trabajo manual más rápido y eficiente que el ser humano.

La Universidad de Australia hizo un estudio con 250 investigadores de 60 universidades de alrededor del mundo para determinar cuáles eran las necesidades laborales de las empresas y qué características necesitaban tener los trabajadores para poderse diferenciar de manera eficiente de las máquinas; el resultado fue que el trabajador del siglo XXI necesita las destrezas que se agrupan en cuatro grandes categorías; 1. Maneras de pensar, que incluye el pensamiento lógico, crítico, innovador,  la creatividad, la solución de problemas, entre otros, 2. Maneras de trabajar, que son la forma en que nos comunicamos, colaboramos y trabajamos en equipo, 3. El uso de herramientas para trabajar, que casi todas ellas se refieren a las nuevas tecnologías que están llegando de manera disruptiva a nuestra vida y que debemos aprovechar lo más rápido y eficientemente posible, 4. Destrezas para vivir en el mundo, como el sentido de la ciudadanía global, los planes de carrera y vida, la responsabilidad social y  personal.

A su vez, y de forma independiente, de manera interesante el Boston Consulting Group hizo un estudio similar llegando a resultados casi idénticos.


Ninguna Universidad en México ha logrado este nuevo enfoque, y las públicas están tan ocupadas en la generación del conocimiento por el conocimiento que no se percatan que el conocimiento ya no es más la panacea, como nunca en la historia de la humanidad la información y el conocimiento han estado tan a la mano de las personas. Lo que hace falta es educar de forma diferente a los futuros profesionistas, y que las empresas tengan en cuenta que, a pesar de la educación que se les dé, se tendrá forzosamente un tiempo de capacitación y adaptación a la empresa.

Mientras no podamos migrar de la transmisión de conocimiento o educación vertical jerárquica a un modelo, que le llama Michael Porter de valor compartido, donde las empresas cambien la mentalidad para esa inserción al trabajo y que el gobierno deje de ser paternalista y busque verdaderamente el bienestar de los trabajadores, todo lo que podamos hablar de educación será tirado literalmente a la basura.


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