El contexto de inseguridad y la banalización del mal nos han llevado a extremos inimaginables, impensables para nuestros padres y lejanos para nuestros abuelos. Esos extremos los han impulsado las redes sociales, que sin duda alguna son una herramienta que ha cambiado el mundo.
Soy un convencido de que las redes sociales son la herramienta que ha transformado y transformará el mundo, al menos colonias, ciudades y ciudadanos sí. Los políticos no lo han entendido tan bien y la arena de las redes sociales la han convertido en el espacio de propaganda gratuita, sin explotar con todas las capacidades las redes sociales.
Twitter y facebook se han convertido en la utopía de todo ciudadano, es ese espacio donde el diálogo directo con las autoridades existe. Los ciudadanos hacen llegar sus quejas, peticiones y en algunas ocasiones han podido debatir o presenciar debates de temas que involucran la economía, seguridad o educación. Recuerdo el caso muy particular de un diputado en Jalisco o los miles casos de Fernández Noroña. Es esa plataforma que permite cumplir el sueño de la democracia representativa, deliberativa y participativa. Twitter y facebook son una mera herramienta donde la democracia explota.
Por eso los enemigos de la democracia, a su vez, son enemigos de las redes sociales. La apertura y libertad natural del internet son enemigos para gobiernos autoritarios y dictatoriales. La libertad que da la información. Son enemigos de la ignorancia que provoca un voto desinformado y por ello un voto sin libertad. China en algún tiempo y recientemente Corea del Norte son claro ejemplo de lo anterior. Incluso en días pasados leía que en Rusia habían prohibido los memes por ser tomados como crítica que no beneficia al régimen (Imaginen que Peña Nieto prohíba los memes. Como diría Sopitas, no te mueras nunca, Peña).
Ese enemigo público de gobiernos autoritarios y gobernantes lejanos se ha convertido en un arma de doble filo, no todo es bueno ni excelente en las redes sociales. Si bien las características bondadosas de esta herramienta la ensalzan en diferentes ámbitos de la vida, también en otros se convierten en un enemigo muy eficaz. Un claro ejemplo, en ese México que banaliza el mal, son los eventos de inseguridad que ocurren en diferentes zonas del país.
“Me acaban de hablar que escucharon código rojo en toda la ciudad, cuídate, no salgas. Me meto al twitter y empiezo a buscar en las cuentas que hacen el reporte vial de la ciudad, hay múltiples respuestas como ésta: no hay reportes oficiales. Busco las preguntas y se repiten de diferentes usuarios. ¿Qué pasa en Periférico y Morelos, muchos soldados y civiles armados? Y así en diferentes puntos de la ciudad y en diferentes usuarios. Luego decido hacer una búsqueda por palabras que me puedan arrojar tuits de personas desconocidas, ocultas en el anonimato de informar a la ciudadanía. Sale información sobre el secuestro de un policía, la captura de un líder, carros quemados, amenaza de bloqueos y de nuevo: no hay información oficial. Los usuarios empiezan a exigir una respuesta a las autoridades: una voz oficial.
“No sucede, no hay versión oficial y toda la información fluye y estamos hablando de cinco minutos. Luego empiezan las cadenas de whatsapp con mensajes de voz y mensajes que piden precaución y moderación al salir a la calle. Rumores afirman que el procurador o fiscal ya advirtió sobre la movilización. Algunos otros mensajes niegan cualquier suceso. Los medios tradicionales no mencionan el tema, sus cuentas de redes sociales, tampoco, prefieren la mesura. Los políticos menos, los ciudadanos de pie son los únicos preocupados.
“La paranoia empieza a crecer y algunos desmienten las fotos de otros afirmando que esas imágenes fueron meses atrás. Te encuentras con alguien en la calle y te afirma que él tiene información privilegiada que le llegó por whatsapp. Es la misma que viste en twitter. Te das cuenta que la información no es única y exclusiva. Te das cuenta de la viralidad, de la eficacia de las redes sociales: nadie se enteró por radio o televisión sobre el tema, todos lo saben por redes sociales.
“En la noche aparece un periodista sensato y publica en su twitter: a ver, alguien neta ha visto algo, los invito a que manden foto de su calle para recuperar la tranquilidad. Minutos después su TL está lleno de imágenes y mensajes como éste: todo en paz desde el sur al norte. Aquí no ha pasado nada. Yo no he visto nada, mi casa tranquila. Todo pasó en tres horas y la gente duerme tranquila.”
¿Qué alguien niegue entonces que las redes sociales no han cambiado el mundo? Las redes sociales son el motor de este mundo de la información, ergo, de la libertad. Sin embargo debemos ser mesurados en su uso, corroborar información, compartir con responsabilidad y verificar antes de generar contenido. Las redes sociales dan información eficaz y permiten la viralización de ideas, proyectos, manifestaciones, sucesos, prevención, críticas y memes. Aunque también genera una paranoia global. Para ser un buen ciudadano debemos confrontar ideas e informarnos, para ser un buen usuario de redes debemos leer, analizar y tener criterio.
Por un error de edición, esta columna debió haberse publicado en la edición del 12 de marzo. Ofrecemos una disculpa a nuestro colaborador por el inconveniente