La televisora que no nació / De imágenes y textos - LJA Aguascalientes
15/11/2024

En México, nuestra hermosa nación, ya no tercermundista, ahora economía emergente, con un gobierno ejemplar y una estabilidad sociopolítica que nos permite estar tranquilos y ciertos de que vamos por buen camino, en ese México de pronto las cosas no salen como lo esperábamos. Hechos a la idea de formar parte de la evolución tecnológica, hicimos nuestro primer intento de apagón analógico el 28 de mayo de 2013 en Tijuana, Baja California, los resultados… ya los conoce.

No faltaron ganas, faltó organización y la tecnología probada y comprobada para que esta transición entre la señal análoga a digital se diera en tiempo y forma; el plazo vence el último día del último mes del año en curso, usted ¿ya recogió su pantalla plana auspiciada generosamente por el Gobierno Federal?

El interés de mantener a la audiencia cautiva es más que obvia, los contenidos mediáticos son la principal arma para perpetuar el status quo en la sociedad, conservar vigente el estilo de vida y evitar a toda costa el despertar de la conciencia colectiva. Es por ello que cuando se trata de la tele, no queda más que exigir nuestro derecho a una televisión con tecnología.

Primero el apagón analógico, como le comenté, la transición de la radiofrecuencia y la micro onda en TDT Televisión Digital Terrestre, lo que supone mayor calidad en la imagen, cobertura nacional garantizada y un jugoso negocio para las empresas que se dedican al negocio de las telecomunicaciones.

Luego, la repartición de pantallas planas, tal vez de LED o de plasma, y aunque suena increíble, de manera gratuita para los compatriotas que demuestren que no tienen para adquirir (con sus propios recursos) uno de estos aparatos; en este momento debe ser por lo menos el 80% de la población de la tierra que vio nacer a Guillermo González Camarena. Pero, cómo garantizar que las personas no van a vender, empeñar, alquilar estas hermosas piezas de ingeniería de primera generación. Nada lo asegura, la población tiene hambre, necesita liquidez.

Entonces, primero el apagón que sigue pendiente, luego los aparatos o el dinero y después la apertura a nuevas cadenas televisivas con el fin de ampliar el espectro, generar competencia sana y abrir el menú al televidente. Es ahí cuando el Instituto Federal de Telecomunicaciones IFETEL entra en acción y pone en juego dos concesiones para que los empresarios mexicanos que cuenten con el capital y claro el interés en incursionar en el negocio lo hagan, es momento.

Cadena Tres, de Olegario Vázquez Aldir, y Grupo Radio Centro, de la familia Aguirre Jiménez, fueron las empresas que decidieron participar en la licitación; el pasado 27 de marzo la primera de estas hizo el pago correspondiente para iniciar con el proceso, la nada despreciable cantidad de mil 808 millones de pesos por 123 frecuencias.

Para Grupo Radio Centro el monto a pagar por concepto de la licencia de televisión abierta fue de tres mil 58 millones de pesos, el cual como usted ya sabe no se cubrió, lo que derivó el pago de una garantía de seriedad por 415 millones de pesos.

Cuál fue el motivo real por la que el grupo radiofónico decidió salirse de la contienda, qué es lo que sus directivos observaron, por qué no buscar una sociedad con alguna empresa mexicana que pudiera incorporarse al negocio como inversionista, buscar algún tipo de financiamiento o llegar a un acuerdo con el Instituto para no perder la oportunidad de participar. El motivo real es como siempre el dinero, la falta de liquidez, el capital contable de Grupo Radio Centro es de mil 479 millones de pesos, es decir, una diferencia de mil 579 millones de pesos que no se pudieron comprobar. Las consecuencias de esta mala operación financiera ocasionaron que sus acciones en la Bolsa Mexicana de Valores (BMV) se desplomaran hasta en un 18 por ciento después de haber anunciado su retiro de la contienda por la licitación.


El caso es que hoy por hoy quedaron disponibles 123 bandas de frecuencia y el IFETEL aún no se pronuncia sobre el destino que éstas tendrán. Se pudiera afirmar que los más perjudicados con está transacción son los propietarios de Grupo Radio Centro, quedan mal parados económicamente, se devaluaron sus acciones y además perdieron de manera directa 415 millones de pesos. Recordará que al inicio fueron siete grupos interesados en licitar, sin embargo, únicamente dos fueron los que presentaron en sobre cerrado la propuesta de manera formal, y es que no es fácil contar con el recurso que solicitó el instituto regulador, el embudo se cerró drásticamente y como le mencioné, de siete solamente uno cumplió con todos los requisitos, incluyendo obviamente con el capital suficiente. Otros afectados, de manera indirecta serán los asiduos consumidores de contenidos mediáticos, los televidentes, aquellos que esperan con ansia la apertura de nuevos canales y con ello frescas opciones de entretenimiento y manipulación.

Al parecer y por lo que dicen los especialistas en el tema, el hacer un nuevo proceso de licitación, convocar y encontrar participantes tomaría más de un año. Ante este panorama sería prudente que el IFETEL modificara las reglas de juego y rescatara a aquellos seis que se quedaron en el camino o bien cambiar de cadena nacional a cadenas regionales con el fin de abrir de manera efectiva y real la oferta televisiva a la población, ¿qué se lo impide? No es mala voluntad ni mucho menos, es la misma reforma constitucional de telecomunicaciones que establece el mandato al Instituto Federal de Telecomunicaciones de realizar la licitación para dos cadenas de televisión nacional.

Mientras tanto seguiremos con nuestras dos televisoras, sí, esas que nos merecemos por ser bien portados.

 

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Twitter: @ericazocar


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