- En el marco del Año Dual México-Reino Unido, reúne el Munal a escritores fantásticos del siglo XIX
- El concepto de fantasma difiere mucho del concepto que se tenía en la época victoriana, afirmó Gerardo Piña
En un viaje por la literatura fantástica del siglo XIX en la época victoriana, Gerardo Piña Meneses desempolvó el concepto de fantasmas para recordar algunas anécdotas y pasajes de las novelas de escritores como Robert Louis Stevenson (1850-1894), Henry James (1843-1916), H.G. Wells (1866-1946) y Arthur Conan Doyle (1859-1930), quienes alimentaron sus obras con supersticiones, objetos encantados y lugares mágicos.
En el Auditorio Adolfo Best Maugard del Museo Nacional de Arte, el también especialista en lengua y literatura hispánicas al abordar el tema Verdaderos fantasmas: literatura fantástica británica del siglo XIX, afirmó que el concepto de fantasma que tenemos actualmente difiere mucho del concepto que se tenía en la época victoriana; “en ese tiempo no se dudaba la existencia de fantasmas, se dudaba de que alguien estuviera diciendo la verdad cuando afirmaba que había visto uno, eso era diferente”.
Durante el conversatorio, realizado en el marco del Año Dual México-Reino Unido, el doctor en literatura inglesa del siglo XIX por la Universidad de East Anglia señaló que los textos se vinculan con la época en la que fueron realizados para demostrar que no eran discursos provenientes exclusivamente de la imaginación, sino que estaban vinculados a fenómenos sociales muy concretos.
Ante un auditorio interesado en el tema, el también escritor y traductor afirmó que ese tipo de historias vienen de Reino Unido en general, de Inglaterra en particular, “pero vienen de ahí porque el vehículo directo fue una serie de supersticiones y creencias que pasaron a la literatura y de ahí a otras literaturas. La literatura fantástica de Jorge Luis Borges, de Julio Cortázar, de Carlos Fuentes, en sus primeras obras, no se pueden entender sin la literatura fantástica inglesa específicamente”.
Incluso precisó que “alguno diría cuál es la importancia de definir si es fantástica o qué es literatura fantástica”, a lo que agregó que tiene mucho que ver con nosotros y no es tan banal, por lo que citó el título latinoamericano,Cien años de soledad de Gabriel García Márquez, novela que está plasmada de fantasía, donde hay hechos sobrenaturales altamente poéticos con una plástica increíble.
Todo ese tipo de cosas están contenidas en un espacio mágico, de fantasía. La literatura fantástica no hace eso, por lo que ejemplificó con El reino de este mundo, de Alejo Carpentier, señalando que es una corriente de lo real maravilloso que presenta un espacio donde están cohabitando personas que creen y quienes no creen en lo sobrenatural, y en medio está el lector, quien debe definir qué es lo que ocurre, “tenemos dos visiones de la realidad en un espacio aparentemente realista”, dijo.
El colaborador de publicaciones como Voices of Mexico, Literal Magazine y Laberinto, resaltó que la literatura fantástica describe cómo, en un hecho cotidiano, “en lo más ramplón de nuestra existencia, lo más burdo y aburrido en toda esa vida ocurre algo increíble, algo absolutamente inesperado pero que sin ser sobrenatural parece algo natural, cuando ocurre algo así hablamos de literatura fantástica”, por lo que reseñó El zahir de Jorge Luis Borges.
El autor de La erosión de la tinta y otros relatos refirió que la época victoriana quedó allá en el pasado, pero eso fue alguna vez el presente, “los victorianos nunca pensaron en el futuro, pensaban en el presente y tomaban cosas del pasado. El pasado inmediato de la literatura fantástica es la literatura gótica, la cual no es la que mucha gente cree, es más antigua de lo que pensamos, sí es la de los castillos, la de los fantasmas con cadenas, la de los pasadizos donde sacas un libro y te lleva a otro lugar, esas novelas vienen de una tradición medieval”.
Por último, comentó que la literatura fantástica escribe cosas que nadie quiere decir abiertamente por la censura, pero que muchos quieren escuchar, que muchos quieren debatir de otra manera. “Cuando ustedes toman en cuenta ese presente y lo comparan con lo que vivimos ahora, una es la realidad que vivimos y la otra es la falta de creatividad y compromiso de la gran mayoría de escritores que tenemos”, puntualizó el profesor de literatura y creación literaria.
Con información de Conaculta