“Yo veo un México”, 21 años después / Forma Es Fondo - LJA Aguascalientes
09/04/2025

 

Luis Donaldo Colosio es uno de los personajes más emblemáticos y significativos para entender nuestra posmodernidad política, como hoy solemos catalogar los tiempos de cierta estabilidad y normalidad democráticas que caracterizan a la democracia mexicana en las primeras décadas del presente siglo.

Y en tal sentido, a 21 años de su muerte, el mejor homenaje que los mexicanos podemos hacerle al político nacido en Magdalena de Kino, Sonora, es atrevernos a esbozar una valoración sobre qué tanto, y en qué dimensiones de nuestra azarosa vida nacional, los ideales del malogrado candidato presidencial priista forman parte hoy de nuestros haberes democráticos y en materia de desarrollo.

Habríamos, en esta valoración, que justificar primero, y dejarlos a buen resguardo, lo que yo llamaría los méritos personales de Luis Donaldo Colosio. Pues medidos éstos en términos de su capacidad y vocación genuinamente democráticas, nos darán una idea de que tanto Colosio encarnaba en vida al prototipo del político de la posmodernidad.

Efectivamente, su perfil, como hombre público, proveniente, como él lo sostenía, de una cultura del esfuerzo y no del privilegio, sus orígenes familiares modestos, en el seno de una familia de clase media del norte del país que tuvo la posibilidad de enviar al niño, al joven Donaldo a formarse académicamente, primero en escuelas públicas y posteriormente, ya en la Universidad, en una prestigiada institución educativa privada, más sus estudios de posgrado en el extranjero, son todos estos rasgos biográficos de Colosio, una muestra, un claro ejemplo, de la capacidad de ascenso y de permeabilidad políticas al que hoy tienen pleno derecho las distintas élites en el juego democrático, para el caso de la democracia mexicana.

Lo anterior, constituye entre otros rasgos, uno de los distintivos más claros que nos permiten apreciar nuestro propio proceso de fortalecimiento democrático. Hoy en día, en el caso de la democracia mexicana, las élites mantienen una expectativa de ascenso y de movilidad que el juego democrático les permite; es, de hecho, uno de los aspiracionales de la democracia, que nos permite medir, entre otras variables, su funcionalidad. La mexicana lo es desde esta perspectiva. Colosio era y es hoy más que nunca un buen ejemplo de ello.

Colosio tenía ideales, y como político buscó transmitir su propia visión de país y quiso ofrecernos en su momento su propio proyecto de transformación democrática: “Como candidato del PRI a la Presidencia de México, reafirmo mi compromiso indeclinable con la transformación democrática de México”, sostuvo en su histórico discurso del 6 de marzo de 1994 en el 65 Aniversario del PRI y pronunciado en el Monumento a la Revolución. Y México se transformó democráticamente. El mérito de este esfuerzo no es de Colosio exclusivamente, sino también del gobierno y de los partidos políticos. Simplemente trato de señalar, el carácter prototípico del político que en su momento demandaba la transición democrática de México. Y Colosio lo era. Colosio puede ser catalogado como un político visionario de la transición democrática que viviría México con el entierro del viejo régimen y la instauración de la alternancia.

Me remito al histórico discurso para seguir bordando sobre esta idea: “Quedó atrás la etapa –decía en su discurso el de Magdalena-, en que la lucha política se daba, esencialmente, hacia el interior de nuestra organización y no con otros partidos. Hoy vivimos en la competencia y a la competencia tenemos que acudir; para hacerlo se dejan atrás viejas prácticas: las de un PRI que sólo dialogaba consigo mismo y con el gobierno”. Como lo proponía, los tiempos de la competencia política acabaron por instaurarse definitivamente en nuestro país, acabando con la presunción de la existencia de un partido de estado. La alternancia llegó para quedarse, y es una realidad que no se puede negar. La incertidumbre en los procesos político electorales, hoy es la constante y tal ecuación sólo se resuelve en la competencia entre iguales.

Pero el México que dejaría insatisfecho a Luis Donaldo Colosio, si éste viviera, es el México con hambre y sed de justicia; Es el México de la reforma del poder aún pendiente; es el México de la más justa equidad entre las regiones del país. A todo este mosaico se refirió el candidato presidencial con su expresión “Yo veo un México”, por lo que en un balance serio de los saldos pendientes de su ideario, la clase política mexicana tiene todavía mucho que actuar.


Política de la buena: Va mi abrazo y felicitación sinceras para el abogado Felipe Muñoz Vázquez, quien renunció a la Procuraduría de Justicia de Aguascalientes para incorporarse como nuevo titular de una de las Subprocuradurías más estratégicas de la PGR: la Especializada en Investigación de Delitos del Crimen Organizado.

Lamentablemente, Aguascalientes pierde a un buen procurador, pero estoy seguro que el país gana un buen servidor público, que mucho habrá de aportar al cumplimiento de objetivos nacionales en materia de seguridad.

lfml155@gmail.com


Show Full Content
Previous Razones sobran / Enrique F. Pasillas P. en LJA
Next La Seguridad es Nuestra Prioridad / Letras ciudadanas
Close

NEXT STORY

Close

Descubren un nuevo insecto y lo bautizan como “coronavirus”

21/04/2021
Close