México es un país cuyo folclor no se limita al colorido de sus artesanías, de sus trajes típicos, de sus dulces y manjares, tampoco al tan estridente como socarrón culto a la muerte. Aquí hay hechos y acontecimientos que pasan por toda una gama de contrastes que van de la alegría al dolor, del coraje al escarnio, pero que al final, apagan el color de nuestra nación.
En el resto del mundo, la disminución en el precio del petróleo ha provocado un efecto de disminución en las gasolinas, por lo que resulta contradictorio que en México, con un aumento asestado a inicio de año, se atente contra la economía de empresarios, industriales, comerciantes y familias.
Un sobreprecio de 42 por ciento por litro en relación al costo de adquisición a los Estados Unidos, que equivale a ocho pesos, se convierte en la exigencia que los senadores del PAN dan forma de propuesta para que a partir del 1 de enero de 2016 las gasolinas tengan precios más bajos.
Claro que es viable y es posible si los mexicanos dejamos de pagar el gasto improductivo del gobierno, que es ominoso. Lo anterior, aunado a la fallida reforma fiscal aprobada por el Revolucionario Institucional -su comparsa- Partido Verde y Partido de la Revolución Democrática aprobada en 2013, son factores que han flagelado la ya de por sí sensible economía de los mexicanos ante la indiferencia del gobierno encabezado por Enrique Peña Nieto, cuya endeble popularidad parece tampoco importarle.
Un dato alarmante que expuse ante los medios de comunicación de Aguascalientes, es que si dividiéramos la actual deuda que asciende a 8.1 billones de pesos, a cada recién nacido en México correspondería una deuda de casi 70 mil pesos, que serían suficientes para pagar la alimentación de una familia promedio durante 14 meses, una carrera universitaria o el enganche de un automóvil.
Medidas reales, concretas y tendientes a la dignificación de la economía es el paso obligado para posibilitar satisfactores, aspiraciones y objetivos de vida en nuestro país. Medidas de austeridad gubernamental derivadas de una cultura de transparencia y erradicación de la corrupción, que ha sido el sello complaciente de prácticas vergonzosamente comunes en todo nivel.
Disminución de precios en combustibles, reconocimiento del fracaso del sistema hacendario actual para regresar a un modelo que no resulte prohibitivo para los pequeños comercios y prestadores de servicios, no más endeudamiento gubernamental.
Cuando revisamos la historia y nos preguntamos en qué momento se perdió la brújula para llegar al nivel de fragilidad en las finanzas personales de millones de mexicanos y la miseria de muchos más, debemos pensar en que es justo en el hoy cuando se debe reencauzar el modelo económico y la fuente de ingresos del gobierno sin continuar por el camino que genera desintegración, resentimiento, desesperanza, deserción escolar, abandono de todo tipo y un panorama de color grisáceo, escarlata y sombrío.
*Coordinador del grupo parlamentario del PAN, senador de la República por Aguascalientes. Sus bases formativas son la Contaduría Pública y el Derecho, desde donde ha ejercido apasionadamente el servicio público, la política y la representación social como férreo militante de Acción Nacional.
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