Ya se conocía la frase “pueblo chico, infierno grande” aún antes de Internet. Las plataformas digitales han posibilitado que los individuos se conviertan en personajes públicos, ya sea de forma consciente o inconsciente, planeada o incidental, y con el incremento del acceso a dispositivos electrónicos y servicio de datos casi nadie está exento de ser exhibido en la red. Esto representa un gran reto, en especial para los países donde la Internet llegó súbitamente, en zonas donde no se consideró una educación mediática preventiva y las implicaciones de la web como parte de una agenda educativa y social. Si consideramos estos elementos y los situamos en contextos más locales, el conflicto respecto a la privacidad y la globalización es mayor. El municipio de Encarnación de Díaz (La Chona), Jalisco, dio testimonio de ello cuando las publicaciones en Facebook de empleados del Ayuntamiento se convirtieron en un asunto público de controversia.
El 2 de febrero de 2015 desapareció María Guadalupe Vázquez, en La Chona (un municipio de Jalisco muy cercano a Aguascalientes, no sólo de manera geográfica). Días después, familiares y conocidos de la adolescente se manifestaron frente al Palacio Municipal para solicitar respuesta y evidencias de seguimiento al caso. A la par, tres empleados del Ayuntamiento consideraban graciosa la movilización http://goo.gl/zPN21Q ; a través de sus perfiles en Facebook publicaron comentarios como “Sal de tu oficina. Queremos a Lupita. Jajajajaja ya te llegaron los caminantes”, “Grabamos Juanjo y pásame el video para seguirme cagando de risa. Ya Karen mando (sic) uno de como golpean su oficina Jajajaja”, y hasta una imagen satírica (meme) con la frase “Qué le pasa a Lupita? No sé”. Aunque no se puede exigir a las personas en su totalidad que sean empáticas ante un lamentable suceso (de lo contrario seríamos sociópatas), ¿por qué generaron indignación estas conversaciones? En parte, porque no se han reconocido las transformaciones de lo que representa lo público y el Estado para la sociedad con el Internet y las tecnologías de información y comunicación. Por ello presento algunos apuntes al respecto que podría considerar la clase política y quienes son servidores públicos, empleados del Estado, burócratas, etcétera.
Los mensajes en Facebook fueron publicados con el filtro “Tus amigos de Facebook”, lo cual implica que los contenidos son visibles para los contactos agregados, así como para los amigos de éstos. Considerando la pequeña población de La Chona y Aguascalientes, la cantidad de jóvenes que estudian en la capital acalitense y la estrecha relación entre personas de ambas entidades, era entendible que las interacciones digitales fueran en realidad más públicas de lo que se pensaba. Aunque puede considerarse un espacio personal, quienes participan en dicha plataforma asumen el potencial de exhibición, o al menos eso se esperaría.
Aunque lo sucedido se plantee como una conversación personal, lo cierto es que se registró la postura respecto a una desaparición y un posible crimen, al menos en el pensamiento de algunas personas. Los interlocutores son empleados del Estado, y aunque no sean quienes deben realizar las investigaciones ni ostentan el poder de la administración, están ligados a ella y son, gracias a Internet y medios digitales, personajes… no sólo servidores públicos; por lo que también sus acciones moldean la percepción de la población sobre el Estado, el régimen y su legitimidad.
Los empleados del Ayuntamiento de Encarnación de Díaz, más allá de ser cuestionados si son malas personas o insensibles, demuestran las problemáticas y fenómenos que están relacionados con Internet (y subrayo: no que sean provocadas por la web), las cuales no han sido consideradas ni por la política, ni por el sector educativo. No se trata de aclarar que las expresiones de los servidores públicos son a título personal y no representan la postura de la Administración, no se trata de institucionalizar el derecho a acceder a un medio social, sino que necesitamos reflexionar sobre cómo Internet ha transformado las formas de pensar y leer a los demás, la manera en que se evalúa y vigila al Estado y sus deberes. La educación mediática es y será indispensable para las generaciones presentes y futuras.
Por ejemplo, el bullying no es un asunto nuevo pero con el acceso a tecnologías de información y comunicación se deben ampliar los proyectos de prevención e incrementar las acciones de intervención, como la capacidad de sobreponerse ante situaciones de malestar. Me explico: además de re educar para evitar el acoso escolar, será necesario preparar a los individuos para una situación en la que sean expuestos públicamente a manera de mofa. Solía comentarles a mis alumnos en la universidad que si antes era bochornoso el tropezarse frente a un grupo de personas, imagínense el caerse ene cantidad de veces en diferentes espacios y para deleite de miles de desconocidos. Así como hemos aprendido a superar esos momentos embarazosos, deberemos aprender a lidiar con la democratización de la exposición mediática, y en su caso asumir sus implicaciones, en especial aquellos que indirecta o directamente se relacionan con las instituciones, mismas que se encuentran en una crisis de legitimidad en México.
Para los empleados del Estado, deben reconocer que con Internet y medios digitales también serán vigilados y sometidos al escrutinio público, al igual que sus jefes. Esto no es algo nuevo, antes una acción de algún burócrata de bajo rango, considerada como indebida, no pasaba del chisme entre los vecinos y en la oficina, sólo en ocasiones se divulgaba por medios de comunicación tras identificarse algo más turbio, por solicitud expresa del auditorio o por ser materia para algún ataque político entre contrincantes, pero todo se olvidaba rápido; ahora con la amplia y casi perpetua capacidad de registro y almacenamiento, la averiguata se convierte en asunto público y muchas veces en agenda mediática, no sólo por disputas políticas sino porque Internet ha incrementado la posibilidad de vigilancia de aquello que da cuerpo al Estado, con el aumento del acceso a la educación se ha desarrollado una mayor población crítica, sin olvidar el momento actual de hartazgo ante un Estado que ha sido históricamente corrupto y desigual. Algunas personas podrían pensar que entonces todo se sustenta en un odio irracional y por tradición contra la “estabilidad” y las instituciones, por chairos y “caminantes”; pero no, sólo se trata de nuevos tiempos en los que por fin la ciudadanía tiene la capacidad de observar y exponer la actuación de sus empleados: los funcionarios y servidores públicos.
Twitter: @m_acevez