El sábado pasado practiqué uno de los deportes más extremos que se pueden llevar a cabo en esta ciudad: utilizar la bicicleta como medio de transporte. Y es que pasé a casa de mis papás para llevarme aquella vieja compañera que tenía años de abandonada a mi nueva casa. Además de circular por grandes avenidas (Tercer Anillo y Héroe de Nacozari) donde lo más lejos que pasan los vehículos de uno es 50 centímetros, el momento tal vez más triste o estresante es pasar por aquel lugar donde hace apenas un par de semanas un ciclista murió a consecuencia de un atropellamiento.
La dificultad para andar en bicicleta en la calle es clara: no hay carriles especializados, los automovilistas no respetan una sana distancia, el propio pavimento no fue pensado para las frágiles llantas, los caimanes y baches son peligros constantes. Es en este sentido que uno se pregunta por qué ciclovías como la que unía Segundo Anillo con Canal Interceptor ha sido mutilada, se sustituyó (para abrir paso a los automóviles) por una mala adaptación en el camellón que más que vía es un andador, pero que no está pensada para un transporte eficiente en un velocípedo. El corredor Alameda-Madero es otra ciclovía interesante, escuché en medios que la deshabilitarían, al menos el tramo de Alameda, espero que sea incorrecta la información o que si se piensa reubicar no se trate, como en el caso del tramo antes mencionado, de su transformación en un andador, porque debe quedar claro que no es lo mismo un lugar para pasear que una vía para transportarse. Con Lorena Martínez incluso se crearon unas estaciones para el servicio de bicicletas bastante necesarias. El Gobierno del Estado actualmente desarrolla los puentes del poniente que hacen del Tercer Anillo una vía rápida, ha dejado espacios seriamente pensados para la seguridad del ciclista, es decir, se trata de carriles con la necesaria protección y el trazo perfecto para transportarse.
Es importante que otras ciclovías sean echadas para adelante, no basta reparar todas nuestras calles de suyo necesario, sino que además se debe pensar en el uso alternativo de vehículos como una opción, urge sobre todo que se creen los carriles especiales donde más se circula en bici, sobre todo en las avenidas que corren a Ciudad Industrial o a las distintas universidades. A mí me queda claro que Aguascalientes no fue concebida como una ciudad apta para ciclistas, precisamente por ello los esfuerzos para hacerlo no son fáciles y por el contrario implican auténticas políticas públicas. Esta semana en este sentido la fracción parlamentaria del PRI presentó una interesante iniciativa de reformas y adiciones al Código de Ordenamiento Territorial, Desarrollo Urbano y Vivienda para el estado y a la Ley de Vialidad, que busca integrar la bicicleta como medio de transporte.
Además de los vehículos y la pésima infraestructura, hay otro enemigo trascendental del ciclista: el peatón. Cuando veo a tantos corredores o paseantes invadiendo el carril exclusivo de Gómez Morín me causa mucha contrariedad, dan ganas de gritarles que se quiten de ahí, dan ganas de tener en Aguascalientes unos Super cívicos. En youtube y Facebook existe este grupo que a través de su Houston tenemos un programa utilizan diversos métodos chuscos o sarcásticos para, cámara en mano, dar lecciones de civilidad lo mismo a la autoridad que al ciudadano. A bordo de su maravilloso automóvil, el Masiosare (cuyo diseño es extraído directamente de Mad Max), igual se disfrazan de Jesucristo y levantan gente de los asientos reservados en el metro, quitan vehículos de gente prepotente ubicados en doble fila o hacen ellos mismos un paso de cebra. En uno de sus capítulos titulado Carril de bicicletas exhiben a automovilistas que invaden el carril exclusivo de velocípedos y les exigen que lo respete. Obvio por esta clase de cosas reciben mentadas de madre y hasta golpes; si uno analiza los más de 100 capítulos que tiene este grupo comandado por Arturo Hernández, además de reírse e indignarse, verá la necesidad de que más ciudadanos se tomen en serio el respeto de la ley.
Ya imaginarán ustedes, que con mis más de 100 kilos de peso y con la mala infraestructura para bicicleteros, llegué a mi casa muerto de cansancio y, claro, con la llanta ponchada merced precisamente a que los caminos no están pensados para vehículos de esta naturaleza. Esperemos que esta iniciativa de los diputados, aunada a una mejor disposición de las autoridad municipal, transforme verdaderamente a esta ciudad en un lugar de común convivencia, no sólo para vehículos, sino para ciudadanos y ciclistas.