Estamos viviendo un proceso de alerta en cuanto a la economía nacional. El aumento del precio del dólar y el recorte al gasto público son sólo dos factores de alarma para el sector.
El anuncio del secretario del Trabajo y Previsión Social (STPS), Alfonso Navarrete Prida, de que se van a dejar de crear 250 mil empleos en el país es preocupante para una sociedad que se ha visto afectada en el gasto del día a día.
La gasolina con su altísimo costo, el transporte y la canasta básica hacen que disminuya el poder adquisitivo de las familias y tal parece que al Gobierno Federal no le preocupa en lo absoluto, un ejecutivo totalmente insensible ante la crisis y la recesión que estamos viviendo.
Volveremos a las épocas del error de diciembre, de llorar en los discursos cuando iban a defender el peso como un perro, al oscurantismo y al cinismo de los gobiernos antidemocráticos de hace algunos años.
El terrorismo fiscal con el control absoluto de los comerciantes, el aumento en los impuestos en la frontera, las condonaciones a los grandes consorcios hacen que la población esté cansada.
Cuando la economía familiar se ve mermada no hay discurso político, ni publicidad, ni consuelo que haga que la gente se sienta mejor; en el momento en el que no hay para el sustento básico no hay explicación que sirva.
Es por eso que nuestra política debe ser de generar las condiciones propicias para el desarrollo de las personas, en cuanto a lo económico, la educación y el desarrollo; tenemos que hacer una propuesta de inclusión para crear verdaderos ciudadanos, responsables, con valores, buscando el bien común y cuidando la dignidad de las personas.
Vamos a luchar diario para que las condiciones sean favorables para todos, que la corrupción deje de ser el motor para llegar a los gobiernos, que los salarios sean realmente justos y dignos, que las jornadas laborales sean las adecuadas, sabemos que podemos con la ayuda de todos los ciudadanos.
Es momento de exigirle al presidente cuentas claras y políticas económicas coherentes, justas y en beneficio de la población. Es nuestro momento, que nadie se quede callado cuando vea actos de corrupción porque entre más hable el pueblo, en esa medida, tendremos mejores gobiernos.