En tan sólo dos años de gobierno del presidente Enrique Peña Nieto se echan a la borda 12 años de estabilidad económica y financiera que los gobierno del Partido Acción Nacional construyeron.
El viernes pasado la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) anunció un recorte en el gasto público de 124 mil 300 millones de pesos, que se va a llevar a cabo en lo que resta de 2015 equivalente al 0.7 por ciento del PIB, y por si fuera poco, el peso se devaluó aún más frente al dólar, llegando a cotizarse en $15.15, y no digamos el precio del barril del petróleo que continúa en menos de 40 dólares por barril.
Los recortes al gasto público y la devaluación de la moneda siempre traen consigo un menor crecimiento económico, lo que significa un nuevo golpe a la economía familiar de los mexicanos, por lo que será de gran importancia tomar medidas rápidas que permitan fortalecer el mercado interno y con ello evitar una mayor pérdida del poder adquisitivo.
Estoy convencido que para disminuir el impacto y retroceso económico en México es urgente fortalecer y mejorar la competitividad de las empresas en México, así como atraer mayor inversión extranjera, buscando con ello generar mejores empleos y mejor pagados, motivo por el cual es necesario otorgarles apoyos e incentivos fiscales.
Una de las iniciativas que presenté en el Senado y que espero sea apoyada por todos los partidos políticos, es el restablecimiento de la deducción inmediata de inversiones en Activos Fijos que podrán hacer tanto las empresas como las personas físicas con actividad empresarial, ya que la eliminación de la deducción inmediata de activos fijos, que se aprobó como parte de la reforma hacendaria y que entró en vigor a partir de enero de 2014, está siendo una amenaza para frenar las inversiones de las empresas por ser un factor que les reducirá liquidez.
En esencia, la deducción inmediata significa traer a un ejercicio presente el beneficio de la deducción que se tendría en cierto número de años futuros, calculado a través de los porcentajes que el propio estímulo determina, siendo éstos menores al 100% y calculados en función de un análisis de valor presente en el que originalmente se utilizaron tasas de descuento del 7.5% y posteriormente un 5%, respondiendo a la realidad de la economía.
Como por ejemplo una empresa que construye una nave industrial con valor de diez millones de pesos, en una deducción normal la empresa manda a gastos fiscales sólo 500 mil pesos cada año durante 20 años, en el caso de la deducción inmediata puede mandar a gastos fiscales en un sólo año siete millones 400 mil pesos.
Desde 1987 y hasta el 2013 la deducción inmediata de bienes de activo fijo existió como un estímulo que permitió a los contribuyentes deducir en un solo año gran parte de sus bienes nuevos de activo fijo, en lugar de hacerlo de conformidad con los porcentajes que hoy se contienen en los artículos 33 al 35 de la Ley del Impuesto Sobre la Renta.
Muchas compañías venían tomando la deducción inmediata como un estímulo o financiamiento con el fisco, ya que les permitía diferir el pago del impuesto. A partir del 1 de enero de 2014 parte de los flujos que podían diferir por el estímulo fiscal ahora los destinan al pago de impuestos.
Con el estímulo de la deducción inmediata, de alguna manera las empresas financiaban su inversión, era un apoyo que tenían al no pagar el ISR inmediatamente y ahora, al quitarles ese atractivo, les cuesta más porque tendrán que obtener financiamiento a una tasa mayor de lo que implicaba ahorrarse el impuesto.
Con este cambio el pago del impuesto de las empresas aumentó, y por consecuencia dejan de utilizar esos recursos en la reinversión, el crecimiento y creación de empleos.
Es importante reconocer que la deducción inmediata ha sido un estímulo para la inversión, tanto nacional como extranjera, tan es así, que en la página de Proméxico se establecía y promocionaba este concepto como una de las razones para invertir en México, considerando que fomenta el establecimiento de nuevas inversiones en nuestro país, lo que es sin duda correcto, puesto que más allá de consideraciones teóricas e incluso ideológicas, los gobiernos han hecho esfuerzos para la atracción de inversiones, por lo que siempre están en la búsqueda de mecanismos fiscales que fomenten y generen crecimiento económico y sean atrayentes de inversión y por ende de empleos.
Sin el incentivo de la deducción inmediata y las limitantes en las deducciones de las empresas que se dieron con la maltrecha reforma fiscal se ha inhibido el atractivo de invertir en México, ya que según la Conferencia de las Naciones Unidas Sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD, por sus siglas en inglés), los flujos de inversión extranjera directa (IED) hacia México ascendieron a 22 mil millones de dólares en 2014, lo que significó un retroceso del 52 por ciento respecto de 2013, su descenso más pronunciado desde 1982 cuando disminuyeron 63 por ciento.
¿Qué más sigue? Hasta la próxima.