No cabe duda que el título de esta columna es una premisa cierta. Desgraciadamente ha querido utilizarse para sostener el sofisma de que las corridas de los toros son tortura y por lo tanto son un espectáculo alejado de lo cultural y de lo artístico.
La Real Academia Española de la Lengua, la autoridad reconocida hasta el día de hoy para el idioma castellano, define la “tortura” como el “Grave dolor físico o sicológico infligido a alguien, con métodos y utensilios diversos, con el fin de obtener de él una confesión, o como medio de castigo”.
El engaño del sofisma de referencia consiste en tres puntos: primero, hacer pensar que el toro es “alguien”, es decir la antropomorfización (del griego «ανθρωπος – anthrōpos», ‘humano’, y «μορφη – morphē», ‘figura o forma’: es la atribución de características y cualidades humanas a los animales de otras especies, a objetos o a fenómenos naturales) de la cultura contemporánea ha hecho que a los animales les reconozcamos personalidad, dándoles nombre, trato y naturaleza humanas, equiparando los rasgos de su naturaleza a los nuestros. Gran parte de culpa de esta situación la tienen los creadores de dibujos animados en el siglo XX.
Esta antropomorfización provoca que asumamos, por ejemplo, que un perro necesita de un colchón y un techo para dormir, y que quienes hemos decidido tener a nuestro noble guardián en el patio o el jardín, sin dejarlos entrar a nuestra casa seamos vistos como desalmados, por decir lo menos. Las diferentes razas caninas requieren de distintas condiciones, pero ninguna de ellas se equipara a las humanas. No quiere decir que quien haya decidido dejar dormir a su mascota sobre su cama esté actuando mal, es su cama y su albedrío, pero es innegable que el amigo peludo no lo necesita.
El segundo punto del engaño del sofisma es hacer creer que en verdad existe un castigo al que se somete al Toro de Lidia. Aunque en el argot taurino se le llame “castigo”, por ejemplo a la puya, no se trata en realidad de un correctivo o un escarmiento. En realidad lo que se está haciendo es poniendo a prueba la bravura del animal, para conocer de qué tan buena sangre es heredero, de acuerdo a las características que se ha fijado su criador.
Por último, hace creer que el objetivo principal de la lidia es hacer sufrir al animal. Esta afirmación patrocina gran cantidad de los insultos que los taurinos reciben todos los días de parte de los animalistas. El animalista promedio quiere hacer pensar que el taurino es un ser desalmado, que disfruta del dolor ajeno, y que, como en una arena romana, se regocija de que verdugos perfectamente bien entrenados y armados acaben con víctimas inocentes e indefensas. Nada más alejado de la realidad.
El taurino no disfruta con el dolor del toro. El verdadero aficionado taurino sabe que el dolor es apenas un ingrediente que hace que las características naturales y sublimes del toro bravo aparezcan y se manifiesten. Es sabido que el mejor toro es el que da lo mejor de sí, sin necesidad de recibir “castigo”, y a pesar de recibirlo.
La presencia de sangre en la arena no es algo que se quisiera, es algo que se necesita. Los diferentes grados de sensibilidad presentes en los humanos (tan distintos como las tonalidades de nuestros cabellos) son causa de que haya quienes puedan sobrellevar un espectáculo intenso y apasionado como es la lidia de un toro bravo, y quienes no.
Es por ello que el mejor argumento de los taurinos hacia sus opositores es: “si no le gusta, no vaya”. No cualquiera tiene la sensibilidad adecuada para ver lo que ahí sucede. Nadie le llevó a fuerzas, al contrario, ahórrese unos pesos de su entrada y haga que sus pasos le lleven a otro tipo de entretenimiento que su sensibilidad le permita soportar.
La realidad es que esta sensibilidad de muchos les hace sólo ver la sangre, y no darse cuenta del espectáculo sublime que se está desarrollando, y del que la sangre es como la cruda (la resaca): una invitada que nadie quiere que llegue, pero que nosotros mismos invitamos.
El filósofo galo Francis Wolff argumenta: “La desgracia es que en la actualidad prolifera una cierta moda oportunista, vagamente naturalista, vagamente compasiva, vagamente ‘verde’, vagamente ‘victimista’ y sobre todo completamente ignorante tanto de la naturaleza animal como de la realidad de las corridas de toros. Esta coyuntura suscita simpatía con cualquier causa animal de manera tan espontánea como irreflexiva y por tanto despierta la antipatía inmediata contra la fiesta de los toros. Así, para un gran número de personas, ¿no es cierto que las corridas de toros son ese espectáculo bárbaro donde se matan en público pobres animalitos? Entonces, para garantizar el éxito de las campañas antitaurinas, basta con que unos cuantos militantes exaltados recurran a algunas imágenes impactantes de la televisión, a algún eslogan (‘¡tortura!’) y a alguna injuria (‘¡sádicos!’) simplistas.”
El conocimiento de los argumentos de aquellos a quienes agreden constantemente, amigo antitaurino, pueden hacer suavizar tu postura, para conseguir una mejor convivencia entre seres humanos, valor más importante que la compasión hacia una idea que la cultura moderna ha formado.
Después de tres lunes de abstinencia, pido disculpas al lector y a mis amigos de La Jornada Aguascalientes, quienes amablemente me alojan en su contenido, por lo irregular de esta entrega, y hago el firme compromiso de ser más diligente en lo subsecuente.
Twitter: @manuelcortina [email protected] www.manuelcortina.com
Manuel Cortina Reynoso, respecto a tu nota de opinión te comento lo que pienso al respecto:
Mi opinión es que a pensar de encontrarnos en el siglo XXI, alguna gente como (tú) piense de manera “retrógrada” en que los toros y toda esa mierda es “arte”. Eso es solamente un “espectáculo bizarro” una carnicería, al estilo de los romanos, donde martirizaban y asesinaban cristianos, “La presencia de sangre en la arena no es algo que se quisiera, es algo que se necesita” que diablos quieres decir con eso?! esa es la típica forma de pensar de la gente morbosa que le gusta la sangre y ese tipo de espectáculos. Una herida es una herida y al toro, perro, gallo, caballo, humano igual le duele y si lo pinchan, mutilan, golpean y si no me crees, te vamos a pinchar con una de esas puyas a ver que dices al respecto. No soy ambientalista radical ni nada por el estilo, pero si soy biólogo y no me interesa todos los argumentos taurinos que me presentes, que si es arte, que si la sangre llama, que si es tradición de Aguascalientes, y no se cuanta cosa me puedes decir, así que no estoy de acuerdo como la mayoría de los ciudadanos de ags en las corridas de toros, ni en las peleas de gallos, ni en la peleas de perros. UDS (junto con el GIGO y Jose Luis Morales que seguro te lo encuentras en la bonaterra) SON LOS INGNORANTES MAS BIEN! les invito a que se informen bien de lo que significa para cualquier animal el sufrimiento que les causa ese espectáculo.
P.D. ahh y si se llena la plaza de toros y el palenque no quiere decir que es todo ags EHHHH!!!
Juan. Respecto a tu comentario anterior te diré lo que pienso al respecto.
Mi opinión es que, a pesar de encontrarnos en el XXI, algunas personas como tu, piensen tan parcialmente. Te guste o no, “ES ARTE”. Tu típica forma de pensar se encasilla con personas fundamentalistas, fanáticas, radicales y torpes de pensamiento crítico (es tu nata condición y no podemos hacer nada al respecto). Si alguien aquí es “Sádico”, ese eres tú. ¿Como pretendes defender tu extremo sentimentalismo imaginando intentar “pinchar con una de esas puyas a otro ser humano?. Esa forma de pensarse justiciero, e ideando aplicar revancha en igual proporción al que tu crees, es la más auténtica forma “RETROGRADA” de pensar. Para eso ya tenemos leyes y reglamentos. Nadie ha negado ni negará que todos los seres sienten dolor, pero aquí me apena que presumiendote biólogo no sepas o no quieras enterarte de la auténtica naturaleza del toro de lidia, tu muy mediocre cerrazón a recibir argumentos taurinos es lo que hace a tu postura ser radical y extremista (es como yo digo). Tienes derecho a no estar de acuerdo, pero para tu pesar, hay muchos que no pensamos como tu, y me guste o no, te guste o no, tenemos que convivir respetándonos. Yo no creo que seas ignorante, pero si estás mal informado, te invito a que te informes bien de la vida del toro de lidia desde su nacimiento. A mi no me gusta el futbol, ni la lucha libre, ni la “música” grupera, ni las carreras de autos y pues no voy, pero respeto esas actividades. Además te falta informarte sobre la cadena económica que se genera y mantiene muchos hogares, (también cuenta el principio de propiedad privada) y sobre el derecho a la realización de actividades lícitas. Ni las corridas ni el palenque es todo Aguascalientes, por eso solo son en promedio hay 15 eventos taurinos durante la feria, muy pocos comparados con los 373 eventos culturales que hubo el año pasado, aparte los deportivos, artísticos, literarios, gastronómicos etc. eehhh !!. Espero que comas aire y protones porque hasta las lechugas sienten.
Muchas gracias biólogo juan, por su comentario. Me quedo con una frase “…no me interesa todos los argumentos taurinos que me presentes…” considero que ese es precisamente el problema. Ojalá y algún día se dé tiempo de interesarle.
ESTOY DE ACUERDO CONTIGO JUAN,Y MI PARTE FAVORITA DE UNA CORRIDA DE TOROS ES CUANDO EL TORO MATA AL TORERO,