Es poderoso. Lo llaman señor. Le dicen don. Huele bien. No compra felicidad. Tampoco enriquece el alma. Embellece al feo. Se le asocia a la lámpara del señor don Aladino. Por su excesiva valoración, el célebre Benjamín Franklin solía decir: “De aquel que opina que el dinero puede hacerlo todo, cabe sospechar con fundamento que será capaz de hacer cualquier cosa por dinero”.
Se maldice al dinero pero como sirve en tiempos precarios. Los representantes de las instituciones afectadas por la iniciativa del titular del Poder Ejecutivo de Aguascalientes, para reformar y adicionar la Ley del Patronato de la Feria Nacional de San Marcos, fijan su postura:
La presidenta estatal del DIF, Blanca Rivera Río, ejerce el imperial derecho otorgado por la ley. Confronta la forma y el fondo. Saca de los muros de la Casa Aguascalientes el desencuentro con el gobernador Lozano de la Torre. Hace pública su reiterada vocación, traducida en sensata opinión, de ayudar a los más necesitados.
De aprobar los diputados la iniciativa en los términos remitidos por el ejecutivo, tanto al DIF estatal como del DIF municipal de Aguascalientes, se les quitarían los remanentes -85 y 15 por ciento respectivamente- que genera la feria del santo patrono Marcos, a lo que la esposa del gobernador se opone, porque, entre otras cosas, afecta la actividad de la guardería infantil instalada para apoyar a las y los trabajadores ocupados durante la verbena abrileña.
La maestra Rivera Río argumenta: “Es un servicio realmente importante, esas familias cómo van a poder desempeñar su trabajo… el costo de las guarderías es irrisorio, cobramos diez pesos al día cuando sabemos que el costo real es muchísimo más grande. Claro que sí me pega, sí me afecta, es un análisis y una reflexión. Invitamos a los señores diputados a que valores a dónde quieren destinar este presupuesto”.
Y se mantiene firme en su propósito, en su espíritu solidario, en su afán de apoyar a los que con el sudor de su honesta frente llevan el fríjol y la tortilla a casa: “Claro. Yo no voy a cerrar la guardería, eso definitivamente. Es un proyecto que ha reforzado y ha dado una gran tranquilidad a los padres de familia que tienen la necesidad. ¿Cómo van estas familias a reincorporarse en este periodo ferial? No podemos cerrarla. Dios proveerá, nosotros lo sacaremos” (La Jornada Aguascalientes, 17/02/15).
Desconozco si los legisladores del PRI se irán con melón o con sandía. Aunque no estaría por demás que para evitar una grave equivocación, de funestas consecuencias políticas, se remitieran a la sabiduría del genial Woody Allen: “En mi casa mando yo, pero mi mujer toma las decisiones”.
Pero, por lo pronto, habrá de considerarse los efectos de la iniciativa, al pegar en la línea de flotación del Congreso del Estado, el templo de la soberana discordia. Vale al Paraíso recordar aquella fallida iniciativa, por no decir atroz maniobra, para reformar el artículo 52 constitucional, a fin de prolongar el período del entonces magistrado Fernando González de Luna, en la presidencia del Supremo Tribunal de Justicia de Aguascalientes.
Además, en sesión extraordinaria del Cabildo de Aguascalientes, celebrada el reciente 10 de febrero, la mayoría aprobó una opinión para manifestarse, también, en contra de la iniciativa, porque le agravia en varios rubros, empezando por quitarle el indispensable parné y las facultades otorgadas en la Constitución, para dejar a la Presidencia Municipal como florero de sala: de adorno.
Vamos a echar a volar la imaginación. Usted presta su casa para una fiestota. Es anfitrión de lujo. Ofrece los muebles y el espectacular sonido. Paga la luz. Llena el tanque de gas estacionario. Compra arreglos florales. Ordena los canapés y el chupe. Contrata a un monito para que cuide la puerta. Pone los meseros. Y luego, los invitados le piden que se salga de su hogar dulce hogar.
Pero el exabrupto no llega ahí. Al final de la pachanga le recuerdan que debe llamar al servicio doméstico para el after party. Levantar tiradero. Asear el antro casero. Y dejar todo en orden para el próximo festín.
Por si fuera poco, los invasores se hacen tontos al momento de pagar los gastos ocasionados por la gran reunión. Simplemente le dejan una tarjeta manuscrita: “¡Muchas gracias! por participar. Con cariño. Tus cuates y cuatas”.
La iniciativa del gobernador Lozano debió salir de un Pacto por la Feria, para evitarse el escarnio público, ¿no cree usted?
Porque alguien debe de escribirlo: Tal y como lo anticipé en mi entrega anterior, Anayeli Muñoz Moreno y Gilberto Gutiérrez Gutiérrez, no cumplieron su palabra. Tampoco mandaron al diablo a sus patrones del PRI. Los Tucanes del Congreso fueron aplacados. Se acabó el infantil berrinche. El programa Un kilo de ayuda los regresó a la jaula tricolor.
Aunque, el también caporal estatal del PVEM, reconoció su añeja actividad comercial, la de acompañante, para llevarse una lanita extra a los abultados bolsillos: “Me regresé al Grupo Mixto con el PRI porque el PAN no me cobijó”. Los azules para justificar el desprecio al escort de la fauna parroquial, seguramente argumentaron: “Si vamos a pecar, que sea por algo que valga la pena”. La prostitución política continúa floreciendo en los jardines del PVEM.
Coda(zo): Pasada la siete de la mañana del jueves reciente, RadioGrupo transmite el editorial de Otto Granados. Cuatro días después, un poquito tarde, La (im) Purísima… Grilla entera a sus lectores de una parte de su contenido. Repasar a Ryszard Kapuściński le caería muy bien a la tortuga, perdón, columna.