Hay una especie de principio o ley no escrita, o no sé en realidad cómo llamarle, pero se dice que las sinfonías nones de Beethoven son las mejores, todas, excepto la primera que no goza de la misma popularidad y aceptación de sus predecesoras, la tercera, quinta, séptima y por supuesto, la celebérrima novena. Esto no es del todo cierto, por una parte, la Sinfonía Sexta, conocida con el nombre de “Pastoral” es una de las más bellas, aunque sea número par, y la primera, en lo personal me parece de lo más exquisita y de una belleza incuestionable, aun si su popularidad no ha trascendido más allá del gusto de algunos melómanos apasionados del trabajo sinfónico del que probablemente sea el más grande de los sinfonistas de la historia de la música, me refiero, por supuesto, a Ludwig van Beethoven.
La Orquesta Sinfónica de Aguascalientes ha iniciado sus actividades este año 2015 con la presentación en su primera temporada de las nueve sinfonías de Beethoven, entre otras cosas que completan una de las temporadas más atractivas de las que recientemente nos ha ofrecido nuestra Sinfónica, al menos que más llaman la atención del gran público, los verdaderos melómanos apreciarán, sin duda, el corpus sinfónico de Beethoven, como si en alguna ocasión se presentara todo el ciclo de nueve sinfonías de Bruckner, Mahler, Schubert o Dvorak, que son algunos de los compositores que cuentan con nueve sinfonías.
Para este primer concierto el maestro Román Revueltas, director titular de la OSA programó las dos primeras sinfonías, llevará por cierto, un orden cronológico en cada uno de los conciertos, hasta terminar con la Novena Sinfonía en dos presentaciones, 13 y 15 de marzo para el cierre de temporada. Las dos primeras sinfonías todavía están cobijadas por el manto protector del clasicismo vienés y hay mucho de Haydn, principalmente, en estas dos partituras, todavía no se empezaba a manifestar ese incontenible y avasallador romanticismo que encontramos a partir de la Sinfonía tercera, conocida con el nombre de “Eroica” (así sin h), aunque definitivamente las pretensiones de romper con el clasicismo en el que Beethoven nació, las encontramos desde su segunda sinfonía, en donde suprime en el tercer movimiento el tradicional minueto, característico del lenguaje clásico y propio en las composiciones sinfónicas de Mozart y Haydn, cambiándolo por un scherzo que fue, posteriormente, como una especie de sello particular del más depurado romanticismo beethoveniano.
La primera sinfonía, cuya belleza es incuestionable y que para quien esto escribe, puede competir en términos estéticos con las más apreciadas, quinta, sexta o séptima, aunque quizás sin la misma fuerza de estas, mantiene la estructura del sinfonismo clásico, iniciando con un Adagio molto – allegro con brio. El segundo movimiento es un andante cantabille con moto. En el tercer tiempo, Beethoven respeta el minuettto, agregando el carácter de Allegro molto vivace y la sinfonía termina con el tradicional Finale. Adagio – allegro molto vivace.
La segunda sinfonía ya presenta algunos cambios que en su momento fueron considerados como muy atrevidos. El op. 36 inicia con un adagio molto – allegro con brio. Larghetto. En el tercer movimiento suprime el minuet y en su lugar introduce un scherzo para terminar con un allegro molto.
Para la ejecución de este primer concierto, el maestro Román Revueltas, director musical de la Orquesta Sinfónica de Aguascalientes dispuso un acomodo diferente en la sección de cuerdas: ala izquierda del director estaban los primero violines, esto es un estándar que no sé hasta qué punto podamos considerar inviolable, después de los primero violines, estaban los violonchelos llegando hasta el centro del escenario. Atrás de estos se acomodaron los contrabajos y la izquierda de los cellos estaban las violas y finalmente, a la derecha del director estaban ubicados los segundos violines, esto, seguramente, para apegarse más al contexto histórico de las obras que se ejecutaron, es decir, las dos primeras sinfonías del gran Ludwig. El maestro Revueltas es muy respetuoso de las obras que va a ejecutar, así, por ejemplo, lo hemos visto dirigir sin partitura si está trabajando con un repertorio clásico o incluso sin podio si la obra en cuestión es barroca, lo cual verdaderamente agradecemos en función de respetar las diferentes expresiones y lenguajes musicales.
La dotación instrumental para la ejecución de estas dos primeras sinfonías del genio de Bonn es de acuerdo a la tradición y exigencias del clasicismo más fino y ortodoxo, con toda la cuerda, dos cornos, dos trompetas, timbales y maderas a dos, ya en el repertorio romántico, se exigen dotaciones orquestales mucho más robustas.
El público respondió a la convocatoria, creo sin temor a equivocarme que esta temporada será de grandes entradas al Teatro Aguascalientes, con varios llenos durante este primer ciclo de conciertos, y es que definitivamente Beethoven tiene ese gran poder de convocatoria, pero además nuestra Sinfónica que ya nos tiene acostumbrados a grandes y soberbias ejecuciones siempre dirigidos por la solvencia y sapiencia musical del maestro Revueltas.
Para la próxima semana, en el segundo concierto de temporada, tendremos inicialmente el Adagio para Cuerdas de Samuel Barber; Los Pájaros de Ottorino Respighi y después del intermedio, para continuar con el corpus sinfónico de Beethoven, escucharemos la Sinfonía No.3 en Mi bemol mayor, OP. 55 “Eroica” o “Heroica” si la prefieres en español, que es la obra con la que podríamos considerar que entramos en el romanticismo musical. El director será nuestro titular, el maestro Román Revueltas.
La cita con su majestad la música es el próximo viernes 6 de febrero a las 21:00 horas, en el Teatro Aguascalientes. Por ahí nos veremos si Dios no dispone lo contrario. Hasta entonces.