El ver historias en una pantalla nos ha malacostumbrado a que algo verdaderamente extraordinario tiene que suceder, con la peor de sus variantes puesta en que en medio de algo enorme puede hablarse de las relaciones humanas. Del sexo, el deseo, la envidia, la creatividad, el compadrazgo y hasta la depresión. No sé, me encantan Los Vengadores pero también Funny People, Seinfeld, o su versión estupidísima (Friends, claro) son acerca de seres humanos egoístas y despreciables a los que básicamente vemos existir. ¿Salvan al mundo en 24 horas? ¿Tienen trabajos interesantísimos? ¿Cantan en un coro de preparatoria? No y no.
Realmente aborrezco que el planteamiento de alguna serie o película recaiga en que algo cambia en el primer capítulo o acto. Claro, hay toda una vida de producciones maravillosas, pero es algo que nunca me acaba de llenar. Lo peor que puede pasar es que digas “¡Hey! Yo quiero seguir viendo la egoísta vida de Tony Stark, no media hora de su vida en una cueva mugrosa”. Por supuesto, al final seguimos viendo la egoísta existencia de Stark (ahora con un corazón de reactor nuclear).
Hay a quién le aburre Boyhood porque “no pasa nada”. Generalmente los que dicen eso son el más bajo denominador de nuestra sociedad. ¡Pasa de todo! Creces, odias el mundo, lo amas, te enojas con tus papás, entiendes a tus papás, te gusta una chica, estudias, tienes flojera, vas en bici y orinas a campo abierto. En la columna pasada hablaba de las masturbatorias y estúpidas obsesiones de los profesores de ¿Comunicación? (cineastas frustrados, cof, cof), lo retomo porque gente como ellos ha educado a una generación para que espere un cambio o cosas terribles dentro de las historias. Es una expectativa que no va a pagar en Boyhood, porque simplemente no lo necesita.
Me hubiera gustado disfrutar esta película sin saber su anormal proceso de grabación, pero ya superado el morbo, ciertamente es hermosa. En serio, como para llorar en ciertas partes. Recordé lo mucho que amo a mis padres, la relación con mis hermanos, que amo a mi novia, que muchos tenemos situaciones económicas complicadas pero luego nos recuperamos y un sin fin de emociones con las que es sencillo identificarse si eres humano en la civilización occidental.
En este producto, disfrutamos un todo. Para quien diga que la historia parece de película del canal Lifetime o Hallmark, pues qué poca capacidad de comprensión. Una película no la disfrutas leyendo solamente el guión, hay imágenes, música, ritmo, encuadres. Todo debe de funcionar. Así como hay producciones donde al planteamiento no se le hace justicia en la realización, hay casos en los que un guión débil renace gracias a las escenografías, fotografía y actuaciones. En Boyhood es algo redondo.
Y no, el padrastro no viola a nadie. Ni la mamá es suicida. El papá no los golpea. El jefe del trabajo tampoco les avienta monedas en la cara. No es un capítulo de Lo que callamos las mujeres (y créanme que he visto más de 200 de esos). Algunas veces necesitamos historias un tanto más ¿comunes?, como la vida misma.
Bocadillo: Hoy sale publicado en este periódico /AUTONOMÍA, el suplemento joven y sexy para La Jornada Aguascalientes, el que paga las cuentas (no es cierto, pero igual vale la pena).
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