Cómo no querer a nuestro generoso presidente si ahora anda regalando lo que no puede faltar en los hogares mexicanos, y no me refiero a la dignidad ni a la canasta básica ni mucho menos a empleos bien remunerados, el aparato que unió a la familia hasta antes de que los dispositivos móviles con internet lo desbancaran, el invento más novedoso del siglo XX, aquel que logró abrir canales por donde se diseminó como plaga la ideología de los partidos políticos, del mismo gobierno, de los poderosos del país, el aliado de la educación en entretenimiento y la información, sí, estimado lector, la otrora majestad, la televisión.
De los botones y el cinescopio al control remoto y la pantalla de led, lo importante es tener señal digital para seguir disfrutando del canal de las estrellas y su elenco de lujo, lo demás es lo de menos, nosotros, el pueblo, necesitamos pan y circo para caminar tranquilos. El señor presidente atendiendo lo que reza la Reforma en Telecomunicaciones, este año entregará 10 millones de televisores digitales de manera gratuita al sector más necesitado de nuestra sociedad, sí, de esos que le digo, de los que tienen control remoto y pantalla plana. Será bueno conocerlos físicamente e identificar de qué marca son, no vaya a ser que nos encontremos uno de esos en casa de los jefes de departamento de las dependencias federales, estatales o municipales, que a decir verdad, sería lo de menos, lo demás es tratar de entender la jerarquización de estos aparatos sobre la canasta básica por ejemplo.
El costo promedio de un monitor plano de los más pequeños, le hablo de uno de 19 pulgadas, que cuenta con entrada para recibir la tan esperada señal digital cuesta alrededor de los 2,400.00 a los 2,600.00 pesos.
Se acuerda que con anterioridad nuestro mismo personaje obsequió dispositivos electrónicos tipo “tablets” a los jóvenes estudiantes también de escasos recursos, con el único fin de coadyuvar a su educación. ¿Cuál fue el resultado, dónde están esos dispositivos?
El discurso ahora es “tenemos que dejar la televisión análoga, la antigua televisión, la que todavía es la manera en que muchas familias mexicanas se informan y tienen entretenimiento”. Eso es ser generoso, claro que sí.
Imagine un México sin 10 millones de televisores o más bien pantallas digitales obsequiadas a los más necesitados, sería una catástrofe. ¿Cuánto costó el proyecto, de dónde salió el recurso? Eso es lo de menos, lo de más es el impacto mediático y la penetración de los mensajes que garantizan ser recibidos por la sociedad a través de sendos obsequios. Y si en lugar de estos sofisticados aparatos se entregara un vale de despensa por 2,600 pesos MN 00/100 ¿qué haríamos?, pues comprar comida para subsistir por lo menos un mes adquiriendo los víveres en una tienda de autoservicio; si lo ve así, claro que convienen más las 21 pulgadas planas, pero y si a uno que otro compatriota se le ocurre vender su tele por dos mil y comprarse lo que se le venga en gana, dirá usted que eso ya no es problema del jefe supremo y su bondadoso gesto, no claro, sin embargo, la estrategia no está blindada o por lo menos no lo conocemos.
Ya lo dijo (entre otros tantos) Carlos Monsiváis, “la televisión es la caja idiota, no hagas de la televisión tu único medio de conocer el mundo, sólo aprenderás lo que alguien más quiere que aprendas.”
Pero no todo es gris, querido lector, sí se vislumbra un destello al final del camino, una luz que pudiera salvarnos de los leds los plasmas y los lcd, como lo señalé con anterioridad, su nueva majestad, el internet.
Y hablando de celebridades, este medio, realmente de comunicación, incrementa su audiencia día a día de manera exponencial; el jefe dijo que “gracias a la Reforma de Telecomunicaciones se posibilitará que haya una mayor competencia dentro del sector, con ofertas distintas para los usuarios que podrán escoger a la compañía telefónica que les preste servicio”, además refirió que habrá más sitios en todo el país con acceso a internet de manera gratuita. Genial, Facebook para todos…
No me tache de pesimista, por favor, pero así somos los seres humanos, o por lo menos los mexicanos, la novedad es lo más atractivo, la comunicación a distancia, virtual e inmediata nos llena la pupila y el coeficiente intelectual, claro que celebro la apertura de este medio, lo que señalo es el uso que la mayoría de nosotros le da, le comparto como experiencia propia; mi estancia en instituciones de educación superior frente a grupo es de aproximadamente cuatro horas al día, de las cuales observo a los estudiantes estar en clase, atender el dispositivo móvil léase Facebook, WhatsApp, Twitter, interactuar de manera superflua en clase y hablar con sus compañeros de al lado.
Sin duda, son bienvenidas las acciones del señor presidente y su grupo de asesores en la materia, sólo que falta apuntalar algunas aristas que de no cuidarse opacarán el esfuerzo y no tendrán el impacto deseado.
Educar, entretener e informar como los pilares de la función social de los medios de información y comunicación, sin duda necesarios en estos momentos, lo que nos resta es consumirlos de manera responsable y no dejarnos llevar por el color del cobre que como oro, quiere brillar.
Twitter: @ericazocar