¿Por qué sufren los niños? / Cinefilia con derecho - LJA Aguascalientes
22/11/2024

En días pasados la pregunta de una pequeña filipina nos dejó a todos helados, pues inquirió a SS Francisco I: “Hay muchos niños olvidados por sus propios padres. También hay muchos que son víctimas de cosas terribles como las drogas y la prostitución. ¿Por qué Dios permite que estas cosas sucedan, cuando además no es culpa de los niños? ¿Y por qué hay tan poca gente que nos ayuda?” Un cuestionamiento al que respondió el franciscano: “como dije recién, el núcleo de tu pregunta casi no tiene respuesta. Solamente cuando somos capaces de llorar sobre las cosas que vos viviste podemos entender algo y responder algo. La gran pregunta para todos: ¿Por qué sufren los niños? ¿por qué sufren los niños? Recién cuando el corazón alcanza a hacerse la pregunta y a llorar, podemos entender algo”.

¿Qué representa ese aprendamos a llorar? Para mí es muy claro que involucra identificarnos con el otro, tomar su lugar, vernos en ellos mismos de corazón, y sólo así podremos entender qué es lo que necesita nuestro hermano, nuestros niños en situación de desventaja; no se trata de dar monedas, ha dejado muy claro Bergolio, porque esa caridad es mundana y no nos sirve para nada, sino de llorar, lágrimas que salgan desde el corazón y que son la única fuente que nos puede llevar a encontrar la respuesta al porqué los niños sufren.

¿Cómo se traduce el llorar? ¿Es acaso que la tristeza inunde tanto nuestra alma como para que aprendamos que la única salida es buscar la felicidad no sólo nuestra sino de los demás? Tal vez indagar la sonrisa en los niños, de nuestros semejantes, que nadie esté triste pues no puedo ser feliz sin el otro como lo experimenta el ingenuo pingüino Cabo en el cortometraje Travesura en navidad (2005), ese cuento tan divertido que incluso provoca que la recién estrenada película nos resulte un tanto fofa. Es extraño que los creadores de estos simpáticos personajes se hayan esmerado tan poco en el largometraje Los pingüinos de Madagascar (2014), spin off de la saga Madagascar de tal forma que se queda lejos de las aventuras a que nos tenían acostumbrados los gorditos y bonitos. Y es que en aquella franquicia de Dreamworks, los personajes secundarios parece que robaron cámara a Alex el león y a la cebra Marty, no se trata sólo de los cuatro neuróticos pingüinos (como los califica Alex en la primera parte de Madagascar),  sino también del locochón rey Julién tan jovial y festivo que incluso ahora también tiene su propia serie a través de Netflix.

Mientras que en la cinta de 2014, los pingüinos de Madagascar viven una aventura mundial cuyo guión es inconsistente e incluso algunas de las circunstancias tienen que entrar con calzador, en el cuento navideño no sólo podemos ver en 12 minutos la intención de que nadie esté triste en el zoológico de New York, sino que la personalidad de cada una de las aves es explorada mucho mejor que en la poco más de hora y media que dura la película, así resalta el liderazgo de Skipper, la inteligencia de Kowalski, la piromanía de Rico y claro, la bonhomía e inocencia de Cabo. El guión y la animación combinan a la perfección la idea del comando militar especializado de los pingüinos, se siente realmente la esencia del cine de acción militar norteamericano que tanto le falla a la película, pesa la mano del director Gary Trousdale responsable de otros tantas cintas de animación clásicas. Me gusta la idea de que gracias a Cabo el oso polar Ted que estaba sólo y se veía muy triste, pasa a formar parte de esta familia poco ordinaria de gorditos y bonitos; de hecho la intención de Cabo de darle sólo un regalo para animarlo pasa a segundo plano cuando es invitado a vivir en la guarida de los pingüinos.

Su santidad habló de algo más allá de lo material: “¡Existe una compasión mundana que no nos sirve para nada! Una compasión que a lo más nos lleva a meter la mano en el bolsillo y a dar una moneda. Si Cristo hubiera tenido esa compasión hubiera pasado, curado a tres o cuatro y se hubiera vuelto al Padre. Solamente cuando Cristo lloró y fue capaz de llorar entendió nuestros dramas”, el santo padre nos deja una tarea muy complicada: ¿qué implica aprender a llorar? El camino hacia el que nos dirige no es fácil, la respuesta y connotaciones de las palabras llanto y amor se incrustan de manera personal en cada uno de nosotros y nos llevarán a reflexionar personalmente ante un mundo de sufrimiento que pareciera no tener dios para algunos, por lo pronto, simboliza como en Travesura de Navidad, dar felicidad.

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2 thoughts on “¿Por qué sufren los niños? / Cinefilia con derecho

  1. Por favor, la película de Los Pingüinos ésta increíble, y tiene también un mensaje, es diferente al de Una Travesura Navideña, pero también es importante:
    1.- La Familia
    2.- Toda persona, por pequeña que sea, cumple un rol importante. Y puede marcar un cambio significativo.
    Tal vez no éstos temas no se encuentren tan explícitos como el cortometraje, mencionado anteriormente, pero claro que tiene enseñanzas y muy bonitas, y útiles.

    1. Sí, claro, tiene mensajes, pero eso no quita que hay cosas hasta cierto punto absurdas, como la forma en que construyen en un par de minutos una supuesta rivalidad del pulpo con los pingüinos o por ejemplo la extraña idea de que el rayo se puede revertir con la bondad de Cabo. Cierto, es divertida, pero nos deja mucho que desear respecto a esa pandilla de aves que tanto nos ha hecho disfrutar en otros filmes. Saludos y gracias por leerme.

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