Detesto la forma tan verdulera en la que mucha gente ve la política, un acto de “yo estuve ahí apoyándote” a cambio de “ahora dame”: “Aquí está tu gente del Distrito XII, no te olvides de nosotros Dennis”, como si el político condicionara su actuar según el apoyo que recibe.
Ruidoso y multitudinario evento, convirtiendo la sede alterna del Partido Revolucionario Institucional en algo parecido a un mercado donde se vitorea a gritos a lo que se ponga enfrente, sin hacer acto de razón, “Guuustavo Guuuustavo, vamos por el 2 (Distrito), vamos por el 2… es el 2 ¿verdad? Jajajaja”. Misma multitud que minutos antes incondicionalmente gritaba “Deeeennis Deeeeennis, vamos por el 2, vamos por el 2”, el chiste es quedar bien con todos para luego estirar la mano con quien sea el ganador.
Acto tan mecánico y ciego, sumándole falta de prudencia: “Que sí, que no, que cómo chingaos que no”, hacen ruborizar a Dennis Ibarra frente al Comité. Gustavo Granados Corzo esconde en una ligera sonrisa una visible expresión de “¿dónde te apagas?” ante la constante interrupción y no poderse dirigir a la gente que lo acompañan a su registro. Afónicos acarreados piden agua mientras les piden que guarden silencio a la vez que se llevan a cabo entrevistas para la televisión. Eso no puede estar bien.
Quiero creer en la existencia de una ferviente pasión por la política, pero pienso que al buscarla, no lo haría basado en partidos ni en carismas, sino en propuestas. Algo que sigo sin encontrar.