Bienaventurado aquel que ha encontrado su trabajo; que no pida más
Thomas Carlyle
Una joven relataba sus aventuras y desventuras en las entrevistas de trabajo. Es una chica muy preparada, con posgrado y habla varios idiomas. Tiene una larga lista de entrevistas a sus espaldas y aún no entiende por qué le está costando tanto encontrar un trabajo digno, acorde a su perfil y con un buen salario. Tal vez sea porque no hay suficientes empleos o tal vez sus expectativas son muy altas y las empresas no están dispuestas a cumplirlas.
Nos contaba de su última experiencia con tres entrevistadores. El más sensato la cuestionó sobre temas relacionados con su profesión y se sintió muy segura con las respuestas. La segunda entrevistadora empezó a salirse del tema y le dijo que explicara cómo organizaría la recepción de una delegación de la India. El tercero no quiso quedarse atrás y se salió aún más del guión, él le pidió que le dijera cuáles eran los últimos comandos de excel. Es posible que detrás de esas preguntas haya una explicación razonable y que se hagan con la intención de conocer a fondo al futuro empleado; aunque más bien dan la sensación de que pretenden jugar con el tiempo de las personas.
El final de la entrevista ya lo conocen muchos jóvenes que pasan por la misma experiencia. Los despiden con la frase de “nosotros nos pondremos en contacto con usted” y no lo hacen, los dejan en una espera sin tiempo que acaba por hartarlos y que minan profundamente su seguridad y autoestima. Luego vienen los cuestionamientos, ¿qué hice mal? ¿Qué contesté mal? ¿Dónde me equivoqué? Y con el paso del tiempo acaban por desmoralizarse.
En muchas instituciones educativas les enseñan a redactar el currículum y todas las técnicas para salir airosos de las entrevistas. También se escriben miles de artículos y libros sobre el tema, pero la realidad es que la búsqueda de trabajo se está convirtiendo en una difícil tarea a la que se enfrentarán muchos de los graduados y en este proceso se darán cuenta de que siempre tendrá más importancia el factor humano que cualquier técnica. El éxito tiene un alto porcentaje de suerte, de oportunidad, de simpatía por parte de los entrevistadores y un mucho de preparación, actitudes y valores que el entrevistado reflejará en dicha entrevista.
Las entrevistas no dejan de ser evaluaciones subjetivas, sujetas al criterio del entrevistador y la mejor preparación no será nunca un ejercicio de simulación y farsa, sino la proyección de una personalidad que se ha forjado en el estudio, el trabajo y el esfuerzo, porque sin duda eso es lo que aflorará en la entrevista. Lo ideal es que actúen con la mayor naturalidad y siendo ellos mismos. Serán las actitudes, más que las aptitudes, las que podrán convencerlos de que son la persona que el empleador necesita.
Sin embargo, independientemente de la importancia que tienen las actitudes y la preparación de los que se someten a una entrevista laboral, lo cierto es que estamos ante la ley de la oferta y la demanda y el mercado laboral está inundado de egresados universitarios, mientras que los empleos no están creciendo en la misma proporción y parte de la culpa la tienen los gobiernos que han olvidado la importancia de planear la educación superior.
No acabo de entender esa competencia feroz a la que se han lanzado los países para ver quién tiene más graduados universitarios y que sea este indicador el que les dé prestigio a nivel internacional, en vez de ser el de egresos versus colocación. Creo que de nada sirve aumentar la población con estudios universitarios si con ello sólo se les está creando falsas expectativas, porque su país no puede garantizarles un trabajo digno y bien pagado. Este panorama desesperanzador para los estudiantes universitarios, cada vez se agudiza más.
Estamos asistiendo al fenómeno de una juventud que sí estudia pero no trabaja y que acaban convirtiéndose en estudiantes profesionales ya que, al no encontrar trabajo, hacen del estudio un estilo de vida. Piden becas para realizar maestrías y doctorados por años y muchos de ellos jamás han pisado una empresa.
Yo creo que no es necesario que todo el mundo tenga carrera universitaria y un sinfín de posgrados, hay muchas alternativas con las que seguramente les sería más fácil encontrar empleo o desarrollar su propio negocio.
No deja de ser simpática la anécdota de una entrevista como la que describía esta joven, pero la verdad es que es muy triste que gente tan preparada y con tanta ilusión por integrarse a un trabajo para el que se prepararon, se vean sometidos a un sinfín de entrevistas y lamentablemente, con cada una de ellas van perdiendo la ilusión, el entusiasmo y las ganas de luchar.
No son técnicas o consejos para tener éxito en una entrevista laboral lo que necesitan los jóvenes, ellos se merecen un sistema educativo que los prepare para ser empleadores y no empleados; que los oriente a las carreras técnicas, a la formación para el trabajo y a otras opciones que les permita encontrar trabajo o ser autónomos; merecen también un gobierno que revise su política económica y genere empleos con condiciones más justas de las que hay en los que ahora se ofertan.
@petrallamas