He andado muchos caminos/ he abierto muchas veredas/ he navegado en cien mares / y atracado en cien riberas. Escribía Antonio Machado en un poema que, aunque no lo parezca, tiene una alta carga de mensaje político.
El 23 de marzo de 1914 en el Teatro de la Comedia de Madrid, Ortega y Gasset presentaba una recién constituida Liga de Educación Política. En su discurso inaugural, el propio Ortega pronunciaba: “Si somos leales con nosotros, las formas de gobierno nos aparecerán como de aquellas cosas de que en algún caso podríamos prescindir o que podríamos trasmudar”. Antonio Machado se inscribió desde un inicio en la nueva asociación.
Una pirinola es un juguete en forma de trompo, con un pequeño asidero en su eje, que tiene normalmente seis caras planas en sus contornos en donde están escritos distintos rótulos, que se utilizan para jugar, echar suertes y hacer apuestas. Al parecer, las pirinolas (llamadas también perinolas) son ilustradas por primera vez en documentos y figuras romanas, entre los miembros de las legiones de la Roma antigua.
Un grupo de jugadores se sienta en torno a la pirinola, cada uno de ellos tiene un capital con el que va a jugar, pueden ser fichas, cuentas o incluso dinero. Al centro se pone la primera apuesta, según se acuerde previamente, luego, un jugador gira la pirinola, y según el lado que cae hacia arriba, él o los demás se comportan.
Las opciones contra el jugador son PON 1 y PON 2; las opciones en favor del jugador son TOMA 1, TOMA 2 y TOMA TODO; y existe otra opción que les afecta a todos los jugadores: TODOS PONEN, ante lo cual, no importa que no hayan girado la pirinola, a todos les toca poner.
Lo interesante de este juego es el parecido que tiene con la vida real, y en especial con la política.
Cada uno de nosotros juega el juego de la vida con el capital que tiene, sus capacidades, su familia, sus amistades, incluso su capital político, y de pronto se presenta el momento de girar la pirinola, es decir, tomar una decisión, aprovechar una oportunidad; y el destino, que normalmente tiene mucho sentido del humor, hay veces que da y otras que quita, hay veces que se pone uno, y otras que por culpa de uno, a todos los demás nos toca poner.
Pero al contrario que con la pirinola, en la vida real no todo depende de la suerte, sino de las decisiones que se tomen, de las fichas que se jueguen, de las oportunidades que se aprovechen.
En todas partes he visto, escribiría hace cien años Antonio Machado, caravanas de tristeza/ soberbios y melancólicos/ borrachos de sombra negra. Personas que decidieron, permítaseme la analogía, “tirar su pirinola” sin involucrarse con el hermano.
Antonio Machado, un humanista social de cepa, defensor de la República, que desdeñaba la sociedad que bostezaba mientras había otra España que moría, y que sentenció al español que venía al mundo en el momento que él escribía esas palabras una de las dos Españas, ha de helarte el corazón.
Ese Machado reclamaba al talante elitista de algunas personalidades. Les llamaba pedantones al paño, les reclamaba su hipocresía, su conformismo, les reclamaba que habiéndose colocado en un estatus quo desde el gobierno, huecos y tartufos preferían conservar su cargo sin vaivenes que animarse a realizar lo que verdaderamente necesitaba el pueblo a quienes mal gobernaban.
Nuestra neutralidad hoy consiste, escribía Machado en enero de 1915 desde Baeza, en no saber nada, en no querer nada, en no entender nada. Hemos tomado el espectáculo (hablaba de la primera guerra mundial y de la postura asumida por España) como si fuese una corrida de toros. En los tendidos se discute y se grita, frascuelistas y lagartijistas: germanófilos y francófilos.
La neutralidad oficial asumida por los gobernantes no era compartida por un amplísimo sector de ciudadanos pertenecientes a todas las clases sociales. Los españoles de hace cien años exigían a su gobierno dejar de bostezar y comprometerse.
En la vida, no es el azar el que da todo o quita todo, sino muchas veces una buena decisión puede conceder al que la toma, un TOMA TODO, pero habrá que valorar si esa decisión no deja agraviados en el camino, porque en otra oportunidad que aquellos tengan podrá no importarles lanzar su pirinola en contra de quien antes les afrentó.
De igual modo, si nuestras decisiones llevan a todos a tomar lo que hay, a la vuelta de la esquina encontraremos buenos amigos o al menos agradecidos compañeros de juego, que no titubearán en hacer que el turno de su pirinola nos beneficie.
Hoy encontramos por todos lados gente que bosteza en sus escritorios, esperando quizá que en el siguiente tiro de la pirinola puedan caer parados, y tomar todo; pedantones que se creen superiores a los demás y que toman sus decisiones sin importar los agraviados que queden en su camino, por sus acciones, pero también por sus omisiones.
Mala gente que camina/ y va apestando la tierra…
@manuelcortina
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