La música es realidad objetiva sólo en el momento en que acontece. Al callar, deja su imagen en el alma
Luís Herrera de la Fuente.
Cuando yo era un niño, mi papá solía contarme historias acerca de increíbles gestas heroicas y fantásticas hazañas, una mezcla de mito y realidad. En mi fértil imaginación de niño iba dándoles una forma física a aquellos nombres de valerosos y osados guerreros: Héctor y Paris, Ulises y Aquiles, Menelao y Agamemnón. Me imaginaba a la hermosa Helena sumisa ante el secuestro del indómito Paris y todos sus generales troyanos y cómo era liberada después de esa sangrienta guerra por Menelao y todos aquellos “hermosos aqueos de blondos cabellos” como los describe Homero en su inmortal epopeya.
Pero las historias que mi papá me contaba no eran solamente de esa fascinante mitología tan lejana en tiempo y espacio, pero tan cercana en cultura, finalmente Grecia es la cuna de la cultura universal. También había nombres y personas más próximas a mi realidad. Recuerdo que mi papá tenía un pequeño cuarto que usaba a manera de estudio en donde se ponía a dibujar incansablemente, de hecho, aún sigue dibujando incansablemente, y esa pequeña habitación la tenía tapizada de postres y fotografías, principalmente de pintores, pinturas y músicos. Recuerdo que en una ocasión tenía un programa de mano de algún concierto de la Orquesta Sinfónica de Xalapa y que para la ocasión era dirigida por el maestro Luís Herrera de la Fuente. La verdad no recuerdo en dónde fue aquel concierto, mi papá me cuenta que la Sinfónica de Xalapa, la más antigua de México y la decana de todas las orquestas, solía venir a Aguascalientes con cierta frecuencia cuando era dirigida por el maestro Jiménez Caballero, posiblemente fue uno de esos concierto en donde el maestro Herrera de la Fuente participó como huésped, aunque en algún momento, él también fue titular de esta organización musical. Tampoco recuerdo qué fue lo que tocaron, posiblemente ni siquiera tomé en cuenta el programa, sólo me fijé en el retrato medio difuso que estaba en el programa y le pregunté a mi papá que quién era ese señor, él me contestó, y eso sí lo recuerdo con claridad, que se trataba del maestro Luís Herrera de la Fuente y agregó, “es uno de los mejores directores de orquesta de México”, y así me contaba historias épicas de los antiguos griegos y romanos, también me contó historias y hazañas de los grandes pianistas, violinistas, cantantes de ópera, y directores de orquesta y poco a poco fui conociendo a algunos de ellos. Recuerdo que me ponía grabaciones en la casa, muy frecuentemente en XENM Radio Casa de la Cultura, hoy en total desamparo cuando en otros tiempos era el gran orgullo de la radio cultural de Aguascalientes, sobre todo los sábados, cuando él no iba a trabajar y yo no iba a la escuela. Me sentaba a los pies de su mesa de dibujo y mientras yo jugaba con cualquier cosa, generalmente con carros de fricción, siempre me ha gustado el automovilismo, él me hablaba de las gestas heroicas libradas en la intimidad de la sala de conciertos, así que desde niño, yo sabía quién era ese señor que hacía magia con su barita y que se llamaba Luís Herrera de la Fuente. Después mi papá me explicó que se llamaba batuta, pero que efectivamente, era una barita mágica, porque con su movimiento el director era capaza de producir verdadera magia, lograba sonidos mágicos, increíbles.
Mi interés por la música fue un gradual pero irreversible proceso, cada vez me gustaba más ese sonido que los directores de orquesta conseguían con su barita mágica y entendí que si bien, las grandes leyendas de la música estaban en Europa, en México teníamos material suficiente para levantar la mano justamente ahí, en las grandes ligas, en la escena internacional de la gran música de concierto, y uno de esos orgullos de la dirección orquestal de nuestro país, entre otros igualmente importantes y trascendentes, era el maestro Luís Herrera de la Fuente.
Me enteré de su muerte unas horas después de que sucedió, el pasado viernes 5 de diciembre. Una verdadera pena, vivió su vida completa, murió de 98 años de edad y sin duda, le dio a la música todo lo que tenía, y al dárselo a la música, nos lo dio por añadidura a nosotros, simples mortales melómanos. Yo tuve la oportunidad de verlo dirigir un par de veces con la Orquesta Sinfónica de Aguascalientes, particularmente, una exquisita versión que hizo del monumental concierto para violín de Johannes Brahms con la participación del maestro Adrián Justus, fue una de esas noches mágicas. Debo decir que no recuerdo la fecha, pero sí aquellos hermosos sonidos, eso se queda ahí para siempre, es de esos concierto que uno no quiere jamás olvidar.
El maestro Luís Herrera de la Fuente es toda una institución en la música, la de dirección de orquesta no es más que otra de sus actividades, fue compositor, pedagogo, musicólogo, intérprete de piano y violín, una persona comprometida hasta la médula de los huesos con la música. Dirigió la Orquesta Sinfónica Nacional, la de Xalapa, la Sinfónica de Minería, la Filarmónica de Jalisco, dirigió como titular también en Chile y Perú y fue director de la Orquesta Sinfónica de Oklahoma en Estados Unidos.
Que en paz descanse el maestro Luís Herrera de la Fuente, sin duda sigue tejiendo milagros con sus manos, ahora en otras latitudes.
Having produced many of the Maestro’s CDs and productions for PBS I am sad that none of the fine obituarys have mentioned any of his extraordinary CDs which remain on sale around the world. Look on Amazon for Herrera de la Fuente and a veritable feast of CDs appear. Many of which have received fabulous reviews from around the world.
A very great conductor and Musical Ambassador for Mexico.