Estimado lector, antes que nada deseo que Dios le dé mucha salud y que a pesar de nuestro entorno difícil tenga un año mejor que el que estamos terminando. Y mis deseos son en ese sentido debido a que este año 2014 ha sido extremadamente negativo, tanto en lo económico, en la seguridad, incremento de la pobreza y la desigualdad, la cual sigue causando efectos nocivos, sobre todo en el sureste y norte (Tamaulipas).
En materia económica la situación ha sido bastante negativa, pues algunas variables han sido francamente desalentadoras, por ejemplo, en materia de crecimiento económico el secretario de Hacienda en dos años de ejercicio ha tenido que retractarse de sus pronósticos ¡siete veces! Por supuesto todos ellos a la baja. Cuando nos dijo, tanto él como el presidente del Banco de México, Agustín Carstens, que las reservas internacionales al estar en un récord nos garantizan estabilidad, resulta que el dólar frente al peso se puso a un tipo de cambio de 15.00 pesos.
Nos dijeron que la reforma energética sería la que nos llevaría a un despegue como país, hoy nos encontramos como uno de los países donde la gasolina y el gas son más caros, ¡y qué decir de la electricidad! Hoy el precio del petróleo está en el precio más bajo en décadas. La bolsa de valores en su nivel más bajo en muchos años. Miles de negocios cerrando a lo largo y ancho de la República, a causa de una reforma fiscal que realmente fue una miscelánea recaudatoria. Todavía recordamos el impuesto a los productos que causan obesidad, que finalmente sólo causaron descapitalización de los trabajadores, pues dichos productos se siguen consumiendo en las mismas cantidades y las campañas contra la obesidad nunca llegaron y mucho menos sirvieron.
Qué decir de los señalamientos de todo tipo de corrupción, nunca investigados ni castigados. Por otro lado, el Congreso no discutió y menos aprobó la nueva ley anticorrupción, dicen que porque se quiere hacer a modo, “sin dientes”, y la Fiscalía Nacional Anticorrupción durmiendo el sueño de los justos. Y mientras se siguen ventilando casos graves como que el líder de la FSTSE, hoy senador por el PRI, Joel Ayala Almeida, quien ha sido tres veces diputado federal y dos veces senador, este 2018 tendrá 21 años de legislador y además sigue siendo el mandamás del sindicato nacional de salubridad en donde tiene de parapeto a su sobrino Marco Antonio García Ayala, pues bien, Ayala Almeida benefició a siete de sus colaboradores con contratos como consejeros de Pensiones del ISSSTE y les pagan por cada asistencia nada menos que $130,000.00. A la fecha han recibido durante estos años 18’500,000,00. Esto en un país en crisis. Vergonzoso.
Asimismo, la delincuencia en el Estado de México, Michoacán, Guerrero, Oaxaca y Tamaulipas principalmente, es verdaderamente preocupante. Se percibe una casi total ausencia de la autoridad. La metida de pata del comisionado Alfredo Castillo en Michoacán de formar policías con los llamados autodefensas y con las policías comunitarias con lo que armó a grupos enfrentados históricamente, dando como último caso un enfrentamiento en La Ruana, con once muertos y decenas de heridos, cierres de caminos y carreteras con un crecimiento de los secuestros asesinatos y extorsiones preocupante.
En Guerrero la muerte y desaparición de normalistas de Ayotzinapa ha puesto de manifiesto la incapacidad de las policías de los tres niveles para resolver el caso, encontrar a 42 que aún no aparecen y reunir las pruebas contra los autores materiales e intelectuales para que comiencen a juzgarlos. Lo preocupante es que grupos subversivos se han mezclado con los manifestantes que exigen justicia y han comenzado con una serie de acciones al ver que las autoridades no hacen prevalecer el Estado de Derecho, cerrando la autopista a Acapulco tratando de “ahorcar” la principal entrada de divisas que es el turismo, asaltando camiones repartidores de víveres, buscando que las empresas que surten esas regiones lo dejen de hacer para que la sociedad se exaspere y forme parte activa de la inconformidad, cerrando centros comerciales o asaltando pequeños negocios.
¿Y qué decir del secuestro de autobuses? Es el pan nuestro de cada día. Y en cuanto se trata de detenerlos son capaces de lastimar a los policías al grado de mandarlos al hospital en estado grave y luego manejar de manera magistral a las comisiones de derechos humanos, tanto estatal como nacional, para que les den impunidad y que “no los vean feo”, mientras ellos desquician el estado y regiones adyacentes, pues ahora se encuentran en visita a otros estados en busca de que los apoyen o formar grupos que comiencen a hacer lo mismo en otras regiones.
Delicado ha sido la toma de edificios de las presidencias municipales, quemando las mismas, incluyendo el palacio de gobierno en Chilpancingo y edificios de los otros poderes; dicen que ya no tienen razón de existir, pues no reconocen al gobierno establecido y elegido por los ciudadanos y ahora amenazan con impedir las elecciones del año que entra. Con eso estarán a prueba nuestras instituciones.
Muy grave ahora que han comenzado a asesinar sacerdotes con la finalidad de que los católicos se sumen a la violencia y presionen al gobierno por su incapacidad de detener a los asesinos. Ya van cinco sacerdotes y dos seminaristas asesinados por los criminales, que siguen como si nada en medio de la impunidad.
En Oaxaca el gobernador siempre ausente en su misión de ver por el respeto a la ley, tiene que llegar a “acuerdos” con los grupos de poder de los maestros de la sección 22, para que inclusive le “presten” el zócalo de la capital para desarrollar eventos tradicionales. Y mientras, la toma de presidencias municipales ya es incontable e incontrolable.
En Tamaulipas la desclasificación de documentos de la PGR permitió que conociéramos que en el asesinato de los migrantes en san Fernando fueron los policías municipales los que entregaron a las víctimas a los asesinos, algo verdaderamente antinatura, lo cual viene a incrementar la desconfianza de la sociedad en las autoridades. Este estado es el número uno en desapariciones y también con un gobernador ausente y débil que no es capaz de enderezar el rumbo.
Con todo lo anterior lo único que esperamos para este 2015 es que se restablezca el Estado de Derecho en el país, que la autoridad esté de parte del ciudadano y que no sea cómplice de los criminales. Que volvamos a confiar en nuestras policías, sobre todo en las regiones donde se ha vuelto una constante la corrupción. Que las autoridades hacendarias y de economía se den cuenta que vivimos dos países: el que ellos creen que están gobernando y el real, el que padece cada día la sociedad. Que el área de desarrollo social vea la realidad lacerante de nuestro país, donde cada día hay más mexicanos tratando de salir del país buscando salir de su pobreza, un país en donde los asentamientos humanos de desposeídos cada día crecen casi igual que la corrupción y la impunidad.