El concepto de amor se transforma conforme la sociedad lo hace, y con las tecnologías de información y comunicación también han cambiado las experiencias afectivas, como los celos. Esta emoción es una respuesta ante un fenómeno o una persona que creemos es una amenaza y que podría quitarnos algo o a alguien que consideramos nuestro. A pesar de que los celos son una emoción, no sólo de los humanos, sino que también de algunos animales, como los perros y los gatos; en ocasiones la baja autoestima y la codependencia nos hacen generar pensamientos que derivan en acciones y actitudes dañinas para sí mismo y la pareja. Sí, los celos son una constante del ser humano, pero con las plataformas digitales que registran, guardan y exponen diversos elementos de nuestra vida, de forma atemporal, se requiere una nueva educación que también considere el formar a personas con los recursos psicológicos necesarios para enfrentar los nuevos escenarios sociales con una amplia presencia de tecnologías, que también readaptan las experiencias de vida; para así lograr disfrutar del afecto en un mundo hipermediado.
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Algunos de los momentos en que afloran los celos en pareja es cuando observamos la presencia de una tercera persona que puede tener alguna característica o actitud que, desde nuestro punto de vista, pueden ser atractivas para nuestra novia o novio, o incluso para sí mismo; es decir, observamos una competencia. Como si se tratara de una quiniela, pensamos en analizar qué tantas ventajas tenemos ante el oponente, por lo que imaginamos múltiples posibilidades, que nos dañan o tranquilizan; pero, con la posibilidad de investigar más sobre la vida de otros a través de Internet, se gesta un peligroso juego autoincisivo. Diferentes plataformas digitales, como Facebook y Twitter; así como múltiples dispositivos, como los teléfonos inteligentes, nos mantienen en contacto con las personas, ya sean cercanas o no, además de que registran nuestras actividades por largos periodos de tiempo; por lo que en ocasiones decidimos averiguar más de la persona que consideramos amenaza, si existen interacciones con nuestra pareja y analizamos dichos elementos; pero olvidamos que nos encontramos en un momento emocional y que simplemente las interpretaciones responderán a dicho estado.
Por otra parte, los celos también pueden desarrollarse por el pasado sexual o afectivo de nuestra pareja; para quienes utilizan medios sociales (como Facebook y Twitter), esto debe de tenerse muy en cuenta. Al registrarse nuestras actividades digitales, dejamos huellas de coqueteos, o simples juegos de adulación recíproca, de intentos por concertar una cita, de rupturas, duelos y enamoramientos, e incluso quedan en el olvido los contactos de quienes estuvimos interesados alguna vez. Esto dependerá de la forma en que una persona utilice las plataformas, si maneja una línea editorial o desea construir un personaje; por lo que estas consideraciones deben expresarse con la pareja y ésta deberá comprender que simplemente son un historial que no representa, directamente, el presente ni su realidad. Y en caso de que nuestra pareja haya generado un personaje o una identidad digital de gran exposición, que le signifique un recurso de intercambio de conocimiento, datos o capital social, esto deberá debatirse para lograr un acuerdo que le ofrezca tranquilidad y respete la libertad de ambos.
Retomando el tema de una nueva educación que considere el desarrollo emocional de los individuos, el hablar de los celos en pareja en el ámbito público no es una banalidad. Para el contexto laboral, estas emociones también impactan en la productividad, en la capacidad de hacer bien el trabajo y en el tiempo dedicado a éste; ya que pueden producir desvelos, extensas llamadas telefónicas y elevar el estrés a otros niveles; del que también se ha reconocido que afecta a la salud. Además, debido a las tecnologías de información y comunicación, en constante crecimiento, estas emociones pueden ser más frecuentes y dañar al desarrollo de las personas de forma más amplia.
Ante los escenarios de celos, la propuesta continúa siendo la confianza, la autoestima, la capacidad de sobreponerse a situaciones adversas y de tensión, así como el reconocer la libertad personal. La confianza significa el creer en la sinceridad de la pareja, reconocer su libertad y que aunque nos pudiese atraer otra persona, también somos sujetos capaces de decidir y superar impulsos. Por ejemplo, debemos considerar que lo aceptemos o no, nuestra pareja podría decirnos algún día que ya no está a gusto en la relación, ya sea por las propias dinámicas de pareja o porque conoció a alguien más; por lo que entra en juego la capacidad de generar acuerdos para lograr identificar si es posible reestructurar la relación, o si es mejor para los dos el separarse. Debido a esto, también es importante el consolidar la autoestima para reconocer que los problemas de pareja son de dos, que ninguno es el malo o bueno, sino que somos simples seres humanos tratando de convivir y formar una sociedad. También, nuestra pareja podría estar toda la vida con nosotros, gracias a un proceso de crecimiento colaborativo, por lo que debemos propiciar la empatía, el diálogo y momentos para recordarse que se está en unión por decisión; y evitar que los celos produzcan momentos de reproches, miedos y agresiones. Incluso, si la pareja falta a un acuerdo de monogamia física, intelectual o emocional (por cierto, estas últimas dos menos perceptibles y más profundas), el autoestima y la resiliencia nos permiten el reconocer si esa infidelidad no será superable o si es posible transformar la relación en una abierta: si estar juntos es bueno para ambos y de qué forma podemos apoyar al otro y a nosotros.
En este momento me encuentro en una relación formal que me ha enfrentado a sentimientos más profundos de los que había experimentado en pareja, y debo de reconocer que los celos han sido una constante, pues observo en mi pareja la materialización de varios elementos que esperaba de esa persona con la que deseaba formar una unión, y las amenazas me “parecen” ser varias. Sin embargo, poco a poco seguimos transformando los reproches y miedos en diálogos sobre lo que deseamos construir, sobre lo que pensamos del amor y los humanos; para que los celos no se nieguen, sino que se reconozcan como una emoción que aflora pero que también puede superarse. En una relación de pareja lo que se espera es compañía, apoyo y potencializar a la otra persona en conjunto; o al menos eso es lo que en este momento tengo, disfruto y agradezco.
@m_acevez