Hay quien pensaría que después de la identificación de Alexander Mora Venancio, uno de los cuarenta y tres estudiantes desaparecidos de la Normal de Ayotzinapa, su familia no pensaría más que en dar por concluida la búsqueda y los ya más de dos extenuantes meses transcurridos desde que perdieron el sueño, la calma, la paciencia y… a su hijo.
Ezequiel Mora, padre de Alexander, un guerrerense recio como muchos, que en las arrugas traen impregnada la ilusión de que sus hijos logren prepararse para tener una vida mejor -y lejos del crimen organizado- luce cansado física y moralmente, pero decidido a continuar luchando porque es inaceptable resignarse y “superar”.
Cada vez suena más fuerte el rechazo a los viejos esquemas, con nuevas prácticas, pues los operativos de represión, aunque se han actualizado, siguen siendo tan burdos como la prohibición de congregaciones juveniles en los años posteriores a la matanza de Tlatelolco.
Hoy, ante el mínimo riesgo de incitar a la sublevación organizada, se pretende generar el silencio al desenchufar una tendencia en redes sociales, como si en un abrir y cerrar de ojos, mediante el uso de la tecnología se pudiera apagar todo indicio de indignación.
Así, Ezequiel se convierte en símbolo de quienes exigen y se pronuncian de manera valiente sin abandonarse a la conformidad de que “ya todo pasó”; sin convencerse con un decálogo anunciado con expectativa que postula un México distinto a partir de la fórmula cuasi mágica, para restaurar la seguridad, la paz y la justicia.
En ese sentido, como ya he mencionado, es tarea del Congreso de la Unión, en primera instancia, analizar el decálogo, que de entrada, retoma propuestas que en su momento presentó Felipe Calderón y fueron rechazadas por el Revolucionario Institucional. El análisis y la discusión deberán tomar en cuenta todas las aristas de cada punto, como la centralización de la seguridad y cualquier cambio constitucional que comprometa la esencia del federalismo y las atribuciones de los municipios.
Un punto de especial atención, es la propuesta de que se asiente y garantice la equidad en materia de derechos humanos, pues en muchos de los más dolorosos e indignantes capítulos de nuestra historia que se han recrudecido e intensificado tienen en común la falta de respeto y de equidad en materia de justicia… y eso, Ezequiel, al igual que los otros cuarenta y dos padres, de igual forma que los padres de los cadáveres encontrados en las fosas que día con día se han descubierto como abrupta transformación de la geografía nacional, lo sabe.
Por ello, la palabra que sin lugar a dudas Ezequiel ha escuchado, pronunciado, pensado y exigido como nunca en estos dos meses, por la que se declaró, seguirá en pie de lucha por ser el mayor reclamo social, es justicia.
*Senador de la República por Aguascalientes, vicecoordinador del GPPAN. Sus bases formativas son la Contaduría Pública y el Derecho, desde donde ha ejercido apasionadamente el servicio público, la política y la representación social como férreo militante de Acción Nacional.
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