El cine ya no se graba en filme, mucho menos se proyecta en dicho formato y puede que ni siquiera se consuma en una sala de cine. ¿Eso le resta a la calidad del producto? No. Es un medio para contar historias. Es más, puede que ni siquiera haya que contar historias hoy en día, simplemente anécdotas o secuencias de diálogo y/o acción con una coherencia mínima.
¿Es tan malo que los estudios quieran exprimir al máximo sus propiedades intelectuales? Para nada, la intención de ver siempre más de nuestros personajes o universos favoritos es agradable, siempre y cuando se haga con calidad. Es terrible cuando las cosas resultan en material tan mediocre como X-Men Orígenes: Wolverine. Es de aplaudirse cuando se produce algo como la trilogía de El Hobbit. ¿Ofende que un libro lo dividan en tres mega producciones? No, si resulta en horas de diversión. ¿Se le puede decir cine? Esa sí es buena pregunta.
Podemos decir que las tres de El Hobbit se parecen más a un videojuego o una serie de televisión que a la estructura que se espera de una película. Entretenimiento en el nivel más bruto, ir a sentarse a la sala con la esperanza de disfrutar situaciones fuera de la realidad. No hablo de eso porque sea la Tierra Media, pero hasta los suburbios de Gone Girl o los gorditos de Paraíso son algo fuera de nuestra realidad. Nunca he entendido la necesidad del grueso de las audiencias por tener una conclusión concreta a la historia (¿Nick se queda con Amy?) o la molestia por saber el final o llegar tarde. Si la película es buena, no importa que hayas leído la trama en Wikipedia o la haya platicado tu mamá. Digo, uno se sube a una montaña rusa por la emoción del recorrido, no para ir de un lado a otro.
Puede sonar a que pongo el cine al nivel del entretenimiento más descerebrado pero más bien lo tonto es esperar un inicio, desarrollo y final en cada una de las experiencias dentro de una sala de cine. Un sello del cine independiente son los finales desconcertantes con corte a negros y el nombre del director. Sin mayor respuesta, es concederle inteligencia a la audiencia. Que El Hobbit: La Batalla de los Cinco Ejércitos para nada es una cinta indie, pero la producción nos considera con algo de cerebro al aceptar el contrato de que es una historia en tres partes. No vale la queja tipo abuelita de “ni final tiene” o la de hipster de “nomás fue para sacar dinero”.
Astigmatismo y Miopía: Hablando-no-hablando de La Batalla de los Cinco Ejércitos, es como inicio Bocadillo, una columna de cine (quesque) en La Jornada Aguascalientes. Aquí, espero, no habrá fichas técnicas ni sinopsis que puedes encontrar en los muros de Cinépolis. En Bocadillo hablamos de emociones y cine que vale la pena.