Estimado lector, mucho tiempo estuvimos platicando en esta columna de la posibilidad cada vez más real de que pudieran cambiar de forma significativa las condiciones macroeconómicas del país, y a pesar de que el secretario de Hacienda defiende su postura a capa y espada, y el gobernador del Banco de México ha querido ser lo más cauteloso posible, estamos actualmente ante una situación complicada.
Se está gestando una tormenta, no sé si perfecta, pero el primer problema que ya se estaba visualizando de forma cada vez más evidente era el precio del petróleo, el cual ha ido cayendo como Kamikaze de la Segunda Guerra Mundial. El martes pasado, el precio del petróleo Brent, que es uno de los que más se paga en cuanto a referencia cerró a 72 dólares por barril, y eso porque alcanzó a recuperarse ya que estuvo en algunos momentos por debajo de los 70 dólares. Esto implica que la referencia que el congreso aprobó de petróleo para el año siguiente será imposible de alcanzar.
Aunado a esto, la inflación no cede ni un ápice, y ya se está haciendo la programación para cerrar el año con una inflación superior al 4%. El salario mínimo y su aumento anual fueron pulverizados. La inflación ha sido superior a lo proyectado principalmente por los aumentos tan indiscriminados que han ocurrido de los servicios, entre los que contamos el agua, la luz y la gasolina. Por mucho que se quiera ahorrar en esos rubros, el cobro de esos servicios será mucho mayor. Lo problemático es para todos los mexicanos el rubro de gasolina, ya que falta el último del año y el “ajuste” anual de 50 centavos que harán en enero. Eso implica que tendremos un precio de gasolina un 50% más alto que en Estados Unidos. ¿Qué no el pretexto de los gasolinazos era que estaba subsidiada la gasolina? Entonces ahora se tiene un superávit de la misma ¿Qué se está haciendo con ese dinero, o se piensa hacer con él?
Todos los presidentes en su segundo año de gobierno estaban en plenitud, entre el apoyo todavía de las elecciones y que las personas todavía no estaban desencantadas. A Peña Nieto actualmente se le ve cada vez más débil. Voces que pedían su renuncia antes del primero de diciembre para convocar a elecciones se oyeron por toda la República, y su gran enemigo es la inseguridad. Por un lado, su reforma terrorista fiscal que no ha hecho más que desaparecer negocios y que se achique el pastel, por otro, la inflación galopante que ha impedido que los mexicanos puedan consumir más porque NO les alcanza, y el fortalecimiento del dólar que ha hecho que ya rebase los 14 pesos por dólar y que no se le vea límite, nos hacen pensar que están a punto de volver a hacer funcionar la máquina de hacer billetes y por tanto, regresar a los niveles de endeudamiento que tuvimos en los años ochenta.
No sólo su preocupación es la inseguridad, también lo es las reacciones del pueblo, que está cada vez más cansado del mismo discurso de Lupita D’Alessio, “hoy voy a cambiar”, siendo que no se cambia nada. En el ámbito local lo vemos con la noticia sea cierta o no, (que ya no se duda) de la casa blanca de la Procuradora Lorena Martínez, que se ve más como un golpe mediático a sus aspiraciones a gobernadora que otra cosa, aunque debe ahondarse al respecto, ya no estamos para aguantar más.
Aún con el golpe de suerte y mediático que es la muerte de Chespirito el domingo pasado, no debe el gobierno pensar que poner los funerales 24 horas al día y no dar más noticias que ésa en la televisora oficial (así es como se le llama ahora a Televisa) pueden ocultar el sol con un dedo. El problema está allí y en algunas entidades es tan grave que la economía está totalmente paralizada.
Se está gestando una tormenta y no veo cómo nos provean a todos de paraguas, porque el temporal será fuerte.
Es momento de dar el golpe de timón, de dejar a un lado las encuestas de popularidad y como ya se dio cuenta el Presidente, ya los mexicanos se cansaron de que nada más su virtud sea que está guapo. El pleito entre los empresarios beneficiados por Salinas (léase Slim) contra los que están siendo beneficiados por Peña (léase Azcárraga) puede perjudicar más que beneficiar al país.
Espero que las aguas se calmen, si no es así, ya lo sabe estimado lector, compre botas para la lluvia, una piragua y empiece a rezar.
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QUE COMIENCEN LOS JUEGOS DEL HAMBRE…
La policía te está extorsionando (dinero!)
pero ellos viven de lo que tú estás pagando
y si te tratan como a un delincuente (ladrón!)
no es tu culpa, dale gracias al regente.
Hay que arrancar el problema de raíz,
y cambiar al gobierno de nuestro país,
a la gente que esta en la burocracia,
a esa gente que le gustan las migajas.
Yo por eso me quejo y me quejo,
porque aquí es donde vivo y yo ya no soy un pendejo
el que no wachas, los puestos del gobierno,
hay personas que se están enriqueciendo.
Gente que vive en la pobreza,
nadie hace nada porque a nadie le interesa
Es la gente de arriba te detesta
hay más gente que quiere que caigan sus cabezas.
Si le das mas poder al poder,
mas duro te van a venir a coger
porque fuimos potencia mundial
somos pobres, nos manejan mal.
Dame dame dame dame todo el power
para que te demos en la madre
Game gime gime gime todo el poder