- Una obra más del vasto legado de Víctor Sandoval para Aguascalientes
- Los primeros diez años de historia del Centro de Investigación y Estudios Literarios
“Parece que fue ayer” dicen aquellos actores culturales que participaron, muy de cerca, en la creación del Centro de Investigación y Estudios Literarios de Aguascalientes (CIELA) Fraguas, justo ahora que está cumpliendo su primer década.
El origen de CIELA Fraguas se remonta a la donación de la biblioteca personal de Víctor Sandoval al estado de Aguascalientes, conformada por casi 10 mil libros y un acervo pictográfico de casi 150 obras plásticas; los cuales cuentan con la peculiaridad de que la gran mayoría están dedicadas por sus autores a Sandoval.
Se escucharon declaraciones de distintos participantes y personas cercanas a su fundación, se evocó el año 2004, cuando una idea del poeta aguascalentense dio pie a la creación del primer Centro de Investigación y Estudios Literarios del país.
Claudia Santa-Ana, la primer directora de este Centro, sirvió como apoyo para Víctor Sandoval en la reconstrucción del inmueble por sus conocimientos en el área arquitectónica. En el 2004, Aguascalientes se encontraba en un momento político complejo, pues en el último año de la administración de Felipe González, se le otorgó una licencia a éste para ausentarse e irse al Senado; León Rubio fungía como gobernador interino y Luis Armando Reynoso Femat, recién había sido electo gobernador. Con tres mandatarios, no se sabía a quién pedirle el apoyo correspondiente.
Cuando Santa-Ana colaboraba en el embalaje de diversas obras de la colección del patrimonio cultural de la Fundación Banamex en la Ciudad de México, Sandoval la invitó a su casa a conocer su biblioteca y obras que donaría al estado, para después comenzar con el proyecto: la primer etapa fue conseguir un espacio digno para la construcción del nuevo centro cultural literario, partiendo con una comitiva conformada por Francisco Ángel Cruz, Alejandro Lozano, Jesús Eduardo Martin Jáuregui, Víctor Sandoval y la propia Santa-Ana.
Durante esos meses se visitaron cinco fincas en venta ubicadas en el centro histórico ya que se pretendía encontrar un inmueble lleno de riqueza estética y espacial que permitiera el desarrollo de las actividades que ofrecería el nuevo espacio cultural, “tras meses sin respuestas, don Víctor y doña Ángeles (su esposa) llegaron al estado manifestándome su molestia por el retraso en la compra de la casa, incluso llegó a decir que olvidaría el proyecto y entregaría sus colecciones a un estado vecino; al escuchar esto me fui a la dirección general a llamarle al gobernador y exigirle actuación”.
Fue entonces cuando aquella casa en la calle Ignacio Allende, hogar de religiosas católicas con puerta neobarroca y construida por Refugio Reyes en 1908, con elementos arquitectónicos que datan de los siglos XIX y XX, se confirió como el CIELA, agregándosele después el vocablo “Fraguas” por Martin Jáuregui, por ser el poema más significativo de Sandoval.
El propósito era concertar un centro para el estudio de literatura y arte en Aguascalientes, incluyendo no sólo la creación de obra literaria sino también de investigación, que impulsara la creación literaria del país, y que a mediano plazo se convirtiera en un referente en el centro occidente.
Se comenzaron las acciones ejecutivas de restauración del inmueble como monumento artístico, ya que la casa con su medio centenar de puertas requerían intervención en cada vértice por su deterioro a causa de la humedad; la parte de la supervisión estructural estuvo a cargo del poeta e ingeniero Oscar Santos, quien contribuyó al embalaje de los libros para agilizar su traslado desde la Ciudad de México y que llegaran el domingo 22 de febrero del 2004. La obra dio inicio en mayo de ese mismo año, financiada con recursos mixtos del Programa de Apoyos para el Fortalecimiento de las Entidades.
Para ese entonces, Sandoval le encargó la dirección general del CIELA a Claudia Santa-Ana, quien aceptó el reto con gran entusiasmo, confesando que cada etapa fue un conjunto de retos técnicos, legales, administrativos y humanísticos, pero que a diez años de su primer tarea puede observarse que el trabajo se dejó bien sustentado, pues toda la programación inicial se continúa hasta la fecha.
A la dirección de Santa-Ana se unieron Juan Pablo de Ávila, José Luis Justes y Mónica Traviotto, quien inició las labores de catalogación de la biblioteca. Para el domingo 31 de octubre del 2004 fue inaugurado oficialmente el CIELA Fraguas ante un tumulto de personas y autoridades culturales, a quienes se les entregó un pequeño grabado del logotipo diseñado por Marisa González y la granada que anima el conocido poema de Sandoval (Fraguas).
La primera exposición fue Los Amigos del Café de Andrea, donde se exponían cartas, fotografías y libros junto a ejemplares de revistas culturales. En enero del 2005 abrieron los talleres y cursos literarios que recibieron tanto a escritores con trayectoria como a iniciadores jóvenes, e inclusive llegaron al Centro de Reeducación Social gracias al trabajo de Juan Manuel Rodríguez.
Juan Gelman ofreció la primera conferencia y lectura de su obra, mientras que Jaime Augusto Shelley coordinó el primer taller especializado de poesía, así como la exposición Bosque de la Utopía de Emilio Carrasco. A su vez, el Centro fue el encargado de impulsar el Premio Nacional de Literatura Joven “Salvador Gallardo Dávalos” y de la ceremonia del hoy llamado Premio Bellas Artes de Poesía Aguascalientes.
“Lamentablemente observamos que la plantilla laboral se empezó a reducir por decisión de la administración en turno y la segunda etapa del proyecto se quedó en papel, aun así se hicieron los esfuerzos para sacar a flote el proyecto a pesar de quienes, desde afuera y adentro, buscaron minarlo desde la traición, la descalificación y confrontación, práctica que seguimos viendo”.
En su declaración sobre la gestión cultural, Claudia Santa-Ana señaló que va más allá de un trabajo de oficina o de campo, pues requiere de un fuerte compromiso personal y que exige disciplina, visión, tacto, prudencia y hasta un conocimiento general de la situación externa.
“Detrás de todo hombre hay una gran mujer, si no por lo menos, la decisión de una gran mujer”, exclamó Jesús Eduardo Martin Jáuregui, entrañable amigo de Sandoval y colaborador del CIELA Fraguas; así fue como inició todo el proyecto.
La esposa de Víctor Sandoval quería regresar a Aguascalientes, y después de observar nuevamente casas en el estado, el poeta le indicó que tenía el grave problema de dónde dejaría sus libros y obras pictóricas, “me dijo: ¿no crees que al gobierno le interesen? Claro, a modo de resguardo para uso público sin fines de lucro”, comenzando la plática con el gobernador Felipe González, quien aceptó el reto de conseguir y crear un espacio para albergar esas colecciones, “empezamos a ver algunos sitios y tratar de aterrizar la figura jurídica que pudiéramos darle, recomendé que en principio no hiciera la donación sino un contrato de comodato”, dentro del documento iría una cláusula en donde se manifestó que para cuando ya existiera una forma definitiva de garantizar que la colección permanecería junta, ya se consideraría la donación.
Sandoval le sugirió a Martin Jáuregui una institución ubicada en Bogotá, Colombia, que se llama “La Casa de Asunción Silva” y que se concentró como un organismo público creado por el escultor Federico Silva, “nos facilitaron copias de su acta constitutiva y empezamos a trabajar sobre ellas, haciendo por un lado la figura del contrato de comodato y por el otro la figura de una asociación civil para la conservación de la obra; Víctor invitó a Claudia Santa-Ana para elegir la casa donde se colocaría el centro”.
Tras recorrer algunas fincas del centro se eligió la recidencia actual, sólo que la propiedad tenía un problema de sucesión, la operación iba a significar muchos impuestos y los vendedores no estaban de acuerdo en pagar, por lo que se detuvo la compra. En ese lapso de tiempo, el entonces rector de la UAA, Antonio Ávila Storer, le ofreció a Víctor Sandoval que si no se aterrizaba su proyecto con el gobierno estatal, la Universidad lo apoyaba y podía recibir la colección. Martin Jáuregui reconoció haber aconsejado al poeta no cambiar los planes, ya que no consideraba pertinente “quedarle mal al gobierno”. Se insistió al gobernador para que la situación se movilizara, se giraron las instrucciones para la preparación de la documentación, y se le encargó a Martin Jáuregui el asunto de la escrituración de la casa, sobre todo la planeación fiscal.
Con el siguiente gobernador, Luis Armando Reynoso Femat, se firmó toda la documentación asegurándose que la obra y colección de su vida estaría resguardad en un espacio público sin fines de lucro.
Martín Jáuregui, actual ombudsman, aclaró que no fue José Luis Rubalcaba quien estuvo al frente del acondicionamiento del inmueble, “eso lo hizo Claudia con la asesoría de Luis Ortiz Macedo”, miembro del Seminario de Cultura Mexicana.
La idea del contrato de comodato
La raíz del documento era que Sandoval tuviera la certeza que su obra y colección permanecieran juntas y en reguardo, por eso se prefirió en primer instancia, dejarlo sólo en figura de comodato, pues en ocasiones los gobiernos suelen ser inconstantes y lo que se hizo en una gestión puede que en la siguiente ya no esté; para evitar este tipo de situaciones se constituye la asociación civil del patronato, quien fungió como intermediario. Al momento de que el gobierno marca al CIELA como decreto cultural, la hipótesis se cumple y el contrato pasa a ser de donación.
Recurso-inversión
La situación de la casa elegida por el comité, mantenía un estatus jurídico no sencillo: por tratarse de una herencia, los vendedores la había recibido a título gratuito representado un costo de adquisición de cero, al venderla se pretendía pedir 2 millones de pesos, lo cual le representaba al menos 600 mil pesos de impuesto, en consecuencia se tuvo que hacer la figura para que se aportaran a la asociación y diversos movimientos jurídicos que Martin Jáuregui operó.
La inversión para la creación del CIELA Fraguas fue más de dedicación, tiempo, esfuerzo y trabajo, que de dinero; sobre todo para Sandoval, pues dedicó casi toda su vida a una colección tan especializada, algunas -muchas- óperas prima, ediciones príncipe y con dedicaciones de sus autores, “eso no le costó un peso al estado pero sí muchísimo a Víctor”.
Parte importante de su creación era la investigación, cosa que no se da en el centro realmente ¿qué sucede?
“Ahora tenemos algo que hace diez años no, una Universidad de la Artes, donde se hace investigación y desarrollo de ella, entonces en algún sentido se podría pensar en evitar duplicar el trabajo y mejor trabajar en conjunto, para dejar la vocación poética del CIELA Fraguas y la de investigación en la Institución; no veo ningún problema en que los estudiantes y artistas de la Universidad pudieran irse allá, porque se daría sentido y función a esta cosa innovadora que no existía en México: nuestro CIELA Fraguas.
José Luis Justes Amador es otro de los actores principales de este espacio literario, para el poeta y traductor, “diez años son poco, muy poco, para un proyecto cultural pero aun así, el Centro ha logrado posicionarse como uno de los referentes para la creación y la divulgación literaria (y no sólo literaria) de nuestra ciudad”.
Desde su perspectiva, lo más destacado sería, sin lugar a dudas, la presencia en dos fechas ya señaladas, de las voces más interesantes de la poesía nacional e internacional en las Jornadas de Poesía en torno al premio Aguascalientes y el Encuentro del Mundo Latino.
“En el área de investigación sé que llegan muchas críticas, entendemos investigación remunerada, entonces sí pienso que el Centro adolece de ella; pero si entendemos investigación como abrir un libro, leer un autor y pensar y dejar por escrito lo que uno piensa creo que el problema, si lo hubiera, no es entonces del Centro. Es un problema demasiado complejo y que viene de dos mundos, complementarios y opuestos al mismo tiempo, la academia y la literatura”.
La mayor baja del CIELA Fraguas, según su memoria, es sobre todo la falta, no generalizada pero si notable, de asistencia a las presentaciones, lecturas, mesas redondas, en general a las actividades organizadas; esto no es problema del Centro sino de la actitud de la población, de las autoridades y de los propios escritores y talleristas invitados.
Entonces, ¿qué le falta a CIELA Fraguas para ser mejor explotado? “Supongo que como a todos los proyectos culturales: presupuesto”.
Juan Pablo de Ávila fue un hombre dedicado a la palabra y al Centro; ya que no lo tenemos presente en vida, nos dirigimos con uno de sus más entrañables amigos, Guillermo Saucedo (actual director del Museo Posada) para que nos hablara un poco de lo que observaba de Ávila con respecto al CIELA Fraguas.
“Si la memoria no me falla, este proyecto surge de una mesa de café entre Jesús Eduardo Martin Jáuregui y Juan Pablo de Ávila. Desde que lo conoció, Juanpa fue amante de la promoción de la literatura y las artes, con esa inquietud y el arrastre que tenía con los chavitos, tenía toda la posibilidad de preparar talleres y mantenerlos en su cupo máximo. De ahí fue como inició todo junto con don Víctor Sandoval”.
Al crearse el Centro se crea también un grupo de trabajo muy interesante, primero Claudia Santa-Ana y Juan Pablo de Ávila, después Juan Manuel El Cholo y José Luis Justes Amador, “en esa primer etapa fue interesante porque era muy padre ver muchas actividades, una cierta laxitud porque podías fumar dentro del espacio -cosa que ahora se prohíbe- atraía mucho a los jóvenes el ambiente que tenían como equipo de trabajo”. Sin embargo, como en todo, el declive de la “perfección” no pudo evitarse, de pronto todos comienzan a salirse del Centro, de Ávila se tiene que retirar por cuestiones de salud y se lleva -sin querer- a ese gran grupo de jóvenes seguidores.
Luego comenzaron los ajustes administrativos, la reubicación de la gran parte de la plantilla laboral, incluyendo a Santa-Ana, “llegó a un estado de oscuridad en cuanto a personal, y aunque por inercia, las actividades se realizaban, el clima se sentía muy distinto”.
¿Qué te decía Juan Pablo de Ávila del CIELA Fraguas?
“Muy en el fondo, lo sé, se sentía muy orgulloso de haber formado parte de la creación, sacrificaba horrores su vida, porque trabaja desde las siete hasta lasnueve u once de la noche, y todavía llegaba a casa a revisar pendientes de la secundaria; llegó un momento en que tuvo que comprender que debía decir adiós porque ya estaba muy agotado, física y emocionalmente. Yo creo que si algún día Juanpa quiso tener un hijo, el CIELA lo fue”.
El actual Centro de Investigación y Estudios Literarios de Aguascalientes
Mariana Torres Ruiz funge como la actual directora del Centro, ella con todo y las actividades que ha hecho dentro del Instituto Cultural de Aguascalientes, ha mantenido estos últimos cuatro años, un CIELA activo, firme y con mucha sed de recibir a nuevos usuarios. Aunque confesó desconocer muchos de los datos históricos del Centro, compartió parte de lo que conoció y descubrió a su llegada.
“En un principio el CIELA no dependía de la dirección editorial sino de la Universidad de las Artes, cuando me toca venirme a la dirección, se adscribe a esa área y queda un círculo cerrado perfecto. Cada una de las personas que han estado aquí, han dejado algo valioso que se puede continuar, recuperar y transformar; desde las cabezas anteriores hasta el equipo operativo”. Una de las fortalezas que tiene el Centro son los proyectos literarios más antiguos, como el Premio de Bellas Artes de Poesía, el Encuentro de Poetas del Mundo Latino y el Premio Salvador Gallardo Dávalos.
Como en todo, los proyectos son perfectibles y Torres Ruiz reconoció tener un punto pendiente -muy grande por cierto- que es el de la investigación; el Centro se creó como un espacio de formación y creación literaria pero también de investigación, “en alguna ocasión alguien que obtuvo una beca federal, donde su proyecto eran narraciones de leyendas históricas de Aguascalientes, nos pidieron las instalaciones y las abrimos para su investigación. Sabemos que la investigación requiere de estructura, no solo económica sino también de espacios, en ese camino queremos apuntalar, es la tarea pendiente que estamos viendo de qué manera vincularnos”,
Ante todo, destacó tener que ser objetiva en que la investigación requiere de dos partes: inquietudes de investigar y la parte de la institución que los cobija (la inversión económica); ambas partes tienen que aportar lo que les toca; ese ha sido uno de los principales problemas pues no hay investigadores que realmente tengan esa inquietud, hay muy pocos investigadores independientes que sin necesidad de un recursos gubernamental comienzan su proyecto, “el CIELA siempre estará abierto para ellos, es más, los invitamos a que nos tomen en cuenta, aquí podemos ayudar mucho en su investigación”. Ese, apuntó ser uno de sus retos como directora del Centro, empezar a apuntalar estrategias para vincular al CIELA con la investigación.
Fortalezas y Debilidades
Desde la perspectiva de Mariana Torres Ruiz, por sí solo, el Centro es su gran fortaleza, pues este proyecto es único en el país, porque no es una casa de animación cultural, es un Centro dedicado a una disciplina artística específica, eso lo fortalece, pues tiene una visión muy clara del trabajo a realizar.
En segunda instancia, la generosidad de la gente que participa por buena voluntad, los autores, promotores, los jóvenes escritores, el mismo público que asiste a las actividades y talleres ofrecidos.
De las debilidades, la más grande, es darse a conocer, que más personas sepan qué es y la labor que hace el Centro, “si bien hay personas que no saben ni dónde estamos ni qué somos, por eso tratamos de buscar cómo llegar a más púbicos”, además de atender la parte de la investigación.
Servicios
Desde el 2011, el Centro organiza la Feria del Libro, es el centro de operaciones que involucra a todo el Instituto Cultural de Aguascalientes, es el cerebro de varios Premios otorgados en el estado -en el ámbito cultural- y es donde se reciben a las escuelas de educación básica para las visitas guiadas.
El programa de Fomento a la Lectura, sus salas de lectura no dependen ya directamente del Centro, pero fungen en ocasiones como sedes de algunos diplomados y talleres de fomento a la lectura, así como presentaciones editoriales (al menos una al mes).
Actualmente se ofrecen once talleres que van desde la parte más técnica de redacción, ortografía y corrección de estilo, hasta unos más especializados como la escritura, pero desde la perspectiva filosófica, la creación literaria, el de ensayo y periodismo cultural. Para quienes gusten de literaturas en otros idiomas, existe un taller de apreciación de literatura prehispánica; otro para jóvenes sobre el rap y la rima (el cómo vincular esta manifestación contemporánea a la lírica); algo más clásico sobre conversaciones con la literatura clásica del Siglo de Oro Español, “este es de los más seguidos porque a mucha gente le gusta esto de los poemas rimados, los romances, la lírica, estas formas tan tradicionales de los versos”.
Para los gustosos de la historia y la investigación, se abrió un taller sobre mitos de las culturas originarias titulado “De vuelta al origen”, que trabajan con los griegos, los hindús, los romanos, y demás.
En los últimos años, un mismo usuario se inscribe a más de dos talleres, cada mes, por lo menos, se pretende realizar una presentación editorial, conferencia con relación a aspectos literarios y filosóficos, y lecturas en voz alta para quienes mantienen una actividad numerosa dentro de estos talleres.
Los talleres son de cupo limitado a quince personas, aunque en algunos casos, la media de usuarios por taller está entre ocho y doce; las visitas que atiende el Centro van desde diez hasta 40 estudiantes, y en las tertulias se busca atraer a dos grupos de distintas escuelas para que haya una dinámica de intercambio, ahí reciben hasta 80 estudiantes.
El servicio de biblioteca es uno de los “placeres del Centro”, como se dijo al inicio, Víctor Sandoval donó toda una colección de cientos de obras especializadas, la gran mayoría es acervo literario, pero también hay una colección de arte y otras ciencias, que hacen que la catalogación sea del cero al 900, es decir, tiene de todas las áreas. Por lo mismo, la dirección general abrió la posibilidad de que el usuario se llevara el libro a casa pero con ciertos candados, “la credencialización es sólo para jóvenes estudiantes que acrediten su institución y que muestren responsabilidad al cuidado de las obras”.
La directora general manifestó que la biblioteca es “de goteo”, es decir, pocos usuarios pero constantes, no puede ser multitudinaria como la Jaime Torres Bodet porque tiene un perfil muy específico, pero cada vez más se tienen estudiantes credencializándose y llevando obras a sus hogares.
“A lo largo de este tiempo, el CIELA Fraguas ha corrido con suerte de ser un proyecto que ha logrado mantener continuidad, hemos sido testigos en la historia del país, que hay proyectos que se abren y se abandonan, proyectos sólo para la foto del funcionario y se dejan; el CIELA siempre ha tenido en su operación, la suerte de contar con gente que lo asume con mucho cariño, no sólo como un trabajo sino que le pone corazón; cuando pasa eso se buscan todos los medios posibles para que funcione, independientemente de los problemas que se ven en la administración diaria de gobierno”.
Para la actriz y escritora, estos diez años han servido para que el CIELA pase la etapa de riesgo de venirse abajo; pero para que llegue a la cúspide, tienen que pasar más de diez, para el Centro, esto es el inicio de una nueva etapa, un nuevo horizonte a su favor.