“El poder de conciliación de la vida y la muerte es sin lugar a dudas el principal atractivo de que dispone México. A este respecto mantiene abierto un registro inagotable de sensaciones, desde las más benignas, hasta las más insidiosas”, afirmó André Bretón, padre del surrealismo después de visitar nuestro país en 1938, y es que “México, mal despertado de su pasado mitológico sigue evolucionando bajo la protección de Xochipilli, dios de las flores y de la poesía lírica, y de Coatlicue, diosa de la tierra y de la muerte violenta”.
Hoy la apreciación de Bretón, con todo y que suene como un designio, no puede aceptarse como sentencia, ni siquiera porque el proceder y las declaraciones de muchos actores -y actrices- de la escena pública, ratifique un ambiente surrealista en el México de nuestros días.
Ante tal escenario, el Congreso de la Unión y la propia sociedad civil son decisivos en la restauración institucional, que no puede limitarse a pronunciamientos y manifestaciones. La primera semana de noviembre, expertos del observatorio económico México ¿Cómo vamos? coincidieron en que la falta de seguridad, corrupción e impunidad son los principales factores que deben ser abordados para crear un Estado de Derecho como base para el crecimiento y es que no habrá reformas con efectos positivos sin que se establezca una solución integral y seria para acabar con estos lastres que han llegado a niveles escandalosos.
Así, el primer paso será garantizar que el titular de la Fiscalía Especializada en materia de delitos relacionados con hechos de corrupción -cuyo registro de aspirantes concluye hoy- posea honestidad a toda prueba, así como la capacidad operativa y técnica para encarar el gran reto de dirigir una serie de acciones decisivas que deberán surtir efecto en el corto plazo, así como la aprobación de la creación del Sistema Nacional Anticorrupción, que estamos seguros, los diputados de distintas fuerzas políticas habrán de apoyar, como ya lo han externado.
No se puede pretender regresar a la nación de décadas atrás, no se puede menospreciar el peso de la opinión pública, la capacidad de organización, ni la libertad e inmediatez que implican el uso de las tecnologías de la información, mucho menos emplear el viejo discurso de la conspiración de minorías para ejercer un control fallido de las masas cuando no se puede tener un control sobre gobiernos e instituciones.
Urgente que el propio marco legal se modifique para atender de raíz aquello que se ha salido de las manos, como recurso indispensable para recuperar la credibilidad y eficacia de la autoridad tanto presente como futura, y así, dignificar la vida pública en todos los niveles, para dejar de burlarnos de nuestro destino surrealista y evolucionar hacia escenarios esperanzadores del crecimiento que en México ya no se pueden aplazar.
*Senador de la República por Aguascalientes, vicecoordinador del GPPAN. Sus bases formativas son la Contaduría Pública y el Derecho, desde donde ha ejercido apasionadamente el servicio público, la política y la representación social como férreo militante de Acción Nacional.
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